jueves, 4 de febrero de 2016

Betty Friedan. La Mística de la Feminidad




Betty Friedan (Peoria, Illinois, 4 de febrero de 1921 – Washington D. C., 4 de febrero de 2006) Teórica y líder del movimiento feminista estadounidense durante las décadas de 1960 y 1970.


Tras graduarse en el Smith College (Massachusetts), en 1942, realiza su trabajo de postgrado en psicología en la Universidad de California.

Rechaza una beca de doctorado en esta misma universidad y pasa a trabajar como redactora, escribiendo primero para Federated Press, servicio de noticias del que se nutrían la mayoría de los periódicos sindicales y más tarde para United Electrical News, Radio and Machine Wolkers of América, sindicato radical en la lucha por la justicia social para los afroamericanos y para las mujeres trabajadoras.

Cuando se encontraba embarazada de su segundo hijo, la escritora fue despedida de su trabajo y a partir de este momento su vida gira radicalmente, al entorno familiar y a las tareas domésticas.




En 1963 escribió el ensayo Mística de la feminidad, en el que critica el rol femenino en la sociedad contemporánea, ya que provoca numerosas formas de alienación. Además, se refirió al llamado «malestar sin nombre» que se daba en las mujeres acomodadas de Estados Unidos, donde existían altas tasas de depresión, suicidios y alcoholismo, paradójicamante, en mujeres que vivían de forma cómoda, sin tener que trabajar: pero con un enorme vacío, sentimiento de inutilidad y aburrimiento. Este ensayo influenció profundamente al movimiento feminista los siguientes años.

En octubre de 1966 Betty Friedan fundó el NOW (National Organization for Women), organización que reunió un gran número de colectivos y grupos feministas de Estados Unidos.






En la década de 1970, La Organización Nacional para las Mujeres  defendió posturas en torno al aborto, salarios iguales para hombres y mujeres y permiso de maternidad que parecían ser extremas entonces.

En la década de 1990, cuando ya tenía más de 70 años, Friedan analizó cómo la sociedad trata a los adultos mayores y concluyó que lo hace con la misma negación de su derecho a realizarse con que lo hacía con las mujeres 20 años atrás.



La Mística de la feminidad

Su libro se convirtió en uno de los más vendidos en la década de los 60. Con su espíritu innovador  ha marcado la historia de las mujeres. La mística femenina, dijo, no es más que una forma de la sociedad de embaucar a las mujeres, vendiéndoles una serie de bienes que las dejan vacías, padeciendo "del problema que no tiene nombre" y buscando una solución en los tranquilizantes y el psicoanálisis


Se podría decir que la escritora repite la historia de su madre, mujeres con profesión vuelcan sus vidas a un modelo, en donde el matrimonio niega a reconocer a la mujer como un ser independiente y racional, confinadas a la dependencia o superioridad del hombre.

Algunas mujeres abogaron por los “derechos de la mujer” antes de que hubiera un movimiento de mujeres, y fueron las que colaboraron a inspirar a los primeros organizadores.

La “primera ola del feminismo” fue aquella en la cual la mayoría de las mujeres de los principales países occidentales bregaron por su derecho al voto.

El resurgimiento del feminismo en los años 60 y 70, comúnmente llamada la “Segunda Ola”, fue inspirada por muchos factores: participación de las mujeres en el movimiento de derechos civiles, igualdad de género, el aburrimiento de los roles tradicionales, etc y es aquí donde se inscribe, en 1963, “La mística de la feminidad”, un trabajo descriptivo que realiza Betty Friedan, de las mujeres norteamericanas de clase media, quince años después de la Segunda Guerra Mundial, cuando después de grandes luchas y logros conseguidos, vuelven a ocupar la vieja profesión tradicional de ama de casa.











Esta obra única que lanzó a la fama a la escritora y que ha quedado como un hito en la historia del feminismo, emergía de un contexto en la cual la sociedad estadounidense, cerrada y conservadora, se encontraba en intensos conflictos raciales y sociales por la consecución de los derechos civiles.

Este libro revolucionario que golpea la puerta de una comunidad ideal, en plena Guerra Fría, cambia la conciencia de las mujeres en los Estados Unidos y más tarde en Europa.

El discurso friedaniano crea un conjunto de ideas sobre la imagen de la mujer prototípica ajustada a un modelo preestablecido, que la hace vivir de acuerdo a la mística de la feminidad y que pretendió recluir a la mujer a la rutina del círculo hogareño en pos del marido y de los hijos, coartando la libertad para desempeñarse como profesionales.

 El sueño dorado de toda joven americana era ser ama de casa en un barrio residencial, y para ello debían dedicarse desde temprana edad a encontrar un hombre del cual depender, engendrar y criar hijos. Pero esto, se fue convirtiendo en una aparente felicidad idílica que escondía una mujer incompleta e insegura en su interior. Mujeres contentas descontentas que no se entienden a sí mismas.


El problema, no eran sus maridos, sus hijos, sus casas, su estilo de vida montado y tecnificado como una carrera para llevar adelante una casa, esa desesperación inexplicable se apoderaba de ellas, es un malestar desconocido al cual la escritora denomina el “Malestar que no tiene nombre”.

La mística de la perfección femenina se había convertido en el centro de la cultura contemporánea norteamericana, una cultura que las avasalla en un vacío, que perfora la conciencia, de la insuficiencia de su vida, que anula la motivación de su razón de ser, de su condición humana como mujer. Mujer que de niña creció educada con el rol de lo que se esperaba de ella. Una imagen construida por la publicidad, por los medios de comunicación, es decir, por una campaña psicológica de venta de productos que las moldeaban como ingenieras domésticas.

La satisfacción del ego pasaba por perfeccionarse en ser las mejores madres, las mejores esposas, las mejores decoradoras, las mejores dentro de los muros del hogar, lugar donde se acrecentaba día a día una conducta fóbica, encerrada en un círculo vicioso, encerrada en un mundo doméstico donde creen encontrar su felicidad pero lo único que encuentran es la insatisfacción, tratando de buscar una solución en los tranquilizantes y en el psicoanálisis. 


 

Sin acceso a la esfera de lo público y sin vida privada al mismo tiempo, que no le reporta el desarrollo de la personalidad, ni autonomía, sujetas a un modelo patriarcal.

Los medios de creación masculina (hombres escritores y directores de revistas) provocaron esa crisis, encargados de vender estereotipos de mujeres falsas y expertas amas de casa, de ahí que la mística aparece como un gran buzón de mentiras.

Que fue lo que aconteció con aquellas mujeres que habían avanzado en el campo educativo, en la ocupación de empleos, profesiones y que en los años 60 sufren un retroceso en el ejercicio de derechos ya conquistados, preservando el derecho político al voto.

Relacionándolo con la última obra leída del sociólogo estadounidense, Richard Sennett, “El declive del hombre público”, y salvando los distintos contextos y siglos, desde mi parecer, hay situaciones similares que les ocurrían a las mujeres de clase media estadounidenses del siglo XX y al hombre público parisino, del siglo XIX.

Entre ellas se podrían nombrar, la lucha entre la esfera de lo privado y lo público con la intimidad; la pasividad tanto de las mujeres amas de casa y del hombre público; la personalidad concebida como aquello que se aparenta, como una categoría social tanto en Estados Unidos, como en las grandes ciudades de Europa; la separación de contacto entre las personas, por vivir en barrios residenciales y en Paris por el rediseño de la ciudad; la publicidad que tanto se encargo de la desorientación de la sobreimposición de la imagen y como decía Marx, con la expresión que se ajusta también, perfectamente a ambos títulos, la psicología del consumo, el “fetichismo del articulo de consumo”.


La búsqueda de una ilusión necesaria que se manifestaba en la sociedad parisina también se revelaba en las mujeres amas de casa. La valoración de la familia parecía ser el refugio de estabilidad para ambas sociedades, dado que la esfera de lo público era inestable. La evasión y la intimidad se encontraban vinculadas.

Los males en el siglo XIX tenían sus orígenes en la tensión nerviosa, en la ansiedad. La tensión emergente en este caso y “el malestar que no tiene nombre” fueron producto de la misma expresión involuntaria del sentimiento, el control impuesto sobre la conducta superficial, la pérdida colectiva de la identidad.

La mística de la feminidad permite a las mujeres ignorar la cuestión de su identidad. Las mujeres estadounidenses ya no saben quiénes son, las mujeres están tan inseguras acerca de quienes deberían ser que acuden a esa deslumbrante imagen pública para decidir todo y cada uno de los detalles de su vida.

La teoría de Freud daba por sentada la degradación de la mujer. El complejo de castración y la envidia del pene, dos de las ideas más elementales de todo su pensamiento, partiendo del supuesto que las mujeres son biológicamente inferiores a los hombres. Con su pensamiento de que la neurosis que padecían las mujeres, tenía un origen sexual, tomando la práctica del psicoanálisis como terapia del sufrimiento.

Según Betty Friedan, el malestar que experimentaban no era sexual era un problema de identidad, un éxodo del crecimiento que perpetúa la mística de la feminidad. Fue obra de los escritores y directores de revistas, publicistas, divulgadores y traductores del pensamiento Freudiano en las universidades, que indujeron a las mujeres a dejarse tutelar por los hombres, a reducir su vida al hogar y renunciar a su futuro.

Tal vez “El malestar que no tiene nombre” fue como decía Lucy Stone, el temor más que simbólico de que, convertirse en esposa era morir como persona. La pérdida de identidad, el “nuevo yo” de la mujer casada fue “su superior”, su marido.




 Frases de Betty Friedan: http://goo.gl/IxbTn4



Enlaces:
One of America's great feminists Betty Friedan: CBC Archives
1950s Housewife to Women's Activist: Betty Friedan

Diversas fuentes, entre ellas:

Wikipedia y rafinablog.wordpress.com