Dora Maar (Tours, Francia, 22 de noviembre de 1907 -
París, 16 de julio de 1997) Pintora, artista plástica, fotógrafa y escultora
francesa.
Su
padre, Joseph Marković, era un arquitecto croata que hizo distintos proyectos
en Sudamérica, y su madre, Julie Voisin, era una violinista francesa,
originaria de Tours. Dora
creció en Argentina.
Es
conocida también por su relación con Picasso ,a la
que su familia se opuso fervientemente.
Maar
tuvo una gran preparación intelectual y artística, primero en la pintura y
luego en la fotografía, por la que, desde muy joven, formó parte de los
círculos más vanguardistas del París de los años 20 y 30.Conoció a Henri Cartier-Bresson
En
casi un millar de fotografías, tan sólo hay dos en las que sonríe. Dora era una
persona callada, orgullosa, muy inteligente y de una ironía fina a veces teñida
de cierta maldad. Le gustaba disfrazarse de siglos anteriores. Ése es un
aspecto de ella que aparece en muchos otros collages.
Se
emancipó con prontitud y se convirtió a la vez en un símbolo para la alta
sociedad parisina
A
finales de los años 20, Maar formaba parte del círculo de los surrealistas. Conoció
a Henri Cartier-Bresson, Man Ray a Brassaï.
Era amiga íntima de André, Jaques Breton, Paul
Éluard y Nusch Éluard. Con George Hugnet tuvo una breve historia amorosa.
Sus
fotografías de personajes de perdedores y excluidos de la sociedad eran
aplaudidas y valoradas entre los expertos.
Amante
del mundo de la alta costura, se movía como pez en el agua en los ambientes de
la alta burguesía y entre las mesas de los cafés que frecuentaban los artistas de
toda índole. Ideológicamente simpatizaba con los partidos políticos de
izquierda, aunque, a diferencia de Picasso, no llegó a militar en ninguno de
ellos.
Su
manera de entender la fotografía y su popularidad entre los surrealistas le
sirvieron a Dora para entrar en la vida de Picasso. Muy segura de sí misma en
aquellos años, Dora Maar llamó la atención del artista. Ocurrió en el café Les
Deux Magots. Ella se puso a jugar con una navajita que habitualmente llevaba en
el bolso. Haciendo saltar la hoja entre los dedos, no detuvo el juego pese a
que la sangre chorreaba por su mano. Picasso quedó hipnotizado y le pidió sus
guantes moteados de sangre.
Dedicada
en cuerpo y alma a Picasso, Dora documenta con su cámara la compleja
realización del mural más famoso del mundo: el Guernica. Su objetivo detalla la
metamorfosis de los personajes que ocupan la tela, un trabajo por el que nunca
llegó a cobrar nada, ni siquiera los derechos de reproducción que tan bien le
hubieran venido en sus difíciles años posteriores.
Ambos
comparten amistades, veranos, viajes, trabajo y vida. Y especialmente sexo,
algo en lo que Picasso parecía ser tan insuperable como en su pintura.
Pero
mientras que para ella no había más mundo, él seguía viendo a otras mujeres. A
sus anteriores amantes y a las nuevas. Y la bellísima y deslumbrante Dora pasó
a ser la mujer desencajada, rota y llorosa que acabó ingresada en un
psiquiátrico. Fue psicoanalizada por Jacques
Lacan. Posteriormente, ingresó en el hospital de Sainte-Anne. Le aplicaron electroshock
En
1943 Picasso se enamoró de Françoise Gilot y para Dora se acabó el mundo. La
musa divina se convirtió en una loca a la que muchos fueron abandonando. Su
amigo Paul Eluard fue una de las pocas excepciones entre los que mantuvieron su
amistad hasta el final.
Con
el paso de los años, Dora Maar volvió a la pintura pero muy esporádicamente a
la fotografía. No se le volvió a conocer ninguna relación amorosa. Para
sorpresa de muchos, abrazó el catolicismo con una intensidad que ya nunca
abandonaría. Después de Picasso, solo Dios.
Fuentes: Wikipedia y cultura.elpais.com