«Hay
que moverse en manada, una mujer sola es una mujer; dos, un par de locas; tres,
una tormenta; más de tres, el miedo en los ojos del lobo asustado».
Texto
de Helena Torres, escritora, investigadora y bloguera, que sintetiza la
importancia de la unión de las mujeres para la conquista y defensa de nuestros
derechos
El
cuento de Caperucita Roja es una fábula moralizadora, desde la visión
patriarcalista, para que las niñas no vayan solas por los caminos, y se fíen
más de los cazadores "buenos" que de su gusto por los animales
"malos".
Siendo los cazadores "buenos" los
varones, salvadores de inválidas niñas y mujeres, que bajo el prisma patriarcal
limitador, les van a evitar tener autonomía, poder de decisión, gusto por una
sexualidad variada, incluyendo que otros seres le practiquen el cunnilingus,
una de las pocas vías por las que las mujeres consiguen el inmenso placer del
orgasmo.
Y los animales "malos": otras
mujeres o varones monstruosos que, a las “caperucitas intrépidas” les gusta
porque les van a practicar sexo "canicular" / abrasivo / caliente
(cunnilingus), que aparte de satisfacerla enormemente y llevarla al orgasmo
tranquilizador, no las van a dejar embarazadas, y por tanto no les van a
permitir “cumplir con su deber sagrado de dar hijos al mundo".
Y no hay la menor duda de que el lobo que se
quiere comer a Caperucita Roja aludiría al deseo de practicar cunnilingus. Lo
evidencia su mismo nombre: Caperucita y elección del color: Roja.
Manifiestamente se refiere al rojo capuchón / caperuza que cubre el
sobresaliente clítoris femenino de la vulva roja y caliente, aunque aparente
referirse a la vestimenta craneal.
Y el lobo con su gran… ¿lengua, boca…? le
quería comer … su caperucita… Ja, ja…
La
más arcaica representación del cuento de Caperucita Roja es la escultura de
Sacerdotisa huaxteca tocada con caperuza-sombrero-máscara en forma de vulva:
con los labios menores unidos en el capuchón que cubre el sobresaliente
clítoris, estando la cara en el lugar que correspondería al orificio vaginal.
Pero me temo que la resolución del significado
de este enigmático cuento, por mi parte ¡una feminista declarada!, no debe ser
considerada demasiada correcta para los moralistas y patriarcalistas del siglo
XXI que no soportan la visión feminista y que siguen velando como antaño para
que las niñas no sean “pervertidas en su moral”. Y además daña demasiado el ego
de los intelectuales de todas las tendencias que durante más de trescientos
años han buscado la clave, y no la encontraron. Así que para ellos, mi simple
resolución del enigma no puede ser acreditada, y por tanto no la divulgarán ni
será bien acogida…..
¿Qué se puede esperar si han sido
condicionados en una cultura que a pesar de ser laica, sigue concediendo
credibilidad al Vaticano, llena de cardenales que se visten de “rojo” / de
púrpura / de cárdeno, imitando y apropiándose del color de las vestiduras de
antiguas Diosas y ¡de las Sacerdotisas Hieródulas y de las Cortesanas! y que
marcan los días de fiesta “cristiana” en rojo como cosa propia, sin tributar
homenaje a su origen “pagano”?
Ni
el poder eclesiástico ni el poder patriarcal concederán nunca credibilidad a
quienes les hacen la competencia: las mujeres feministas rebeldes, como yo, que
les quieren hacer caer del pedestal y quieren que las nuevas generaciones de
niñas disfruten libremente de su sexualidad: libre y ninfomaniaca, y hagan lo
que les dé más gusto a sus caperucitas.
Francisca
Martín-Cano Abreu “El perro / lobo de Caperucita Roja, símbolo de la sexualidad
femenina libre y ninfomaniaca”