miércoles, 20 de enero de 2016

Marie Lavoisier. "La Madre de la Química Moderna".



Marie Anne Pierrette Paulze (Montbrison, Francia, 20 de enero de 1758 - 10 de febrero de 1836), conocida como Marie Lavoisier está considerada como "la madre de la química moderna".

Marie Lavoisier ha sido frecuentemente mencionada en su papel de esposa del científico Antoine Lavoisier, aunque son menos difundidos sus logros científicos en la química.

Hija de aristócratas, Marie fue la única mujer entre los cuatro hijos que tuvieron Jacques y Claudine Paulze. La madre murió cuando ella tenía tres años y por tal motivo Marie fue traslada a un convento. Este triste acontecimiento es el que, paradójicamente, contribuyó a su buena educación, pues eran los conventos del siglo XVIII los lugares más apropiados para acceder a una educación sobresaliente.


Dadas sus  dotes y habilidades intelectuales, su formación fue consolidándose de tal modo que adquirió fama de mujer culta y erudita. Sabemos que dominaba varios idiomas –entre ellos el latín y el inglés–, que estudió pintura y que se convirtió en una diestra dibujante y grabadora.



 Marie-Anne tenía 14 años cuando se casó con Antoine, de 28, en aunque arreglada también a la usanza de esos tiempos. Tras ella, la joven pareja entabló un efectivo encuentro emocional en el que ambos terminaron realmente enamorados un matrimonio feliz y armonioso en el que reinaron la confianza, el aprecio y la fidelidad

Marie-Anne asistía a Lavoisier en el laboratorio durante el día, anotando observaciones en el libro de notas y dibujando diagramas de sus diseños experimentales.


Los estudios que realizó con el pintor Jacques-Louis David le permitieron dibujar con precisión los aparatos del laboratorio, algo que finalmente resultó de gran utilidad cuando se buscó entender los métodos y resultados de Lavoisier.

Madame Lavoisier fue también la organizadora y editora de los informes.

Juntos, los esposos Lavoisier rehicieron el campo de la química que, habiendo tenido sus raíces en la alquimia se había convertido en un saber dominado por la noción de flogisto difundida por Georg Stahl.

En el siglo XVIII la idea del flogisto (un elemento similar al fuego que se libera durante la combustión) fue usada para describir las propiedades aparentes de los cambios que la materia experimentaba cuando se quemaba.

Debido a su dominio del inglés, latín y francés, Marie-Anne, realizó traducciones de varios trabajos sobre flogisto para que su esposo los leyera.

Probablemente su traducción más importante haya sido el Ensayo sobre Flogisto de Richard Kirwan, traducido y a la vez criticado por Madame Lavoisier, con notas al pie en la que puntualizaba los errores químicos del trabajo.

También tradujo obras de Joseph Priestley, Henry Cavendish y otros investigadores, que resultaron un aporte invalorable para Lavoisier.

En el caso del flogisto, fue la traducción de Marie-Anne la que lo llevó a la convicción de que la hipótesis era incorrecta, lo que a su vez lo orientó en sus estudios sobre la combustión y su descubrimiento del gas oxígeno.

Se puede entender así la razón de que hoy muchas historiadoras no dudan en otorgarle a Marie-Anne el título de “Madre de la Química”.