miércoles, 10 de febrero de 2016

Esclavas de la Belleza




La mayoría de las Mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Los efectos negativos que puede provocar perseguir la meta inalcanzable del “cuerpo perfecto” hace que muchas de ellas se conviertan en “Esclavas de la Belleza”

Hablamos de…
• Mensajes, lenguaje publicitario y presiones sobre el cuerpo.
• Qué pretende el patriarcado
• Por qué escuchamos estos mensajes: construcción de género de las mujeres
• Efectos y consecuencias en nuestro bienestar y nuestra salud
• Estrategias para la protección: de-construir y empoderar




Mensajes, lenguaje publicitario y presiones sobre el cuerpo

La presión y el adiestramiento que la sociedad patriarcal ejerce y permite sobre las mujeres, desde que nacen, es constante, perseverante y rutinario. Nos acostumbramos a él como si tal cosa. La atención que nuestro entorno presta a las niñas y mujeres siempre pasa por la atención a su cuerpo o a su estética (que mona, que guapa, que peinado, que lazo, que vestido, que zapatos,…) He subrayado la palabra permite porque esta presión social es tan sexista y brutal que raya el abuso y podemos considerarla como una de las formas de violencia contra las mujeres, como se irá explicitando a lo largo del artículo.

La presión no cesa en ninguna etapa de la vida de las niñas, de las adolescentes, de las veinteañeras, de las jóvenes, de las medianas, de las mayores, sino que se va incrementando. Y, como la presión es inter-generacional, las mujeres menores siempre tienen a su alrededor mujeres más mayores que les reiteran el mensaje en forma de dudas, preocupaciones y frustraciones sobre el cuerpo y la estética. Entonces también se aprende que cumplir con el estereotipo de “cuerpo perfecto” (mujer joven, delgada y occidental) no sólo es complicado sino que requiere sacrificio y que ocupa mucho tiempo, e incluso que hablar de ello es lo normal y lógico siendo mujer. Los mensajes publicitarios también son constantes, persistentes y persuasivos: en TV y radio, en escaparates, en las revistas e incluso en las ediciones de quiosco dirigidas a niñas desde la primera infancia.

Si nos centramos en las niñas podemos ver el mundo ultra-sexista de los juegos y juguetes dirigidos a ellas. La muñeca de moda en la actualidad, con la que juegan niñas desde los 3 años o menos: es esquelética, aunque con pechos grandes, muy maquillada, con labios operados y sus pies están diseñados para llevar siempre zapatos de tacón, además cuenta con un gran vestuario totalmente sexualizado y provocativo.

También las tiendas de ropa para niños y niñas marcan diferencias. Sólo hay que asomarse en la planta infantil de cualquier tienda para comprobar que más de las tres cuartas partes de la planta está dirigida a las niñas y una esquina además menos visible se dedica a los niños. Por supuesto, la oferta para ellas es mucho más amplia no sólo en ropas sino en cualquier tipo de complemento desde bolsos y artilugios diversos para el pelo hasta maquillaje y laca de uñas. Se utiliza una gama de colores amplísima y, de unos años a esta parte, el diseño de la ropa de las niñas intenta imitar el diseño se la ropa de las mujeres (minifaldas, tops, mayas para que las niñas también estén/sean sexys) El mensaje es vístete y adórnate para gustar, la ropa no es un accesorio para estar cómoda en las actividades, se relega la comodidad y se prioriza llamar la atención.




Y, en frente de todo esto, tenemos la oferta de los niños, que además de ser mucho más pobre y exigua en colores, va conformando la realidad de lo masculino sobre el cuerpo y la estética, sus intereses. En este caso el mensaje es elige la ropa en función de la actividad que vas a realizar con ella. En general los niños priorizan en sus elecciones la comodidad, ropa que les permita jugar.

Y no podemos olvidar que debajo de todo esto, está el aprendizaje de lo masculino y femenino para estos niños y estas niñas, el ideario que cada uno/a de ellos/as va construyéndose del otro y la otra.



Y más dirigidos a mujeres jóvenes y mayores, los mensajes con el que nos bombardean para que todas cumplamos con el estereotipo de ideal imperante (mujer joven, delgada y occidental) tiene estas características:

• El cuerpo femenino es imperfecto, y para que sea valorado hay que controlarlo o corregirlo.

• El cuerpo se define en negativo, en función de lo que no tiene o de lo que con esfuerzo puede llegar a ser.

• El cuerpo femenino sigue utilizándose como reclamo y objeto accesible a los deseos sexuales masculinos cuando acompaña a productos dirigidos a los hombres.

• Presentan a la mujer como responsable de un objeto preciado que ha de mantener bello, para gustar a lo demás. Lo que hace que se asuman gastos económicos en productos (engañosos) como si fuesen indispensables.

• Los productos milagrosos para “adelgazar, reafirmar, desarrugar, alisar” no buscan el bienestar del cuerpo sino en cómo revalorizarlo como si el cuerpo fuese un objeto.

• Los productos corporales son tan asequibles para todas que ya nos tenemos excusas para cuidarnos, se ahonda en la culpabilidad de las que no se cuidan.





• Los mensajes se basan en premisas falsas:

- Se induce a pensar que los productos light no engordan e incluso que adelgazan, lo que provoca que se consuman más se abuse de ellos, (círculos de control/descontrol)
- Se utilizan modelos de mujeres engañosos: cremas adelgazantes en cuerpo adolescentes; cremas anti-edad en mujeres sin arrugas, etc.
- La publicidad pervierte el concepto de salud al identificarlo con el de belleza.

¿Qué pretende el patriarcado?

El patriarcado pretende perpetuarse como un sistema social y económico muy rentable, que mantiene el control de las mujeres y al mismo tiempo una gran rentabilidad económica.

Patriarcado y capitalismo se fusionan en armonía y permiten el enriquecimiento de la industria de la belleza, y de los productos light, mayoritariamente en manos de hombres, a costa de agravar los complejos e inseguridades de las mujeres.

Mantener a las mujeres ocupadas en satisfacer los modelos estéticos a cambio de la aprobación externa, significa mantener a las mujeres subordinadas; significa que mientras están ocupadas e inseguras con sus cuerpos no tienen tiempo de ocupar otros espacios.

El modelo social de belleza está ideado para limitar el empoderamiento psicosocial de las mujeres, manteniendo bajo control el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, aspectos claves para el patriarcado.




¿Por qué escuchamos estos mensajes?

Uno de los mandatos de género que nos inculcan desde pequeñas es que sólo conseguiremos sentirnos valoradas socialmente si logramos cumplir con los roles que se asignan a lo femenino, básicamente ser atractivas, buenas y estar al servicio de los/as demás. Luego aprendemos que evaluar nuestras virtudes de género es algo que está en manos de todo el mundo, evaluar a la mujer está aceptado socialmente, y de forma especial la belleza y la estética del cuerpo.

Si la valoración externa (en principio necesaria para crecer sanas y contentas) depende de cumplir con los roles asignados a lo femenino significa que nuestra autoestima fluctuará si logramos cumplir o no con ellos. La autoestima aumentará si nos esforzamos en cumplir con los mandatos y, así ser mínimamente reconocidas, y disminuirá si no lo conseguimos.

Además todas las mujeres tenemos que vivir con la carga en nuestra autoestima de pertenecer al género que tiene menos valor, socialmente hablando, y está bajo dominación del otro.

Cuerpo y autoestima

Si nos paramos en el cuerpo, y observamos que pocas mujeres pueden cumplir con el estereotipo marcado, sucede que:

• Muchas de nosotras aprendemos a rechazar partes de nuestro cuerpo (la nariz, las caderas, los muslos, el vientre,…), dejamos de vernos y valorarnos como un todo, y aprendemos a vernos en partes.

• Sin embargo, estos fallos físicos si que afectan de forma global a la autoestima, sentirse fea significa rechazarse a una misma, actuar en contra de sí misma, y colocarse en situaciones de desventaja frente a los demás.

• Asumir el mandato de la belleza significa conseguir valoración social, no sólo del entorno cercano sino en general (“todo el mundo valora a las guapas”), lo que automáticamente se traduce en un aumento de la autoestima. Pero también en un círculo vicioso porque cada vez las mujeres se preocupan más (tiempo, dinero, esfuerzo) en cumplir con el estereotipo de belleza porque si no decae la propia satisfacción personal (la autovaloración).




• Ser bella es un valor añadido que abre puertas, en todas las actividades profesionales se valora mejor a las mujeres bellas. Es decir, la belleza se traduce en poder personal porque permite acceder a más espacios, e incluso la fantasía llega a hacer creer que ser guapa hace más feliz.

• La belleza es un supuesto moral de género, las mujeres bellas son buenas o por ser bellas son malas (Marcela Lagarde). Todas las mujeres obtienen un plus por cumplir con los estereotipos y un déficit por no cumplir.

• Como el estereotipo es mujer joven, existe una presión fortísima para que todas parezcamos jóvenes, también aprendemos que madurar y cumplir años es algo negativo. Al mismo tiempo se sexualiza a las niñas cada vez más pronto.

Es decir todas nosotras escuchamos estos mensajes porque son parte de nuestra identidad de género y nuestra autoestima siempre se va a ver afectada, tanto si cumplimos con los mandatos, como si no queremos cumplir con ellos. Siempre va a existir el conflicto.




Efectos y consecuencias en el bienestar y la salud

La presión social, que se impone a las mujeres por cumplir con los estereotipos de la belleza imperante, llevada al extremo puede provocar gravísimas consecuencias en la salud física y mental de las mujeres.

Induce y normaliza, a través de todos los medios sociales posibles, la utilización e ingesta de productos de todo tipo (farmacéuticos, cosméticos, alimenticios…) o la exposición de tratamientos de agresividad creciente, que además provocan grandes costes económicos y dependencias psicológicas.

Se promueven y normalizan:

- Las dietas constantes, y la mala alimentación

- Los ejercicios dañinos

- La ingesta de medicamentos para adelgazar (diuréticos, laxantes, concentrados energéticos sustitutivos de alimentos). El uso de productos peligrosos para rejuvenecer (tanto externos como ingeridos)

- Las intervenciones de cirugía plástica o tratamientos cosméticos de riesgos inciertos.

- La dependencia total al uso de cosméticos para cualquier parte del cuerpo desde la cabeza a los pies. Las consecuencias patológicas para la salud mental son graves porque provocan:

- El desarrollo de una falsa autoestima no saludable “estamos bien si los demás nos ven y aprueban como válidas” porque promueve la dependencia global.

- Por tanto, se impide el desarrollo de la independencia y autonomía personal, base del bienestar de las personas adultas.

- Se predispone a las mujeres a estar en un lugar de subordinación y sumisión, semilla indiscutible de la violencia de género.

En la actualidad, está sucediendo que por un lado las mujeres avanzamos a nivel social y colectivo y, al mismo tiempo, nos desempoderamos a nivel individual al “obedecer” los mandatos de género, persiguiendo metas imposibles, frustrándonos y desvalorizándonos frente a los otros. Pero también es verdad, que la presión que se ejerce sobre el cuerpo de las mujeres nunca ha sido tan extrema, como lo es ahora, lo que hace pensar que esta presión es una de las formas elegidas para seguir perpetuando el sistema patriarcal (además de muy lucrativa como se ha mencionado con anterioridad)

Estrategias para la protección: de-construir y empoderar

La propuesta alternativa para desarrollar una forma de ser y estar como mujeres más saludable, que proponemos desde Mujeres para la Salud, pasa por cuestionarnos nuestra educación de género (de-construirnos como mujeres del patriarcado) y re-construirnos como mujeres empoderadas individuales e intransferibles a gusto en nuestro ser global.

Podemos desarrollar distintas estrategias a nivel individual y el colectivo para ir consiguiendo este objetivo:

Individualmente podemos…

• Incrementar la auto-observación y el auto-conocimiento: descubrir nuestras necesidades corporales, aprender a observar el cuerpo como un todo que integra todas nuestras capacidades, posibilidades y esencias…

• Incrementar la autovaloración frente a la valoración externa, como un proceso natural irreversible hacia la madurez y el bienestar.

• Desarrollar la sensitividad, la sensualidad, el erotismo y el placer que nos proporciona nuestro cuerpo como elementos que nos ayudan, no sólo a conocernos mejor, sino a tener una actitud más positiva hacia nosotras mismas.

• Desarrollar una feminidad compatible con las formas y tamaños de nuestros cuerpos, variados y diversos, desarrollando de forma creativa un estilo personal más acorde con cada una de nosotras.

• Relativizar la importancia de la imagen para poder centrarnos más en vivir experiencias de crecimiento personal y estar más conectadas con nuestro bienestar y placer personal.

• Investigar, buscar información sobre otras formas de ser y estar como mujeres empoderadas.

Colectivamente podemos…

• Aumentar nuestra conciencia crítica y la perspectiva de género en la vida cotidiana frente a presiones y mandatos de género a través de grupos de mujeres.

• Concienciar sobre los efectos negativos que las presiones sobre el cuerpo de las mujeres producen en la salud física y mental.

• Denunciar ante la administración pública las consecuencias negativas de la industria de la belleza sobre la salud de las mujeres, exigir controles que protejan a las mujeres.

• Promover una re-conceptualización del concepto de belleza, desde la perspectiva de la salud integral.

• Promover múltiples conceptos de belleza basados en la diversidad y globalidad de lo que significa ser mujeres.

Reivindiquemos la imperfección y la diversidad como nuestro particular canon de belleza

Bibliografía

• Lagarde, Marcela. Claves feminista para la autoestima de las mujeres Ed. Horas y horas, 2000

• Varias. . Cuerpo y género.  Asociación de Mujeres para Salud Mujeres, Rev. La Boletina nº XXVI, 2007

Fuente: www.mujeresparalasalud.org