miércoles, 6 de enero de 2016

El primer Amor de toda Mujer debería ser el Amor Propio




Ya me cansé de complacer a los demás. Debo admitir que por mucho tiempo creí que agradar a otrxs era una de las cosas más importantes. Hoy ya no me parece sea así, pero aún y cuando lo sea, ya no quiero hacerlo.

He comprendido que soy una persona completa. Antes temía al rechazo y no aceptaba la idea de no gustarle a alguien. Esto hizo que mi mente se saturara por completo. Llegué a un punto donde ya no había cabida para mí.

Decir “NO” me libera

Creía que ir por la vida haciendo lo que quería era sinónimo de libertad. Ahora he comprendido que hay algo más importante: no hacer lo que no deseas.

Cuando eres incapaz de negarte a hacer algo, te encadenas a los deseos de otras personas. Da lo mismo si es tu jefe, un amigx o un familiar. En algún momento sentirás que no estás haciendo nada de provecho por ti.

Incluso si te dicen que te agradecen el sacrificio que eso pueda conllevar, complacer a los demás es una carga muy pesada. Aprendí que decir “NO” significa que soy libre.

Hoy me apetece vivir mi vida como la deseo. Muchas veces esto implica quedarme en casa o salir con menos personas de las que creía necesario.



Ya me gusta tomar decisiones

Complacer a los demás te acerca mucho a ser un autómata. Terminas haciendo lo que otrxs quieren porque crees que son más sabixs. Y tal vez lo son, pero cómo aprenderé si no tomo mis propias decisiones.

Cómo vivir, qué hacer, qué sentir, dónde estar… son cosas tan básicas y tan importantes al mismo tiempo. Comprender que el único/a que puede regir tu vida eres tú abre una gran cantidad de puertas.

Me han dicho que soy más egoísta. Es cierto y no me molesta. Muchos podrán decir que esto es malo pero solo es así cuando lastimo a otros. Mientras viva de tal forma que mis valores y seres queridos no salgan lastimados, ninguna decisión puede ser negativa. Lo siento por aquellos que habían definido una vida para mí.

No me preocupa haberlos defraudado porque sé que quienes me quieren, desean lo mejor. Lxs demás simplemente pueden marcharse de mi vida. Si no querían lo mejor para mi, posiblemente no deban estar aquí.

Aprendí a pedir ayuda

Cuando me cansé de complacer a los demás aprendí que hay mucha gente dispuesta a ayudar. Algunxs estuvieron en cada paso que di y otrxs solo cuando se lo pedí. Esto no significa que le importe a unxs y a otrxs no.

Es solo que cada uno/a tiene su vida y no pueden enfocarse en la mía. Aprendí que los verdaderos amigxs están ahí a pesar de todo. Cuando te necesitan, lo dicen. Cuando lxs necesitas, llegan.

Antes creía que nadie querría apoyarme pero he aprendido que esa idea se debía a mi inseguridad. No es que hoy sea perfecta, solo aprendí a amarme y confiar en lo que valgo.

Dije “adiós” a las relaciones tóxicas

Cuando dejé de complacer a lxs demás también me alejé de las relaciones destructivas. Esas que con una palabra te hieren a propósito o que no están nunca a tu lado. Esas personas que me hacían sentir insegura/o ya no las quiero más.

Hoy he decidido rodearme de amigos/as verdaderos. Descubrí que son menos de los que deseaba pero justo los que necesito. Ya no estoy dispuesta a tolerar cualquier cosa porque me acepten. He debido decir “adiós” incluso a parte de mi familia. Claro que es más complicado pero se trata solo de poner límites. No les gusta mucho, pero ¡qué bien me sientan!

Complacer a los demás no te lleva a ningún lado

Fuente: lamenteesmaravillosa.com