Hanan
Al Hroub (nacida en el campo de refugiados de Dheisheh, Belén) Profesora
palestina que trabaja con niños y niñas expuestos a la violencia.
Acaba
de ser reconocida con el Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, considerado el
Nobel de la Enseñanza.
Al
Hroub creció en Dheisheh, un campo de refugiados a las afueras de Belén, y
cursó sus primeros estudios en una escuela primaria para niñas establecida por
la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiadxs de Palestina en Oriente
Próximo.
Una
tarde durante la Segunda Intifada, su esposo acudió a recoger a los hijos a la
escuela y en el camino a casa se desató un cruento tiroteo en el que recibió
varios disparos. Los niños fueron testigos de la escena y a raíz del incidente
desarrollaron un trauma psicológico que les hizo temerosos de asistir a clases
y comenzaron a reflejarlo en su rendimiento escolar. “No quería que les
afectase de por vida, así que empecé a inventar juegos y a trabajar con ellos
para cultivar la no violencia”, explica la profesora Hroub.
“En
Palestina los niños y las niñas maduran muy deprisa.No les da tiempo a disfrutar de su infancia . Por eso
hay que buscar métodos de enseñanza que les muestren que hay otro camino”,
explicaba recientemente Hroub en Ramala. Su propia experiencia como niña, pero
también como esposa y madre en un lugar donde la violencia está a la orden del
día, forjaron su camino hacia el desarrollo de esos métodos.
Tras
comprobar que las escuelas locales no contaban con docentes capacitados para
ayudar en la rehabilitación de otrxs niñxs en situaciones similares, Al Hroub
decidió abandonar sus estudios en la Universidad Abierta de Al-Quds para
especializarse en educación primaria.
Con
el tiempo, desarrolló un método que promueve el desarrollo de relaciones afectivas
basadas en el respeto, la confianza, y que descarta la violencia en todas las
facetas de vida del estudiante, que popularizó en su libro We Play, We Learn
Y
poco a poco esa forma de trabajar con sus hijos la trasladó también a la
escuela donde trabaja para ayudar a lxs niñxs que sufren trastornos de conducta
por la violencia diaria que les rodea.
Su
lema, “aprender jugando” ha tenido muy buena acogida entre sus alumnos pero
sobre todo entre los padres y madres. “Salvó a mi hijo”, dice Lana al Saka en el vídeo
que sirvió para presentar la candidatura.
Su
hijo Karam, con dificultades de aprendizaje, no tenía amigxs en la escuela y
reaccionaba siempre violentamente. Lana asegura que gracias al trabajo y la
paciencia de Hroub, que descubrió en Karam una bonita voz y se dedicó a
potenciar este aspecto positivo, el niño comenzó a ser más sociable y a
llevarse bien lxs compañerxs.
Su
testimonio es uno de los que ha servido para avalar la candidatura al premio de
la profesora palestina.
En
su discurso de agradecimiento, Al Hroub expresó su deseo de invertir el dinero
recibido en ayudar a desarrollar académica y profesionalmente a lxs profesorxs
y estudiantes de todo el mundo.