En
la larga lucha contra la Segregación Racial en los Estados Unidos de América ha
habido muchas mujeres valientes que han luchado contra ella. Entre ellas:
Rosa
Parks
Rosa
Parks (Tuskegee, Alabama, 4 de febrero de 1913-Detroit, Michigan, 24 de octubre
de 2005) fue una figura importante del movimiento por
los derechos civiles en Estados Unidos, Unidos, en especial por haberse
negado a ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte trasera del autobús
en el sur de Estados Unidos, el 1 de diciembre de 1955. Por tal acción acabó en
la cárcel, lo que se cita frecuentemente como la chispa del movimiento, y se la
reconoce como «la primera dama de los derechos civiles», si bien ya existía
un precedente de otra mujer,Claudette
Colvin, que había sido arrestada por la misma causa el 2 de marzo del mismo
año.
Coretta
Scott King
Coretta
Scott King (Marion, 27 de abril de 1927 – Rosarito, 30 de enero de 2006) fue
una escritora y activista estadounidense, reconocida líder de la comunidad de
color negro. Esposa del activista y luchador por los derechos civiles Martin
Luther King.
Coretta
tuvo una infancia dura y sacrificada. Durante la época de la Gran Depresión
toda la familia colaboró en la recolección del algodón para poder subsistir. Se
graduó de Primaria en Lincoln, una localidad a nueve millas de su pueblo,
Heiberger, para proseguir sus estudios a partir de 1945 en un colegio de
Antioquia. Tras su graduación se trasladó a Boston donde conoció a Martin
Luther King Jr.y luchó junto a él contra la segregación racial en EEUU.
Durante
los años 80, Coretta King reafirmó su oposición a la segregación de la
población negra, participando en una serie de protestas en Washington que
inspiraron a todo el país a manifestarse en contra de las políticas racistas de
Sudáfrica. Viajó a Sudáfrica para unirse a Winnie Mandela, mientras su esposo,
Nelson Mandela, era preso político en Roben Island. Después de regresar a
Estados Unidos, ejerció una importante presión sobre el Presidente Reagan para
la aplicación de sanciones contra Sudáfrica.
Coretta
King, persona de gran firmeza en sus decisiones, mostró su enérgico rechazo en
asuntos tales como la pena capital o la invasión de Irak en el año 2003. Además
de contar con el apoyo de varios grupos conservadores, fue la portavoz de otras
muchas minorías (gais y lesbianas). Infatigable luchadora en favor de los
derechos de la mujer, participó igualmente en numerosas campañas, entre ellas
las dirigidas a la prevención del sida.
En
su honor se otorga una medalla a los niños por la excelencia en la literatura.
Ruby
Bridges Hall
Ruby
Bridges Hall, (Tylertown, Mississippi, 8 de septiembre de 1954, ) fue la
primera afroamericana en asistir a una escuela de "blancos".
A
la edad de 4 años se mudó con sus padres a Nueva Orleans, en el estado de
Louisiana. En 1960, a la edad de 6 años, sus padres eran miembros de la
Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y aceptaron
participar en el sistema de integración racial de Nueva Orleans. Ruby,
protegida por agentes federales, fue la primera afroamericana que acudió a un
colegio de educación primaria, hasta ese momento "sólo para blancos".
Aunque
la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. había declarado la segregación ilegal
desde 1954, todavía había una fuerte oposición de parte de los gobiernos y
ciertas comunidades en los estados sureños.
Para
acceder a las escuelas de blancos, los niños negros debían demostrar que tenían
el suficiente nivel académico. Así, los sometían a un test de cuyo resultado
dependía que tuvieran o no la oportunidad de asistir a esas escuelas.
Rudy
fue una de los seis niños y niñas que resultaron aptos y la única que se
decidió a asistir a la escuela. Para las familias no era una decisión
cualquiera, aunque las leyes aprobaran la integración, la sociedad, estaba muy
en contra de la medida. No era una decisión fácil ni libre de consecuencias.
Bridges
asistió a clases durante todo un año sola, porque los padres de los otros niños
no querían que estuvieran cerca de ella debido al color de su piel.
Cinco
décadas más tarde, habló con la BBC sobre su experiencia personal y el vital
papel que jugó en romper las barreras raciales en Estados Unidos:
Recuerdo
que ese día todo el mundo parecía estar muy emocionado. Los vecinos vinieron a
casa por la mañana para ayudarme a salir para la escuela. Alguien golpeó a la
puerta y cuando mis padres abrieron pude ver unos hombres blancos muy altos en
trajes, con bandas amarillas en los brazos. «Somos policías federales. Nos ha
enviado el presidente de Estados Unidos». Estaban ahí para escoltarme a la
escuela.
Entré
al auto con ellos. No sentí miedo. Llegamos a la escuela y había un montón de
personas en la entrada y agentes de policía a caballo y en motocicletas. Todo
parecía como un gran evento. Viviendo en Nueva Orleans, pensé que se trataba de
las fiestas de Mardi Gras.
Jamás
imaginé que todo eso era por mí, que habían organizado una manifestación para
impedir que yo acudiese a la escuela. Portaban pancartas, coreaban consignas: «Two,
four, six eight, we don’t want to integrate». Los policías federales me tomaron y me metieron rápidamente en el
edificio hasta la oficina del director. Vi como la gente de afuera entraba
apresurada y me miraban por la ventana, gritando. Fueron a todas las aulas para
sacar a sus hijos. Se los llevaron a casa dejando el colegio desierto.
Durante
todo el día hubo gritos y más gritos. Unos aparecían sosteniendo una pequeña
caja, que era un ataúd de bebé en el cual habían colocado una muñeca negra.
Cuando
regresé el segundo día, la escuela estaba vacía. El rector me esperaba en el
descanso de la escalera y me indicó dónde quedaba mi clase. Cuando entré vi a
una mujer que dijo: «Hola, soy tu maestra -mi nombre es Sra. Henry». Lo primero
que pensé fue, «¡Es blanca!», porque nunca había tenido una profesora blanca y
no sabía qué esperar.
Resultó
ser la mejor maestra que jamás tuve y amé la escuela por ella. Era una mujer
que había llegado desde Boston para enseñarme porque los profesores de la
ciudad rehusaban darle clase a niños negros. Fue como una segunda madre para mí
y nos convertimos en las mejores amigas.