Petra
Kelly (29 de noviembre de 1947 – 1 de octubre de 1992) Ecologista,
pacifista y feminista de origen alemán.
Trabajó
intensamente contra las armas nucleares. Petra fue una de las fundadoras del Partido Verde alemán
Se
implicó también en la lucha por el respeto a los derechos humanos en el Tíbet y
la mejora de las vidas de los niños y niñas con cáncer.
Defendía
la no-violencia y la ternura en la política, una política a la que ella pensaba
que había que añadir esperanza y corazón.
La
lectura del libro de Henry
David Thoreau , Desobediencia Civil
y su puesta en práctica por Martin Luther King, Jr. le acercaron a la
no-violencia y constituyeron una guía que nunca abandonó.
Estudió
Relaciones Internacionales en Washington y un Master en Ciencias Políticas e
Integración Europea, en la Universidad de Ámsterdam.
Fue
funcionaria de la Comunidad Económica Europea, perteneció al Partido Socialista
Alemán (SPD) hasta la creación de Los Verdes, el partido ecologista alemán que
ella contribuyó a fundar en 1979.
Fue
parlamentaria verde desde 1982 hasta 1987.
En 1982, Kelly recibió el Right
Livelihood Award (conocido también como el Premio Nobel Alternativo)
"...for forging and implementing a new vision uniting ecological
concerns with disarmament, social justice and human rights."
En
palabras de su amigo, el Dalai Lama: “Petra Kelly ha sido designada para
dedicar su vida y persona en la lucha por los oprimidos, los débiles y
perseguidos de la época en la que vivimos. Su espíritu y legado de solidaridad
humana e inquietud continúan para inspirarnos y animarnos a todos”.
Frases
y discursos:
“Hago
un llamamiento a las mujeres de todo el mundo, jóvenes y viejas, para que amen
sólo a aquellos hombres que están dispuestos a manifestarse claramente contra
la violencia”
"Todos
quieren volver a la naturaleza pero ninguno quiere hacerlo a pie”
Ser
tierno y al mismo tiempo subversivo: eso es lo que significa para mí, a nivel
político, ser "verde" y actuar como tal. Entiendo el concepto de
ternura en sentido amplio. Este concepto, para mí también político, incluye una
relación tierna con los animales y las plantas, con la naturaleza, con las
ideas, con el arte, con la lengua, con la Tierra, un planeta sin salida de
emergencia. Y, por supuesto, la relación con los humanos. Ternura entre las
personas, también en el seno de un partido alternativo y no violento, que
apuesta públicamente sin cesar por la suavidad, la descentralización, la no
violencia. [...] Nuestro rumbo debe llevarnos, sin compromisos, en otra
dirección ecológica. Eso significa ponerse a andar políticamente por la vía
suave.
Esa
vía suave significa aprender a concebir nuestro planeta, incluyendo la
atmósfera, los océanos y los continentes, como una unidad orgánica viva. Nuestro
ecosistema es el universo. No lo dividamos en fragmentos y caigamos en la falsa
creencia de que nos basta con entender una pequeña parte para entender también
el todo. Respetémonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. La tierra y yo
tenemos las mismas raíces. La tierra la hemos tomado prestada de nuestros
hijos. Si queremos materializar una política basada en la ética ecológica,
debemos comprender lo que ha dicho Marilyn
Ferguson sobre el poder y el amor:
"El poder sin amor se reduce rápidamente a la simple capacidad de expoliar
y manipular". En un movimiento político ecológico se necesita
inexcusablemente solidaridad, paciencia, cooperación, ternura y tolerancia, a
fin de que coincidan los medios y los fines.
DECLARACIÓN
PERSONAL EN EL BUNDESTAG (noviembre de 1983)
Todo
poder estatal es relativo. Si se entiende la obediencia como elemento de
convivencia, la lealtad tiene sus límites allí donde se pone en juego el bien
de la comunidad. El sí al Estado es siempre un sí condicionado. La constatación
innegable de la injusticia de un mandato es criterio decisivo para la oposición
a determinadas prescripciones de la autoridad estatal. [...] La cuestión
decisiva es que las leyes del Estado no son leyes absolutas... En determinados
casos, en los que están en juego cuestiones de gran relevancia moral, la
desobediencia pacífica a la ley, acompañada de determinadas medidas de
precaución que ayudan a mantener el respeto a la institución del derecho, no
sólo es legítima, sino que se convierte en una obligación de conciencia.
DISCURSO
ANTE LA CONSERVATION FOUNDATION AUSTRALIANA (1988)
Los
grupos y movimientos ecologistas que deseen reparar los terribles daños que se
le han hecho a nuestro planeta Tierra, deben dedicar cada vez más su atención
no sólo a la crisis del medio ambiente y a los problemas de la biosfera, sino
también a la crisis en la economía, la crisis en los procesos de producción y
consumo. Los daños causados en todo el mundo por la intervención humana no han
sido hasta ahora considerados por ninguna doctrina económica oficial. Al
contrario: gran parte de los elementos necesarios para la vida han sido ya
destruidos, y otros están seriamente amenazados a causa de decisiones
empresariales orientadas exclusivamente a la obtención de beneficios. Nuestro sistema
económico acabará por destruir los fundamentos de su propia existencia. A
nuestro parecer, lo necesario en el terreno ecológico es al mismo tiempo lo
razonable en el terreno económico