Existen
sociedades donde la mujer asume el rol de líder de manera natural. Son
vestigios de una época donde las sociedades matriarcales eran más numerosas y
se podían ver en distintos continentes a lo largo del planeta.
Muchas/os
antropólogas/os dudan de la existencia de estas sociedades donde las mujeres detentan
el poder. Pero de lo que no cabe duda es que el rol de la mujer en estas
sociedades de las que vamos a hablar no está subordinado al del hombre.
Las
Mosuo entre China y el Tíbet
Son
el ejemplo más conocido de sociedad matriarcal. Viven con sus familias en
grandes casas alrededor del Lago Lugu donde la propiedad recae en la madre. Las
mujeres se encargan de las finanzas y de criar y dar el apellido a sus hijos. A
los hombres se les relegan las decisiones políticas. Para las mosou no existe
el concepto de matrimonio por lo que practican las "visitas de amor".
Los amantes no viven bajo el mismo techo y la paternidad poco importa. Los
hombres residen toda la vida en la casa de su madre donde representan la figura
del padre con sus sobrinos.
Las Minangkabau de Sumatra
Aunque
parezca difícil de creer, encarnan una sociedad matriarcal en medio del mundo
islámico. Al Oeste de la isla viven cuatro millones de personas cuyo linaje
lleva nombre de mujer y el acuerdo entre sexos conforma su esencia. La herencia
de sus antepasados la reciben las mujeres como símbolo de respeto. Ellas son
las encargadas de transmitir el Adat, nombre que reciben sus tradiciones
ancestrales, y de reunirse una vez al mes con la Bundo Kanduang, un cargo
político que lleva la unidad y el consenso a las familias de la comunidad.
Las Khasi, los Jaintia y las Garo de las colinas de Meghalaya
Estas
tres comunidades que comparten escenario, Mawlynnong, se rigen por un sistema
matrilineal donde las mujeres son más respetadas que en el resto de la India.
Como en la mayoría de los casos que te presentamos, el pilar del sistema es la
herencia, que en este caso va a parar a la hija menor, aunque no como dueña
sino como administradora de los bienes del grupo. Ella se quedará a vivir en la
casa materna toda la vida mientras el resto de sus hermanos la abandonarán al
casarse. Los hijos varones no reciben nada de sus progenitores aunque, si
tienen problemas a lo largo de su vida, son sus hermanas las que tendrán que
ayudarles.
La aldea Umoja al norte de Kenia
Nació
como un refugio para mujeres sin hogar donde se sintieran a salvo de la
violencia sexual de los soldados británicos pero a día de hoy se ha convertido
en una comunidad donde los hombres están prohibidos. Rebecca Lolosoli fue su
fundadora en 1990 y desde entonces mantiene en pie este pueblo que sobrevive
gracias a un camping para turistas y la venta de joyería realizada por ellas
mismas en el centro cultural de la aldea.
La tribu Wodaabe en el norte de Nigeria
Es
una de las pocas tribus nómadas que aún quedan en África donde el divorcio está
normalizado y no lleva asociado ningún estigma social. Las chicas Wodaabe
tendrán un matrimonio arreglado por sus padres desde el momento de su
nacimiento pero este podrá romperse en cualquier momento y formarse un segundo
sin ninguna represalia para la mujer. En su sociedad las mujeres mandan y son
ellos, los que a través de la danza Yaake, llaman la atención de sus amadas y
de las tres juezas encargadas de elegir al varón más atractivo de todos.
Las Akan de Ghana
Son
el grupo étnico predominante en esta zona de África. Las fundadoras de los
clanes son mujeres pero los hombres ocupan posiciones de liderazgo donde se
espera que el hombre no solo apoye a su propia familia sino también a sus
parientes femeninos. Ellas disfrutan de más poder, riqueza, prestigio e
independencia de lo que parece en un primer momento. La palabra técnica para
describirlo es ginocracia encubierta y es habitual en las sociedades de
descendencia por línea materna, según explica Phil Bartle en sus estudios sobre
los Akan.
Los
forman una veintena de pueblos indígenas que viven repartidos en varios enclaves
dentro del país aunque la mayor concentración se encuentra en la cordillera de
Talamanca. Se organizan por clanes y cada uno de ellos está formado por una
familia extensa que lidera la madre. Ellas son las herederas del patrimonio de
los suyos y las autorizadas para preparar los rituales sagrados a base de
cacao, uno de los cultivos más numerosos junto al plátano, el maíz, los
frijoles y los tubérculos.
Fuente: www.esdiario.com