En una sociedad donde los
estereotipos de género están tan arraigados, una de las primeras cosas que se descubre es que los adjetivos no significan lo mismo si eres niña o niño.Veamos:
Cuando alguien se comporta de
una forma ‘activa’, si es niña se dirá que es una persona nerviosa, y si es
niño, que es inquieto.
Cuando alguien se comporta de
manera insistente, si es niña es que es una terca. Si es niño, tenaz.
Cuando alguien se muestra
sensible, si es niña es que es delicada. Si es niño, afeminado.
Cuando alguien se comporta de
manera desenvuelta, si es niña es que es una grosera. Si es niño, es que está
seguro de sí mismo.
Cuando alguien se comporta de
forma desinhibida, si es niña es que es una pícara. Si es niño, es simpático.
Cuando alguien se comporta de
forma obediente, si es niña es dócil. Si es niño, es débil.
Cuando alguien se comporta de
manera temperamental, si es niña es una histérica. Si es niño, apasionado.
Cuando alguien se comporta de
forma audaz, si es niña es que es impulsiva y actúa sin pensar. Si es niño, es
un valiente.
Cuando alguien se comporta de
manera introvertida, si es niña es tímida. Si es niño, es que es piensa bien
las cosas.
Cuando alguien muestra
curiosidad, si es niña es una preguntona y una cotilla. Si es niño, es
inteligente.
Cuando alguien es prudente,
si es niña es que es juiciosa. Si es niño, es un cobarde.
Cuando alguien no quiere
compartir sus cosas, si es niña es una egoísta. Si es niño, es que defiende lo
suyo.
Cuando alguien no se somete,
si es niña es una agresiva. Si es niño, es que es fuerte.
Cuando alguien cambia de
opinión, si es niña es que es una caprichosa y una niña voluble. Si es niño, es
que es capaz de reconocer sus errores.
Resumiendo: los estereotipos
de género privan a las mujeres y niñas de su autonomía y a los hombres y niños
les niegan el derecho a la expresión de su afectividad.
Fuentes: Nuria Varela y Luisa
Antolín