¡¡¡El Vello es Bello!!!.
Reivindico que el Vello dependa de Gustos y no
de Obligaciones. Quiero, igual que los hombres, elegir si me dejo bigote o no. No
estoy de acuerdo con que a las mujeres se les obligue a no tener vello en
ninguna parte “pública” del cuerpo, mientras que los hombres pueden lucir sus “pelambreras”
con orgullo. Y hasta hace poco, no sólo no estaba mal visto sino que era un símbolo viril tener “pelo en
el pecho”.
Puede sonar a chiste, pero
cuando de pequeña oía el refrán.:”A la mujer bigotuda desde lejos se la saluda”,
no sabía muy bien si era porque el bigote destacaba desde lejos y le daba
presencia a la mujer o por el contrario, precisamente porque tenía bigote no
querían saber nada de ella. Es una duda existencial que todavía me asalta en
las noches de invierno.
¿Y qué pasa con las barbas?.
Un hombre barbudo puede pasear su excéntrica barba por donde quiera.
Cuando es una mujer la que quiere
hacerlo se la encierra en un circo con el deshonroso nombre de “Mujer
Barbuda”.
No es que esté contra la depilación. Estoy contra el sexismo que se
practica con el vello corporal.
Sabemos que los hombres se
depilaban desde la prehistoria. Se han
encontrado en las cuevas piedras con filo que se utilizaban para que los
hombres se quitaran el vello de la cara. Utilizaban navajas de sílex, y más
tarde de cobre y hierro. Entre los egipcios, la obsesión llegó hasta tal punto
que una persona no podía entrar a un templo si no estaba depilada .
La primera
crema depilatoria se hacía de sangre de animales, tortugas, gusanos o grasa de
hipopótamos, y las ceras se hacían con azúcar, agua, limón, aceite y miel; o
con sicómoro , savia y pepino. Más tarde mujeres y hombres se depilaban usando
cera de abeja, pinzas, hilos y navajas de cobre, cremas depilatorias hechas de
vinagre y tierra de Chipre, resina y una cera hecha a base de alquitrán. Hasta
que en el siglo XVIII se inventó la primera afeitadora, en 1903 Gillette
inventó la primera maquinilla con hojas intercambiables y en 1940 nace la primera maquina eléctrica.
Lo que es cierto es que el
cuerpo femenino al ser tratado como un objeto depende de las modas. Y todo se
inició en mayo de 1915 a través de un anuncio gráfico que apareció publicado en
la revista Harper’s Bazaar, dirigida básicamente a lectoras de la alta sociedad
norteamericana. La moda de llevar vestidos de tirantes y dejar al descubierto
las axilas hizo que se empezaran a anunciar
polvos depilatorios. A partir de ahí, comenzaron a aparecer más campañas y
diferentes productos para imponer la depilación de las axilas entre las
mujeres.
Pero eran tiempos en los que
las faldas y vestidos se llevaban muy por debajo de las rodillas, lo que hacía
innecesario tener que depilarse las piernas. No fue hasta la Segunda Guerra
Mundial en la que la escasez de medias de seda dejaba al descubierto y sin
disimular el vello en las piernas de muchas mujeres. Y surgió “la necesidad” de
depilárselas.
A mitad de siglo, sumamos la
depilación íntima. Desde entonces hasta hoy en
día la industria ha ido creando la necesidad de la depilación, siendo
uno de los sectores más potentes en el mercado y la publicidad y haciendo que
quitar el vello se convirtiera en la norma y no en la excepción. Pero solo para
las mujeres.
Afortunadamente hay algunas excepciones.
La más destacada Frida
Khalo que hizo gala de un aspecto físico andrógino y reivindicó su vello como
parte imprescindible de su personalidad.
En los años sesenta el vello
en las axilas no estaba mal visto y muchas artistas muy famosas lo lucieron
Por último quiero acabar con
dos ejemplos donde el vello en las mujeres es deseado.
En Japón existe un postizo púbico conocido como “Flor Nocturna”. Este manojo de cabellos
humanos reciclados se luce en el Monte de Venus. Se ideó hace 50 años por la empresa Komachi Hair Co y se vende,
sobre todo, a colegialas y novias avergonzadas por su falta relativa de vello
púbico.
Hair to Stay es la única
revista en el mundo para los aficionados a las mujeres velludas. La publicación
incluye fotos explicitas de diferentes
pilosidades femeninas, desde las axilas hasta los pectorales, así como relatos
de aventuras eróticas con mujeres vellosas.
Lo dicho:¡¡¡El Vello es
Bello!!!.