La
mayoría de las Mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Los efectos negativos
que puede provocar perseguir la meta inalcanzable del “cuerpo perfecto” hace
que muchas de ellas se conviertan en “Esclavas de la Belleza”
Hablamos
de…
•
Mensajes, lenguaje publicitario y presiones sobre el cuerpo.
•
Qué pretende el patriarcado
•
Por qué escuchamos estos mensajes: construcción de género de las mujeres
•
Efectos y consecuencias en nuestro bienestar y nuestra salud
•
Estrategias para la protección: de-construir y empoderar
Mensajes,
lenguaje publicitario y presiones sobre el cuerpo
La
presión y el adiestramiento que la sociedad patriarcal ejerce y permite sobre
las mujeres, desde que nacen, es constante, perseverante y rutinario. Nos
acostumbramos a él como si tal cosa. La atención que nuestro entorno presta a
las niñas y mujeres siempre pasa por la atención a su cuerpo o a su estética
(que mona, que guapa, que peinado, que lazo, que vestido, que zapatos,…) He
subrayado la palabra permite porque esta presión social es tan sexista y brutal
que raya el abuso y podemos considerarla como una de las formas de violencia
contra las mujeres, como se irá explicitando a lo largo del artículo.
La
presión no cesa en ninguna etapa de la vida de las niñas, de las adolescentes,
de las veinteañeras, de las jóvenes, de las medianas, de las mayores, sino que
se va incrementando. Y, como la presión es inter-generacional, las mujeres
menores siempre tienen a su alrededor mujeres más mayores que les reiteran el
mensaje en forma de dudas, preocupaciones y frustraciones sobre el cuerpo y la
estética. Entonces también se aprende que cumplir con el estereotipo de “cuerpo
perfecto” (mujer joven, delgada y occidental) no sólo es complicado sino que
requiere sacrificio y que ocupa mucho tiempo, e incluso que hablar de ello es
lo normal y lógico siendo mujer. Los mensajes publicitarios también son
constantes, persistentes y persuasivos: en TV y radio, en escaparates, en las
revistas e incluso en las ediciones de quiosco dirigidas a niñas desde la
primera infancia.
Si
nos centramos en las niñas podemos ver el mundo ultra-sexista de los juegos y
juguetes dirigidos a ellas. La muñeca de moda en la actualidad, con la que
juegan niñas desde los 3 años o menos: es esquelética, aunque con pechos
grandes, muy maquillada, con labios operados y sus pies están diseñados para
llevar siempre zapatos de tacón, además cuenta con un gran vestuario totalmente
sexualizado y provocativo.
También
las tiendas de ropa para niños y niñas marcan diferencias. Sólo hay que
asomarse en la planta infantil de cualquier tienda para comprobar que más de
las tres cuartas partes de la planta está dirigida a las niñas y una esquina
además menos visible se dedica a los niños. Por supuesto, la oferta para ellas
es mucho más amplia no sólo en ropas sino en cualquier tipo de complemento
desde bolsos y artilugios diversos para el pelo hasta maquillaje y laca de
uñas. Se utiliza una gama de colores amplísima y, de unos años a esta parte, el
diseño de la ropa de las niñas intenta imitar el diseño se la ropa de las
mujeres (minifaldas, tops, mayas para que las niñas también estén/sean sexys)
El mensaje es vístete y adórnate para gustar, la ropa no es un accesorio para
estar cómoda en las actividades, se relega la comodidad y se prioriza llamar la
atención.
Y,
en frente de todo esto, tenemos la oferta de los niños, que además de ser mucho
más pobre y exigua en colores, va conformando la realidad de lo masculino sobre
el cuerpo y la estética, sus intereses. En este caso el mensaje es elige la
ropa en función de la actividad que vas a realizar con ella. En general los
niños priorizan en sus elecciones la comodidad, ropa que les permita jugar.
Y
no podemos olvidar que debajo de todo esto, está el aprendizaje de lo masculino
y femenino para estos niños y estas niñas, el ideario que cada uno/a de
ellos/as va construyéndose del otro y la otra.
Y
más dirigidos a mujeres jóvenes y mayores, los mensajes con el que nos
bombardean para que todas cumplamos con el estereotipo de ideal imperante
(mujer joven, delgada y occidental) tiene estas características:
•
El cuerpo femenino es imperfecto, y para que sea valorado hay que controlarlo o
corregirlo.
•
El cuerpo se define en negativo, en función de lo que no tiene o de lo que con
esfuerzo puede llegar a ser.
•
El cuerpo femenino sigue utilizándose como reclamo y objeto accesible a los
deseos sexuales masculinos cuando acompaña a productos dirigidos a los hombres.
•
Presentan a la mujer como responsable de un objeto preciado que ha de mantener
bello, para gustar a lo demás. Lo que hace que se asuman gastos económicos en
productos (engañosos) como si fuesen indispensables.
•
Los productos milagrosos para “adelgazar, reafirmar, desarrugar, alisar” no
buscan el bienestar del cuerpo sino en cómo revalorizarlo como si el cuerpo
fuese un objeto.
•
Los productos corporales son tan asequibles para todas que ya nos tenemos
excusas para cuidarnos, se ahonda en la culpabilidad de las que no se cuidan.
•
Los mensajes se basan en premisas falsas:
-
Se induce a pensar que los productos light no engordan e incluso que adelgazan,
lo que provoca que se consuman más se abuse de ellos, (círculos de
control/descontrol)
-
Se utilizan modelos de mujeres engañosos: cremas adelgazantes en cuerpo
adolescentes; cremas anti-edad en mujeres sin arrugas, etc.
-
La publicidad pervierte el concepto de salud al identificarlo con el de
belleza.
¿Qué
pretende el patriarcado?
El
patriarcado pretende perpetuarse como un sistema social y económico muy
rentable, que mantiene el control de las mujeres y al mismo tiempo una gran rentabilidad
económica.
Patriarcado
y capitalismo se fusionan en armonía y permiten el enriquecimiento de la
industria de la belleza, y de los productos light, mayoritariamente en manos de
hombres, a costa de agravar los complejos e inseguridades de las mujeres.
Mantener
a las mujeres ocupadas en satisfacer los modelos estéticos a cambio de la
aprobación externa, significa mantener a las mujeres subordinadas; significa
que mientras están ocupadas e inseguras con sus cuerpos no tienen tiempo de
ocupar otros espacios.
El
modelo social de belleza está ideado para limitar el empoderamiento psicosocial
de las mujeres, manteniendo bajo control el cuerpo y la sexualidad de las
mujeres, aspectos claves para el patriarcado.
¿Por
qué escuchamos estos mensajes?
Uno
de los mandatos de género que nos inculcan desde pequeñas es que sólo
conseguiremos sentirnos valoradas socialmente si logramos cumplir con los roles
que se asignan a lo femenino, básicamente ser atractivas, buenas y estar al
servicio de los/as demás. Luego aprendemos que evaluar nuestras virtudes de
género es algo que está en manos de todo el mundo, evaluar a la mujer está
aceptado socialmente, y de forma especial la belleza y la estética del cuerpo.
Si
la valoración externa (en principio necesaria para crecer sanas y contentas)
depende de cumplir con los roles asignados a lo femenino significa que nuestra
autoestima fluctuará si logramos cumplir o no con ellos. La autoestima
aumentará si nos esforzamos en cumplir con los mandatos y, así ser mínimamente
reconocidas, y disminuirá si no lo conseguimos.
Además
todas las mujeres tenemos que vivir con la carga en nuestra autoestima de
pertenecer al género que tiene menos valor, socialmente hablando, y está bajo
dominación del otro.
Cuerpo
y autoestima
Si
nos paramos en el cuerpo, y observamos que pocas mujeres pueden cumplir con el
estereotipo marcado, sucede que:
•
Muchas de nosotras aprendemos a rechazar partes de nuestro cuerpo (la nariz,
las caderas, los muslos, el vientre,…), dejamos de vernos y valorarnos como un
todo, y aprendemos a vernos en partes.
•
Sin embargo, estos fallos físicos si que afectan de forma global a la
autoestima, sentirse fea significa rechazarse a una misma, actuar en contra de
sí misma, y colocarse en situaciones de desventaja frente a los demás.
•
Asumir el mandato de la belleza significa conseguir valoración social, no sólo
del entorno cercano sino en general (“todo el mundo valora a las guapas”), lo
que automáticamente se traduce en un aumento de la autoestima. Pero también en
un círculo vicioso porque cada vez las mujeres se preocupan más (tiempo,
dinero, esfuerzo) en cumplir con el estereotipo de belleza porque si no decae
la propia satisfacción personal (la autovaloración).
•
Ser bella es un valor añadido que abre puertas, en todas las actividades
profesionales se valora mejor a las mujeres bellas. Es decir, la belleza se
traduce en poder personal porque permite acceder a más espacios, e incluso la
fantasía llega a hacer creer que ser guapa hace más feliz.
•
La belleza es un supuesto moral de género, las mujeres bellas son buenas o por
ser bellas son malas (Marcela Lagarde). Todas las mujeres obtienen un plus por
cumplir con los estereotipos y un déficit por no cumplir.
•
Como el estereotipo es mujer joven, existe una presión fortísima para que todas
parezcamos jóvenes, también aprendemos que madurar y cumplir años es algo
negativo. Al mismo tiempo se sexualiza a las niñas cada vez más pronto.
Es
decir todas nosotras escuchamos estos mensajes porque son parte de nuestra identidad
de género y nuestra autoestima siempre se va a ver afectada, tanto si cumplimos
con los mandatos, como si no queremos cumplir con ellos. Siempre va a existir
el conflicto.
Efectos
y consecuencias en el bienestar y la salud
La
presión social, que se impone a las mujeres por cumplir con los estereotipos de
la belleza imperante, llevada al extremo puede provocar gravísimas
consecuencias en la salud física y mental de las mujeres.
Induce
y normaliza, a través de todos los medios sociales posibles, la utilización e
ingesta de productos de todo tipo (farmacéuticos, cosméticos, alimenticios…) o
la exposición de tratamientos de agresividad creciente, que además provocan
grandes costes económicos y dependencias psicológicas.
Se
promueven y normalizan:
-
Las dietas constantes, y la mala alimentación
-
Los ejercicios dañinos
-
La ingesta de medicamentos para adelgazar (diuréticos, laxantes, concentrados
energéticos sustitutivos de alimentos). El uso de productos peligrosos para
rejuvenecer (tanto externos como ingeridos)
-
Las intervenciones de cirugía plástica o tratamientos cosméticos de riesgos
inciertos.
-
La dependencia total al uso de cosméticos para cualquier parte del cuerpo desde
la cabeza a los pies. Las consecuencias patológicas para la salud mental son
graves porque provocan:
-
El desarrollo de una falsa autoestima no saludable “estamos bien si los demás
nos ven y aprueban como válidas” porque promueve la dependencia global.
-
Por tanto, se impide el desarrollo de la independencia y autonomía personal,
base del bienestar de las personas adultas.
-
Se predispone a las mujeres a estar en un lugar de subordinación y sumisión,
semilla indiscutible de la violencia de género.
En
la actualidad, está sucediendo que por un lado las mujeres avanzamos a nivel
social y colectivo y, al mismo tiempo, nos desempoderamos a nivel individual al
“obedecer” los mandatos de género, persiguiendo metas imposibles, frustrándonos
y desvalorizándonos frente a los otros. Pero también es verdad, que la presión que
se ejerce sobre el cuerpo de las mujeres nunca ha sido tan extrema, como lo es
ahora, lo que hace pensar que esta presión es una de las formas elegidas para
seguir perpetuando el sistema patriarcal (además de muy lucrativa como se ha
mencionado con anterioridad)
Estrategias
para la protección: de-construir y empoderar
La
propuesta alternativa para desarrollar una forma de ser y estar como mujeres
más saludable, que proponemos desde Mujeres para la Salud, pasa por
cuestionarnos nuestra educación de género (de-construirnos como mujeres del
patriarcado) y re-construirnos como mujeres empoderadas individuales e
intransferibles a gusto en nuestro ser global.
Podemos
desarrollar distintas estrategias a nivel individual y el colectivo para ir
consiguiendo este objetivo:
Individualmente
podemos…
•
Incrementar la auto-observación y el auto-conocimiento: descubrir nuestras
necesidades corporales, aprender a observar el cuerpo como un todo que integra
todas nuestras capacidades, posibilidades y esencias…
•
Incrementar la autovaloración frente a la valoración externa, como un proceso
natural irreversible hacia la madurez y el bienestar.
•
Desarrollar la sensitividad, la sensualidad, el erotismo y el placer que nos
proporciona nuestro cuerpo como elementos que nos ayudan, no sólo a conocernos
mejor, sino a tener una actitud más positiva hacia nosotras mismas.
•
Desarrollar una feminidad compatible con las formas y tamaños de nuestros
cuerpos, variados y diversos, desarrollando de forma creativa un estilo personal
más acorde con cada una de nosotras.
•
Relativizar la importancia de la imagen para poder centrarnos más en vivir
experiencias de crecimiento personal y estar más conectadas con nuestro
bienestar y placer personal.
•
Investigar, buscar información sobre otras formas de ser y estar como mujeres
empoderadas.
Colectivamente
podemos…
•
Aumentar nuestra conciencia crítica y la perspectiva de género en la vida
cotidiana frente a presiones y mandatos de género a través de grupos de
mujeres.
•
Concienciar sobre los efectos negativos que las presiones sobre el cuerpo de
las mujeres producen en la salud física y mental.
•
Denunciar ante la administración pública las consecuencias negativas de la
industria de la belleza sobre la salud de las mujeres, exigir controles que
protejan a las mujeres.
•
Promover una re-conceptualización del concepto de belleza, desde la perspectiva
de la salud integral.
•
Promover múltiples conceptos de belleza basados en la diversidad y globalidad
de lo que significa ser mujeres.
Reivindiquemos
la imperfección y la diversidad como nuestro particular canon de belleza
Bibliografía
•
Lagarde, Marcela. Claves feminista para la autoestima de las mujeres Ed. Horas
y horas, 2000
•
Varias. . Cuerpo
y género. Asociación de Mujeres para
Salud Mujeres, Rev. La Boletina nº XXVI, 2007
Fuente:
www.mujeresparalasalud.org