jueves, 19 de mayo de 2016

El sexo de las Ángelas



Hace unos meses publiqué en mi blog un artículo sobre sexualidad femenina, con el título ni-putas-ni-ninfomanas-ni-enfermas casi el mismo que el que tenía el artículo “Ni putas, ni ninfómanas, ni enfermas: sexualidad y mujer” al que acompañaba una foto que tenía más de anuncio de compresas que de escándalo puritano. Si ya habéis entrado en el enlace lo habéis podido comprobar.

Pues bien, me han dicho que Facebook lo ha censurado y no deja abrir el enlace. No sé si por el título del post, por la foto o por j***r, que de eso facebook sabe mucho, censurando cosas nimias y permitiendo violencia o grupos machistas aberrantes.

Pero una está ya curtida en frustraciones, reprobaciones, represiones, prohibiciones y demás “nones”…así que, como a tozuda no me gana nadie, lo vuelvo a publicar, eso sí, con una foto angelical y con un título distinto:”El sexo de las Ángelas” a ver que pasa…

El texto es el siguiente:

¿Qué se espera de las Mujeres en el sexo? Decidme si no es para volverse loca del todo:

Debemos de ser señoras y castas para afuera, pero putas en la cama.

Debemos tener deseo, pero ser pasivas y complacientes.

Con mucho deseo; somos ninfómanas

Con poco deseo; estamos enfermas

Con muchas parejas: unas putas

Con pocas parejas: unas estrechas

Con orgasmos clitoridianos: inmaduras

Sin orgasmos múltiples: defectuosas

Sin eyaculación durante el orgasmo: incompletas (no estamos a la moda, claro)

Somos lentas, complicadas, enigmáticas.

¿¿Algo más??

Con este panorama, señoras, una no tiene más remedio que mandar el sexo a freír espárragos. Una mujer no puede tener una sexualidad normal, libre, placentera con todo lo que le cae encima.

Y luego me preguntan por qué las mujeres tienen menos deseo que los hombres. No sé si las mujeres tenemos menos deseo, pero lo que es seguro es que el que tenemos, lo tenemos reprimido, juzgado, comparado y patologizado.

Porque nuestro deseo siempre es más o menos que otro: el masculino. No nos dejan tener el que sea. Siempre comparándonos y estando a expensas de un modelo masculino de sexualidad que no nos representa. Donde el coito es el imperativo, donde los orgasmos no son para nosotras, sino para que el otro se sienta capaz y competente. Donde estamos enfermas o eso nos hacen creer. Y donde es urgente que nos mediquemos.

No me gusta escuchar a compañeras sexólogas decir que cuando una mujer tiene poco deseo y la sexualidad de una pareja se va al traste, intenten activar su vida sexual yendo a un hotel. Porque la vida sexual de una mujer no se soluciona con una escapada romántica cada vez que la puedan pagar. El problema es bastante más recóndito, insondable y abismal. Y a grandes problemas, grandes soluciones.

Y este no es un artículo sobre el patriarcado, pero la realidad es que el patriarcado siempre lo impregna todo de una manera transversal. ¡Dejen a nuestro deseo en paz! Y os diré una cosa, chicas, o hacemos algo para salir de esta o andamos listas. Porque no podemos seguir sintiéndonos frustradas, reprimidas, agobiadas, o hasta las narices de vivir la sexualidad a través de los ojos de otro.

Laura Cámara. Sexóloga. “Ni putas, ni ninfómanas, ni enfermas: sexualidad y mujer”