Flapper
es un anglicismo que se utilizaba en los años 1920 para referirse a un nuevo
estilo de vida de mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, no llevaban corsé,
lucían un corte de cabello especial (denominado bob
cut), escuchaban música no convencional para esa época (jazz), que
también bailaban.
Su
actitud independiente y feminista parece haber tenido cierta influencia sobre
la actitud posterior de muchas otras mujeres.
Las
Gibson
girls (dibujos de pin-ups de los años 1890) suelen considerarse como un
precedente, pero las flappers aparecieron en el periodo de liberalismo que
siguió a la Primera Guerra Mundial.
Después
de la Primera Guerra Mundial se produjo un gran cambio en la moda. La mujer se
incorporó al trabajo, consiguiendo emanciparse y liberarse de la opresión machista
de la sociedad.
Desde
1910 una flapper pasó a ser cualquier adolescente impetuosa, a menudo,
incluidas las mujeres menores de treinta años. Solo en la década de los 20 el
término fue acogido como una moda y estilo de vida de mujeres provocadoras e
inmaduras a la vez.
La
primera aparición de la palabra y la imagen de una flapper en los Estados
Unidos provenía de la popular película de Olive Thomas de 1920 The Flapper. Esta fue la primera
película en los Estados Unidos que retrataba el modo de vivir de las flappers
que pronto se haría moda en los años 20.
Olive
Thomas ya había protagonizado un papel similar en 1917, aunque no fue hasta The
Flapper en la que la joven actriz fue asociada como imagen a este estilo de
mujeres. Otras actrices pronto dirigirían sus carreras construyendo la misma
imagen que Thomas como flapper.
Lo
más escandaloso de las flappers es que usaban mucho maquillaje, anteriormente limitado a las actrices y prostitutas.
Bebían
licores fuertes, fumaban, conducían, con frecuencia a mucha velocidad, y tenían
otras conductas similares a las de un hombre, y que eran un desafío a las leyes
o contrarias a lo que se consideraba en ese entonces socialmente correcto.
Se
cortan el cabello a la Garçonne (mujeres
andróginas), y sus trajes se vuelven sencillos para poder ir a trabajar y
caminar rápido. No hay casi hombres con lo que el papel de esposa y madre quedó
relegado para soñar con ser actriz, bailarina o parecerse a ellas. La moda ya
no la dictaba la aristocracia sino las actrices de las películas de cine y los
artistas, pintores, escritores, que buscaban nuevas formas.
En
Estados Unidos, con la Ley Seca, muchos bares y cabarés tuvieron que cerrar, y,
en su lugar, se crearon clubes de jazz privados. Esta discrepancia entre el
movimiento religioso de abstinencia de la bebida y de respeto a la ley, y la
realidad de consumo habitual de alcohol condujo a un desprecio extendido hacia
la autoridad.
Las
flappers iban por las noches a clubs de jazz donde solían bailar de forma
provocativa, fumaban cigarrillos con largas boquillas, aspiraban cocaína y
tenían citas. Conducían motocicletas y coches rápidos. Bebían alcohol
abiertamente, un acto de desafío en un período de prohibición.
Todo
esto se alentaba con el desarrollo de un estilo de baile mezcla del charlestón,
el Shimmy, el Bunny Hug y el Black Bottom.
Escritores
y artistas estadounidenses como F. Scott Fitzgerald, John Held Jr. y Anita Loos
popularizaron esta moda y actitud social en sus obras, dando la imagen de que
las flappers eran mujeres independientes y atractivas.
Hollywood
se rindió a ellas en los años veinte y treinta antes de que el Código
Hays censurara y acabara con
cualquier posible soplo de libertad femenina.
Entre
las actrices más estrechamente identificables con el estilo de las flappers se
encuentran Dorothy Mackaill, Alice
White, Bebe Daniels, Billie
Dove, Helen
Kane, Joan Crawford, Leatrice
Joy, Norma Shearer, Laura
La Plante, Norma Talmadge, Clara Bow,
Louise
Brooks, y Colleen Moore.
A
pesar de su popularidad, el estilo de vida flapper y su imagen no pudo
sobrevivir al Crack del 29 y la posterior Gran
Depresión. Esta actitud llena de vida y hedonista simplemente no pudo
encontrar su lugar en mitad de los problemas económicos de los años 30. Más
específicamente, dicha década trajo una reacción conservadora y una
revitalización religiosa que erradicó los estilos de vida liberal y las modas
de los años 20. Aun así, las independientes flappers permitieron a las mujeres
modernas convertirse en una parte integral y duradera del mundo occidental.
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