viernes, 11 de marzo de 2016

Errores de Género en el Rol de las Mujeres en la Prehistoria




Un arqueólogo de la Universidad de Pennsilvania, Dean Snowha ha realizado un estudio en las cuevas con pinturas rupestres de España y Francia que arroja una conclusión sorprendente: la mayoría de las impresiones fueron realizadas por mujeres.

Ha comparado el tamaño de los dedos que aparecen donde los hombres de hace muchos miles de años (de 12,000 hasta 40.000 años de antigüedad) dejaron pintados en los muros de las cuevas. Lo hicieran como amuleto, o como marcas de su paso por el mundo, lograron que sus pinturas perdurasen gracias a una sencilla técnica: espurreaban los pigmentos desde la boca sobre la mano apoyada en la pared y el hueco que dejaban aparece retratada.



Snow ha comparado la longitud de los dedos,sobre todo la proporción entre el índice y el anular, y también frente al meñique; y el volúmen de la mano, de forma que, utilizando un sencillo algoritmo, esos datos arrojan conclusiones sobre si la mano perteneció a un hombre o una mujer. Snow le otorga a su estudio una exactitud del 60 %.

Parezca mucho o poco, lo cierto es que el resultado es sorprendente: 24 de las 32 manos analizadas eran femeninas. Se da la circunstancia de que las diferencias por sexos son mucho más marcadas que en las manos de los hombres que hoy poblamos la tierra. Es decir que la conclusión es que el 75 % de las manos que estudió Snow son de mujer. El estudio aún no ha salido en revistas científicas de pares, pero National Geographic ha publicado un adelanto. Aunque aún es pronto para aceptar todas sus conclusiones, el debate científico ya ha comenzado.





En la revista aportan una reflexión evidente: el hecho de que las más antiguas y llamativas pinturas rupestres realizadas por el hombre en las cuevas representasen animales y escenas de caza ha llevado a suponer que los primeros artistas fueron hombres.

El hombre era el cazador en las sociedades primitivas. Snow piensa que "cuanto más sabemos de estas pinturas más tenemos que replantearnos nuestro conocimiento de aquellas sociedades".

Las mujeres se involucraban en la caza para transportar y despiezar y cocinar los animales. Ahora, además, se puede concluir que tuvieron un gran protagonismo en las pinturas de las cuevas.

 (www.madrimasd.org/informacionIDI/noticias)








Pero el sesgo de género al contar la prehistoria no solo resalta cuando aprendemos arte. Según el Director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, los divulgadores crearon al “Hombre de las cavernas”, y presentaron a una mujer relegada a funciones que en el S.XX se tildaron de segundo orden: cuidar de las crías y hacer la comida. Y no. Las paleolíticas no se quedaban en la cueva esperando la caza.

“Hace 15 años cuando concebimos los conceptos de la exposición del Museo de Altamira, compramos muchos libros de texto, escolares, de divulgación etc. y constatamos que la mujer apenas existía al contar la prehistoria. No se mostraba y, cuando lo hacían, se las veía, por ejemplo, aplaudiendo la llegada de los heroicos cazadores cargados de animales, o cocinando, o cosiendo, o jugando con un niño pequeño. Al mostrar que las mujeres del paleolítico solo hacían eso, cuando no hay ningún dato que lo demuestre, crearon la falsa idea de que era así”.



Pero las paleolíticas hacían de todo. “Al observar a las comunidades de cazadores-recolectores en el Amazonas, el Chaco, tierras altas de Papúa Nueva Guinea etc. vemos que su aportación a la dieta es más importante que la del hombre, porque es constante. La recolección de frutos y pequeños animales es diaria, mientras que la caza de un gran animal ocurre solo de vez en cuando. Pero, además, en selvas centro africanas y orientales, la caza y pesca son actividad en grupo, con redes y venenos, en las que participan igualmente hombres y mujeres. Así pues no hay razón para pensar que las mujeres del paleolítico no lo hicieran”.





Hay otras erratas de género en nuestra idea de prehistoria. Por ejemplo, que las mujeres no mandaban. Lasheras decidió corregirlo: “En el Museo de Altamira creamos una figura de una anciana neandertal con muchas marcas de expresión en torno a los ojos. Está sentada en el suelo, y levanta el dedo a un hombre joven que se encoge de hombros y se disculpa. No damos explicación a la imagen, sencillamente recreamos la opción de una mujer que advierte a un hombre, y él pide disculpas. En el paleolítico las mujeres daban órdenes, pueden darlas y deben darlas. Entonces, como hoy, ordenaban y regían el comportamiento y las relaciones interpersonales de la comunidad”.

Hay otro mito del que me encantará tratar en otra ocasión, y es el de la representación de la familia como un hombre, una mujer y los hijos. “La monogamia tampoco fue entonces una condición única, como no lo es ahora”.

Artistas, cazadoras, líderes, mono o polígamas, también madres, por supuesto, y cocineras… Las paleolíticas no eran diferentes a nosotras.

Queda algo que Lasheras destaca, y es importante. Él lo llama “actualismo” y tiene que ver con que a veces se atribuye al pasado características sesgadas, de género en este caso. Se genera así un pasado falso y la ponzoña está en que a partir de ahí se utiliza para justificar el presente. La idea de “la mujer en casa, con la pata quebrada” no tiene justificación ancestral. Por más que algunos aún lo intenten. (http://hominidas.blogs.quo.es)