Advertencias a un Macho Paternalista
Estoy
segura de que si nos cruzáramos por la calle, yo no sería invisible para ti. Me
ficharías con la mirada, me darías un repaso a culo, tetas y cara y valorarías
si a tu juicio estoy buena o no.
Si
decidieras que sí, probablemente sentirías la necesidad de hacérmelo saber, ya
que tienes muy claro que toda mujer debe conocer tu opinión sobre su cuerpo.
Tras
una vida dedicada a equivocarme me quedan pocas certezas. La primera es que los
hombres no sois unos salvajes irracionales, sino que sois perfectamente capaces
de controlar vuestros instintos y vuestras emociones igual que lo somos
nosotras.
La
segunda, que si no es tu caso y tú sí te consideras un simio de necesidades y
pulsiones sexuales incontrolables, resultas un peligro para la sociedad y para
las mujeres, por lo que deberás ser encerrado y castrado.
Desgraciadamente
para ti, vivimos en una época donde te han enseñado que las mujeres son objetos
sexuales para tu disfrute, y donde te han convencido de que puedes hacer lo que
te dé la gana. Luego llegan las lágrimas y la podadora.
En
este sentido un hombre como tú sólo puede meterse en problemas por una razón:
ser un macho condescendiente que nos sigue tratando con paternalismo y nos
pretende aconsejar sobre cómo evitar ser violadas.
¿Cómo
explicártelo? Un macho busca problemas cuando culpabiliza a las víctimas de
agresiones sexuales y quita responsabilidad a los agresores.
Las
causas de una violación no son ir por calles oscuras, ni la minifalda, ni el
escote, ni el alcohol ni la actitud provocativa: la causa son los violadores.
Un
macho busca problemas cuando se deja arrastrar por ese discurso tan antiguo y
tan actual a la vez de que las calles son de los hombres y las mujeres deben
privarse de su libertad, recluirse en el espacio privado y esconderse o taparse
para evitar problemas.
Un
consejo. Cierra la boca. Porque no tienes ni idea de cómo funciona el cuerpo ni
la naturaleza humana. Vives en tu viejo mundo que se cae a pedazos y no te
estás dando cuenta, crees en una sociedad donde los hombres son agresivos y
sexualmente incontrolables por naturaleza y no por aprendizaje social.
Pero
no es así y nosotras lo sabemos, pero sigues aferrándote a ese discurso que
mantiene tus privilegios y tu estatus social de opresor que encierra el máximo
riesgo. Sobre todo para ti.
Cada
vez que te digan que una mujer es culpable de haber sido violada, no les creas.
Cada vez que te animen a utilizar expresiones como "vestirte como una
putilla", pregúntate si en vez de aconsejar a las mujeres sobre qué hacer
para evitar ser violadas no sería más adecuado enseñar a los hombres a no
violar. Luego sigue tu camino si es que te dejamos.
Pero
aprende a escuchar a las mujeres, esas que no tenemos nada que perder porque
somos, de momento, ciudadanas de segunda, pero tenemos mucho que ganar con la
desdicha de machos paternalistas y vuestros patéticos intentos de llamar la
atención.
Aciertas
al llamarte a ti mismo invisible, que cada vez lo sois más. Menos acertada es tu
idea de llamarnos "señoritas": ni lo somos ni lo queremos ser. Somos
lo que nos dé la gana, somos libres, somos fuertes y las calles también son
nuestras.
Xesca
La Fresca