Más de 10.000 jóvenes vietnamitas han sido víctimas del
tráfico humano, en la última década. Los matrimonios forzados, el comercio
sexual y la esclavitud laboral explican los datos.
Engañadas con un empleo temporal recolectando fruta cruzan
la frontera china para ser vendidas como prostitutas. Para éstas jóvenes
empieza un horrible cautiverio sexual.
Las cifras oficiales de casos de tráfico humano son muy
inferiores a la cantidad real”, explica el responsable de protección al menor
de Unicef en Vietnam. “Los matrimonios forzados, el comercio sexual, la
explotación laboral y las adopciones ilegales” están detrás de estos números,
añade.
En la industria del tráfico humano la belleza y, sobre todo,
la virginidad determinan el valor mercantil de las mujeres
Las chicas más guapas
son utilizadas para estos matrimonios forzosos. Varones asiáticos,
fundamentalmente chinos, japoneses, singapurenses y coreanos, pagan entre 350 y
8.500 euros por estas jóvenes vírgenes con la creencia, fuertemente arraigada
en el continente asiático, de que desflorar a una mujer cura enfermedades,
aumenta la fuerza y alarga la vida.
Si alguna logra escapar, en muchos casos, las familias las
rechazan cuando vuelven a casa. Creen que traen la vergüenza a su apellido.
Lo
peor de todo es que a veces han sido las
propias familias las que han vendido a las chicas. Es muy habitual en Camboya
que una madre venda a su hija por dinero. En Vietnam suele ser alguien cercano,
un amigo, un vecino, un novio o un pariente lejano. Es la parte más dolorosa
del tráfico humano. La confianza rota.