sábado, 26 de diciembre de 2015

10 Alternativas a los Juguetes Comerciales





10 Alternativas a los juguetes comerciales:

 1• Compañía activa y 100% disponible de parte de los padres a la hora del juego.

2• Mucho juego al aire libre, caminatas por la naturaleza y salidas al parque.

3• Herramientas y utensilios reales pero con tamaño apropiado a una niña/o. (Por ejemplo un kit de jardinería para empezar el huerto familiar, un set de accesorios de cocina para hacer participes a los niños de la preparación de los alimentos para la familia, etc)

4• Juguetes que inviten a la invención y construcción como bloques de madera, cajas de cartón, telas, piedras, etc.

5• Instrumentos musicales reales

6• Libros y cuentos

7• Material para arte; dejemos a un lado los libros para colorear y los crayones, los/as niños/as deberían experimentar el arte libre a través de pinceles, arcilla, acuarelas, lienzos, etc.

8• Instrumentos para explorar como un microscopio, una lupa, un arenero, etc.

9• Cualquier juguete que invite al niño/a a retar su propia motricidad: baleros, yoyos, patinetas, patines, tabla para olas, etc.

10• Materiales que desafíen su mente y su mundo como rompecabezas, armables, un globo terráqueo, un kit de bordado, una cometa, etc.(1)

   




Si quieres regalar juguetes comerciales, NO compres juegos sexistas. Es decir,  juegos asociados por la sociedad a las niñas que suelen estar relacionados con los cuidados, el atractivo físico y las habilidades domésticas, mientras que los percibidos como propios de los niños giran en torno a la competencia, la violencia y la aventura.





La campaña inglesa Let Toys Be Toys (dejad que los juguetes sean juguetes) ha conseguido que grandes empresas de Reino Unido como Marks & Spencer, Toys’R’Us o Boots  retiren las distinciones explícitas de sexo de sus productos infantiles. La juguetería española Toy Planet ha ido más allá. Hace dos años lanzó unas fotos en sus redes sociales que mostraban, entre otras escenas, a una niña jugando con un camión y a un niño con una casa de muñecas. Este año más catálogos incorporan imágenes inclusivas, entre ellos el de Toys’R’Us, que en España no clasifica sus productos por sexo. Otras tiendas, como Imaginarium, distribuyen sus productos en disposiciones multicolores, por edades y por tipo de juguete, más que por sexos. Aunque los productores gigantes, como Disney, siguen guiándose por el modelo convencional.


 La publicidad sintetiza la realidad para que la sociedad se identifique. Los fabricantes tienen una capacidad de decisión limitada cuando producen merchandising de grandes películas o series. Pero ¿provocan realmente algún problema los juguetes diferenciados por sexo?

 La investigadora Rebecca Hains, profesora de Comunicación en la Universidad de Salem (Massachusetts) y autora del libro The Princess Problem (el problema de las princesas), explica: “Según diversos estudios neuropsicológicos, las diferencias innatas son menores de lo que generalmente se cree. Aunque pensemos que no educamos a los niños de forma diferenciada, reciben una socialización distinta”. El problema, dice, es que la cultura princesa –libros, películas, series y merchandising– enseña a las niñas que deben aspirar a ser guapas y pasivas.

Otro inconveniente es que los pequeños se preocupan y autolimitan para no realizar actividades incorrectas, es decir, no asociadas a su sexo. La psicopedagoga Ana del Pozo, de la Fundación Fuhem Educación Ecosocial en Madrid, sostiene que el aprendizaje de los roles comienza desde la cuna. “A través del juego se aprenden todas las competencias necesarias para la vida real, desde el cuidado hasta la psicomotricidad, la cooperación y la expresión de afecto”. Todas estas habilidades, añade, son igual de necesarias para el desarrollo de todos los pequeños.

En cuanto a los colores, rosa para las niñas y azul para los niños, una asignación aparentemente rígida, es en realidad una invención moderna. Como cuenta la historiadora Jo Barraclough Paoletti en su libro Pink and Blue (Rosa y Azul), las primeras referencias a estos colores como diferenciadores de sexo surgieron en artículos de psicología de la segunda mitad del siglo XIX, pero la división no se afianzó hasta los sesenta del XX. “El verdadero boom llegó en los años ochenta”, dice Rebecca Hains. “Con el nacimiento de la televisión por cable, los anunciantes comenzaron a dirigirse directamente a los niños. En esa década aparecieron los primeros manuales de mercadotecnia infantil. Y la cultura de la princesificación cogió velocidad en 1989, con el éxito de La sirenita, de Walt Disney”. Hoy resulta habitual que una bicicleta se fabrique por separado en colores masculinos –rojos, grises, azules– y femeninos –rosas y pasteles–. “Se hace para vender más”.
Pero “Con el ejemplo es como mejor se enseña. Si no les pones límites, no tienen por qué encontrárselos ellxs”.





Recursos para padres

La tienda en línea A Mighty Girl (Una Niña Poderosa) nació hace tres años a manos de un matrimonio de informáticos estadounidenses que estaban interesados en la igualdad de género y el antirracismo. Hoy poseen un catálogo de 7.000 libros (incluida una pequeña sección en español) y juguetes divididos por categorías y edades, además de material para padres.

La librería madrileña Mujeres y Cía de orientación feminista, contiene una sección de material infantil.

Las miembros de la asociación española Club de Malasmadres se definen como "alérgicas a la ñoñería, con ganas de cambiar el mundo, o al menos de morir en el intento". Las conversaciones en su blog y en su cuenta de Twitter abordan temas como el consumo responsable de los regalos de Navidad o el autocuidado.

La campaña británica Let Toys Be Toys presiona desde 2012 a grandes empresas y almacenes de su país para que eliminen las divisiones por género de sus tiendas y catálogos online. Componen listas de regalos recomendados que evitan la segregación por sexo en el ámbito educativo.(2)


Fuente:
(1)          apuntesdemamá.com. ‪#‎InfanciaUnplugged
(2)           elpaissemanal@elpais.es