miércoles, 9 de noviembre de 2016

Anne Sexton. Poeta



Anne Sexton (Massachusetts ,9 de Noviembre de 1928 – 4 de Octubre de 1974) Poeta estadounidense, reconocida por su poesía confesional.

En 1967 obtuvo el premio Pulitzer de poesía.

Sexton ofrece al lector una visión íntima de la angustia emocional que caracterizó su vida. Anne convirtió la experiencia de ser mujer en el tema central en su poesía, es la figura moderna del poeta confesionalista, a pesar de que soportó críticas por tratar asuntos tales como la menstruación, el aborto y la drogadicción.





En 1945, estudió en un colegio-pensión, la Rogers Hall School, en Lowell (Massachussets).

En 1948 se casó con Alfred Muller Sexton II. Vivieron juntos hasta su divorcio en 1973, y tuvieron dos hijas, Linda Gray Sexton (1953), que más tarde se haría novelista, y Joyce Sexton (1955).

En 1954 se le diagnosticó depresión postparto, sufrió su primer colapso nervioso, y fue admitida en el hospital Westwood Lodge.

En 1955, después del nacimiento de su segunda hija, Sexton sufrió otra crisis y fue hospitalizada de nuevo; sus hijas fueron enviadas a vivir con sus abuelos paternos. Ese mismo año, en su cumpleaños intentó suicidarse.

Su médico, el doctor Martin Orne, la alentó a escribir poesía y en 1957 se unió a un taller de poesía animada por John Holmes



Poco después sus poemas conocieron cierto reconocimiento, sobre todo con sus publicaciones en varias revistas de prestigio estadounidenses como el New Yorker, Harper's Magazine o Saturday Review. Su mentor, W.D. Snodgrass, intentó desarrollar su creatividad. Su poema "Heart's Needle" la inspiró para escribir "The Double Image", poema sobre las relaciones entre madre e hija.

En el atelier de John Holmes, conoció a la poetisa Maxine Kumin, de quien no se separó hasta el final de su vida y con quien escribió 4 libros infantiles (publicados entre 1963 y 1975).

En otro taller conoció a Sylvia Plath, animada por Robert Lowell.

Y más tarde dirigirá sus propios talleres en el Boston College, el Oberlin College y la Colgate University.





Sexton fue una mujer reconocida y premiada en su tiempo, becada para escribir sus libros, profesora titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer de poesía en 1967 por su libro Live or Die (Vive o muere), y luego jurado del prestigioso premio. También le fue otorgada, en agosto de 1959, la beca Robert Frost para asistir a la conferencia de escritores de Bread Loaf, y en 1965 le fue otorgado un viaje subvencionado por el Congreso por la Libertad de la Cultura. Su poesía confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país.






La característica de su lírica es el uso del material autobiográfico y su precisa transformación en materia poética. Su poesía muestra desde muy pronto un comportamiento contradictorio desarrollado desde la niñez. Por un lado, es una mujer atractiva, alegre y fuerte. Por otro, una mujer convencida de que sufre “un dolor insoportable”, lo que la convierte irremediablemente en un ser marginal. Ahí entra la enfermedad mental y su tabla de salvación: la poesía.





Siempre intensa, no dejaba indiferente a nadie. “Quien acude al don de Anne Sexton no puede salvarse de su mensaje amenazador”.“Ese mensaje amenazador”, es la duda entra la vida y la muerte que la acompañó durante toda su existencia. Esa dualidad se la expresó en una carta a Saul Bellow y él le respondió con una cita de Herzog: ‘Con un gran aliento, atrapado y mantenido en su pecho, combatió su tristeza por su solitaria vida. ¡No llores, idiota! Vive o muere, pero no envenenes todo…”. Cita que Sexton usaría para abrir su celebrado Vive o muere (1966), en el que ella se decide claramente por la vida. Pero el desequilibrio psicológico, que arrancó en el primer posparto, creando en ella una horrible mala conciencia, la siguió acompañando. Ni siquiera su triunfo total, que llegó después de este libro, los cuatro honoris causa que recibió, o la capacidad de convocatoria de sus recitales, fueron suficientes.






El 4 de octubre de 1974, cuando se puso el abrigo de piel que había heredado de su madre, se bebió dos vodkas y con un tercero en la mano entró en el garaje de su casa, encendió el motor y la radio de su Cougar rojo y se quitó la vida. Poco importaba su enorme talento, su fama, su belleza, el éxito de su obra en el ámbito literario y académico. Tampoco sus dos hijas. Años antes le había reprochado a su amiga Sylvia Plath  que le hubiese robado la gran idea. “¡Ladrona!”, escribió Sexton. “¿Cómo te has metido dentro, / te has metido abajo sola / en la muerte a la que deseé tanto y tanto tiempo?”.




Anne Sexton escribió que los suicidas tienen un lenguaje especial: “Como carpinteros quieren saber qué herramientas. Nunca sin embargo por qué construir”. En Cartas para el Doctor Y, que dejó inédito hasta después de su muerte, invoca tozuda su única suerte: “Muerte, / necesito mi pequeña adicción a ti, / necesito esa vocecita que, / hasta cuando asciendo desde el mar, / toda una mujer, completa, / dice mátame, mátame”.




Anne Sexton at home reading Wanting to Die

Deseando morir (Anne Sexton)

Ahora que lo preguntas,
la mayor parte de los días no puedo recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lascivia regresa.

Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.

Pero los suicidas poseen un lenguaje especial.
Al igual que carpinteros, quieren saber con qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.

En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez,
he poseído al enemigo, comido al enemigo,
he aceptado su destreza, su magia.




De este modo, grave y pensativa,
más tibia que el aceite o el agua,
he descansado, babeando por el agujero de mi boca.

No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.
Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron.
Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.

Nacidos sin vida, no siempre mueren,
pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce
que hasta los niños mirarían con una sonrisa.

¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!
que, por sí misma, se convierte en pasión.
La muerte es un hueso triste, lleno de golpes, dirías,

y a pesar de todo ella me espera, año tras año,
para reparar delicadamente una vieja herida,
para liberar mi aliento de su dañina prisión.

Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas,
rabiosos ante el fruto,  una luna inflada,
Dejando el pan que confundieron con un beso
Dejando la página del libro abierto descuidadamente
Algo sin decir, el teléfono descolgado
Y el amor, cualquiera que haya sido, una infección




Anne Sexton - Menstruation At Forty(Menstruación a los 40)