La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio
de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de
expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de
apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un
deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la
virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por
la cultura de paz.
CUENTOS INFANTILES - Un puñado de botones (Diversidad Familiar)
Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o
indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento
de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los
demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de
estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos,
los grupos y los Estados.
La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los
derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la democracia
y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y
afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a
los derechos humanos.
Conforme al respeto de los derechos humanos, practicar la
tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las
convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de
adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las
suyas. Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente
caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de
expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a
ser como son. También significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los
demás
La educación es el medio más eficaz de prevenir la
intolerancia. La primera etapa de la educación para la tolerancia consiste en
enseñar a las personas los derechos y libertades que comparten, para que puedan
ser respetados y en fomentar además la voluntad de proteger los de los demás.
La educación para la tolerancia ha de considerarse un
imperativo urgente; por eso es necesario fomentar métodos sistemáticos y
racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales,
sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las
raíces principales de la violencia y la exclusión. Las políticas y los
programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la
solidaridad y la tolerancia entre los individuos, y entre los grupos étnicos,
sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones.
La educación para la
tolerancia ha de tener por objetivo contrarrestar las influencias que conducen
al temor y la exclusión de los demás, y ha de ayudar a lxs jóvenes a
desarrollar sus capacidades de juicio independiente, pensamiento crítico y
razonamiento ético.
TODOS SOMOS DIFERENTES
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