Yo lo ignoraba todo de la
vida...
Yo lo ignoraba todo de la
vida. Era muy joven y mis labios besaban dulces pieles que no se me negaban. Nadie
me hablaba del dolor que yo no conocía y el amor lo intuía vagamente porque
todo bastaba cuando el deseo crecía. Los besos entonces no mataban, ni herían
las palabras, el placer sospechado era posible, vivía, puedo decir bien alto
que vivía.
¿Qué pasó? No lo sé. Las
playas son las mismas, los cuerpos aún son jóvenes, el deseo es audaz -tal como
entonces, quizá más- mis muslos aún aprietan caderas poderosas, y sin embargo
mi aliento se extingue lentamente y hieden ya todos los puertos donde arribo.
Me duelen los recuerdos de
otros días, las risas, los olores, el deseo que dejé de cumplir por lanzarme al
camino. Ahora soy piedad inmóvil en mi casa, esposa austera y fiel, madre
amante y tirana, oscura sombra de mí misma, aburrimiento tenaz, desidia-de
dejado de ser-, se ha apagado la luz que más me llama.
De "La luz que más me
llama" Beatriz Gimeno
De
un tiempo a esta parte estoy prisionera en un coche de gritos y hielo que
circula por carreteras oscuras y en vertical como catedrales, deslumbrada por
las luces largas de los que vienen en sentido contrario que sois todos.
Almudena Gúzman “De un tiempo a esta parte”
Habrías
bordado el alba con tus manos, mantel más exquisito en incurable rojo. Tus
manos tan extrañas como flores para el altar del amante soldado que murió del
morir sin claudicar su lanza ni su mula. Habrías zurcido la eternidad a los
hijos de entonces y a sus hijos y a sus hijas tan pálidas y con tantos
secretos. Y a sus noches de pánico habrías lanzado la portentosa seda, escapada
de ti, de tu tronco de árbol que al vencerse domina como amor y agrega vida. Yo no entiendo al mirarte si de verdad has
cerrado la puerta y las ventanas, si la llave al crepúsculo, si cerradura del
viento. Si has torcido la esquina y has corrido el camino y has bebido del
cántaro y la fuente y sin mirar atrás te has descalzado. Y sin sentir dolor
pariste ausencia. O si han volado los pájaros por avisarles a todos que eres de
nuevo joven mujer bajo la lluvia. Que recoges manzanas. Que los insectos
repiten tu nombre y tu apellido, tu
singular prodigio, el férreo atrevimiento de calentar la pena. O que el mar se
ha llevado tu pelo a lo profundo como un sueño de alga. O de diosa invendible sin ansias de tristeza.
”Joven
mujer bajo la lluvia “.Francisca Gata Amate