La
mujer árabe, entre religión y poesía
Si
partimos de la libertad como criterio para entender la condición de la mujer y
su papel en las comunidades árabes e islámicas, veremos que aún sigue siendo un
objeto de la ley islámica, shr’. Vive encarcelada en una jaula de vocabularios
religiosos sobre lo lícito y lo ilícito, halal y haram, sobre lo permitido y lo
prohibido. Es un objeto para el hombre, pertenece a la autoridad del varón, y
no es un ser independiente dotado de voluntad ni dueño de su destino.
Se
trata de una cultura religiosa que estableció la autoridad del hombre como
padre y «Señor» de la familia. Por lo tanto, es una autoridad que convirtió la
masculinidad en una especie de histeria o neurosis, y es esto lo que nos da a
entender que la aniquilación de la mujer —la feminidad— significa una especie
de renacimiento de la masculinidad, especialmente que esta aniquilación se basa
en la ley islámica y adquiere de ella su legitimidad. Es una especie de
aniquilación que se ejerce, naturalmente, en nombre de la religión.
Si
utilizamos el lenguaje poético, con motivo de la presente antología, se puede
decir que la mujer en los países árabes e islámicos existe en forma pasiva. Y
si recordamos esta frase de Ibn Arabí «Todo lugar que no acepta lo femenino es
estéril, no cuenta», será correcto decir que toda comunidad en la que la mujer
no es dueña de sí misma, de su cuerpo, de su voluntad y de su destino, es una
comunidad estéril: no cuenta ni es activa.
Dicho
de otra forma: la masculinidad que anula la feminidad se anula a sí misma, y esta
es la situación actual de las sociedades árabes e islámicas: están anuladas,
tanto en lo masculino como en lo femenino. La mujer en estas sociedades es un
objeto religioso codificado, enjaulada en lo lícito y lo ilícito, es un ser sin
rostro, y todo ser que carece de rostro, carece de identidad.
La
poesía, sh’r, es lo opuesto de la religión, shr’: dos palabras que tienen las
mismas letras y, sin embargo, cada una es el contrario radical de la otra.
La
mujer no recupera su Yo anulado sino a través de la liberación de los grilletes
de la ley islámica, shr’, y su liberación más profunda y más bella se realiza
por la poesía y en la poesía. La poesía aquí no es solo el poema, es, ante
todo, la visión del lenguaje, del ser humano y del mundo. Es la manera o las
maneras de expresar estas visiones.
Una
mujer poeta es una mujer que ha reemplazado la ley por la poesía. O es una
mujer que se ha liberado de la ley religiosa: ha roto sus grilletes y ahora es
digna de llamarse mujer libre.
Existen diversas maneras
en las que la mujer poeta se expresa a sí misma, expresa su libre feminidad, su
cuerpo, su relación con el mundo y con las cosas, y, sobre todo, su relación
con la lengua árabe femenina, la cual, en sí misma, necesita la libertad y
liberarse de lo masculino que dirige la tierra en nombre del Cielo. A la luz de
todo esto, religiosa, social, cultural e históricamente, se refleja la
importancia de la poesía de la mujer árabe, que estalla como una protesta,
preocupación y grito de existencia.
De
esta forma, arraiga este lenguaje en la feminidad de la tierra, se mueve en los
misterios del cuerpo, en sus represiones y deseos, en sus rebeliones y
aspiraciones.
Así
se hermana la poética de la feminidad con la poética de la existencia.
Fuente:
Diván
de poetisas árabes contemporáneas. Introducción de Adonis. Edición y traducción
de Jaafar Al Aluni. Ediciones del oriente y el mediterráneo