Mary
Kingsley ( Islington, Londres 13 de octubre de 1862 – 3 de junio de 1900) Escritora
y exploradora inglesa que tuvo una gran influencia en las ideas europeas sobre
África y sus gentes.
Sorteando
todo tipo de obstáculos que van desde su condición de mujer hasta los temibles
fang, realizó importantes estudios etnológicos y científicos en una época en la
que la raza blanca se afanaba en demostrar su superioridad respecto a otras
razas en un tiempo en el que, dentro de la organización que esta misma raza
blanca había establecido en occidente, el hombre se consideraba superior a la
mujer.
Mary
era hija de George Kingsley (también escritor de viajes) y Mary Bailey, y
sobrina de Charles Kingsley. Su padre era médico, su madre era inválida y se
esperaba de Mary que permaneciera en el hogar familiar cuidando de ella.
Como
era mujer recibió poca formación escolar pero tenía acceso a la bien provista
biblioteca paterna, y le encantaba oír de su padre historias de países lejanos.
Su
padre murió en febrero de 1892. Su madre murió también cinco semanas más tarde.
Liberada de las responsabilidades familiares, y con una renta de 500£ anuales,
Mary pudo finalmente viajar.
Decidió
descubrir África y recopilar el material necesario para finalizar un libro que
su padre había empezado acerca de la cultura de las poblaciones africanas.
En
1893 Mary llegó a Luanda (Angola). Vivió con las gentes del lugar, quienes le
enseñaron las habilidades necesarias para sobrevivir en la jungla africana, y a
menudo se adentraba sola en zonas peligrosas.
En
1895 volvió a África para estudiar tribus caníbales. Se desplazó en canoa por
el río Ogooué, donde descubriría especies de peces desconocidas hasta entonces.
Después
de su encuentro con la tribu de los Fang escaló el Monte Camerún (4100 m) por
una ruta nunca hollada anteriormente por ningún europeo.
A
Inglaterra llegaron noticias de sus aventuras, y cuando volvió a casa en
octubre de 1895, fue recibida por una multitud de periodistas ansiosos de
entrevistarla. Era ya famosa, y durante los tres años siguientes dictó
conferencias por todo el país sobre la vida en África.
Mary
Kingsley defendió, varios aspectos de la vida africana que conmocionaron a
muchos ingleses, como la poligamia. Argumentaba que un "hombre negro no es
menos desarrollado que un blanco como un conejo no es una liebre
subdesarrollada", además de afirmar que ella no consideraba a "los
nativos como 'inferiores'... sino con un tipo de mentalidad diferente de la del
hombre blanco - un tipo de mentalidad muy aceptable, a su manera".
Sin
embargo, era bastante conservadora en otros temas y no apoyaba el movimiento
del sufragio femenino.
Kingsley
escribió dos libros sobre sus experiencias: Travels in West Africa (Viajes en
África Occidental, 1897), que inmediatamente se convirtió en un best-seller, y
West African Studies (Estudios sobre África Occidental, 1899).
Durante
la Segunda Guerra de los bóer, Kingsley se alistó voluntaria como enfermera.
Murió de fiebre tifoidea en Simon's Town, donde curaba a prisioneros Bóers.
Según sus deseos, fue sepultada en el mar.
Un
rasgo destacable de Mary Kigsley era sin duda su agudo e irónico sentido del
humor :
"Si me hubiera ataviado con prendas de
vestir masculinas, me habría clavado las estacas y habría muerto. En cambio, a
excepción de unos cuantos cardenales, allí estaba yo, con la falda arrebujada
sentada sobre nueve estacas de ébano de unos cuarenta centímetros y gritando
para que me sacaran de allí."
"No voy a decir que un país coloreado de
verde o de amarillo bilis invite a visitarlo, pero es posible que esos colores
delaten la falta de sentido artístico del cartógrafo."
"De modo que me lancé con gran fervor a
leer libros que hablaban sobre las misiones y, ¡ay!, descubrí que lo que
aquella buena gente hacía en sus crónicas no era describir el país en el que
residían, sino explicar cómo avanzaba hacia lo que debía ser y lo necesario que
era que los lectores apoquinaran más sin pararse a pensar en la reducida
cantidad de almas convertidas comparada con lo abultado de sus
donaciones."
"Me comporto de forma exquisita, casi
como una santa, y me maravilla mi actitud; estoy ocupada intentando decidir si
mi aureola debía ser un sencillo aro circular o uno sólido, con forma de plato,
cuando el señor Hudson se dirige al señor Cockshut y le dice con una voz
cargada de reproche: -Tiene mosquitos aquí, señor Cockshut."
"La majestuosidad y la belleza de la
escena me fascinaron tanto que me quedé allí contemplándola, con la espalda
apoyada en una roca. No imaginen que todo aquello hizo brotar en lo que me
place llamar mi mente la complejas reflexiones poéticas que la belleza natural
despierta en la mente de los demás personas; eso es algo que jamás me sucede.
Lo que yo experimento es la sensación de perder el sentido de la
individualidad, olvidar cualquier recuerdo de la vida humana, con sus penas,
sus preocupaciones y sus dudas, y pasar a formar parte de la atmósfera. Si hay
un paraíso, el mío es ése; es más, creo firmemente que si me dejaran el tiempo
suficiente ante una escena como esa, o sobre la cubierta de un navío en una
ensenada africana, contemplando cómo la chimenea y los mástiles oscilan
ociosamente recortados sobre el cielo, me encontrarían muerta y sin alma."
Fuente:
Wikipedia y www.viajeros.com
Añado el enlace que en su serie Mujeres Viajeras le dedicó La 2 de Televisión española