"La menstruación se instala como tabú en el sistema
social. Las mujeres asentimos a este mensaje desde la infancia: ninguna
princesa Disney menstrúa. Pero tampoco parece que lo hagan las actrices de
Hollywood, ni aquellas que protagonizan los anuncios de tampones y compresas. Y
si lo hacen, su sangre no será roja sino azul y jamás mancharán las braguitas,
caracterizadas siempre desde un blanco impoluto. Hasta la pubertad o la
adolescencia, mamá o nuestra hermana mayor no nos explica qué es la
menstruación. Cuando lo haga, nuestra reacción, al reconocer que pronto
experimentaremos la menstruación, divagará entre la curiosidad, el rechazo y el
miedo", según Lola Pérez.
Feministas, investigadores y artistas reivindican la
visibilidad de la 'herida' cíclica de la mujer con varios objetivos: aumentar
la salud menstrual en los países donde más se necesita, que forme parte de la
conversación social y que se reconozca como derecho hablar de su sangre sin que
se considere algo 'sucio'; sin que el interlocutor arrugue la nariz. Sea por
presencia, sea por ausencia, la menstruación forma parte de la vida femenina
como una segunda piel. No sucede de vez en cuando -salvo problemas médicos-,
sino que es una constante con una periodicidad -a veces matemática, otras no-
que imprime, en cada mujer, la posibilidad de la concepción y de la continuidad
humana. Lo dice un 'superhéroe' que viste de rojo: "Un gran poder conlleva
una gran responsabilidad".
En el caso de la herida cíclica de la mujer, la tarea
comienza a los 12,5 años, tras una serie de procesos que estimulan una
glándula del hipotálamo que activa la hipófisis que, a su vez, produce las
sustancias que actúan sobre los ovarios y las glándulas suprarrenales. Estos
órganos comienzan a producir hormonas, que son las responsables de la salida
del vello en las axilas y el pubis y del desarrollo de las mamas; al final de
esta etapa de cambios, tiene lugar la menarquia [primera menstruación] y se
activa el mecanismo que permite a las mujeres ser madres. La menstruación, en
condiciones normales, es un signo de salud. A pesar de eso hay un estigma
social y tabúes culturales a cerca de la Menstruación.
Según datos de Wash United, la organización berlinesa que
está detrás del Día de la Higiene Menstrual "en India, un 66% de las
chicas no puede acceder a un baño y, en Burkina Faso, un 83% de las niñas no
tiene donde cambiarse el tampón o la compresa en el colegio, al igual que el
77% de las jóvenes en Níger"; unos datos que fomentan "el absentismo
escolar" porque "la ausencia de higiene menstrual aumenta el estigma
y la falta de información provoca estrés, vergüenza y exclusión social".
«Todo proviene del significado de la sangre, que, para el
hombre, desde las cavernas, su pérdida es siempre terrible, pues supone un
signo de muerte inminente. Para los hombres, sangrar está relacionado con no
tener un cuerpo sano, cuando para las mujeres es justo lo contrario; las
mujeres sanas menstrúan regularmente, los hombres no. El rechazo torna en miedo
cuando aparece la envidia y se dan cuenta de que se trata de una cualidad
mágica y sólo femenina» según David
Linton, profesor de Comunicación y Arte en el Marymount Manhattan College en
Nueva York
"Como mujeres, podemos dejar de sufrir en silencio y
hablar en voz alta sobre nuestros ciclos menstruales, podemos dejar de ocultar
nuestros productos menstruales y llevarlos con confianza al baño, podemos
criticar los aspectos negativos de los productos desechables, como los
tampones, que contienen químicos dañinos, podemos romper el discurso histórico
y social negativo a través de las artes visuales".
«El tabú de la menstruación es una violencia, porque no te
permite expresar cómo te sientes. Tenemos derecho a cuidarnos porque estamos en
un momento especial. Si cuando menstrúas no tienes estrés laboral, te medicas
menos; hay que cambiar el punto de vista social y cuidar nuestro cuerpo de
forma más sana, sin recurrir al ibuprofeno; así sólo se tapa, no se sana. Hasta
en China tienen una especie de baja laboral cuando las mujeres menstrúan»
La «menstruación se ha usado como excusa para negar derechos
sociales y económicos a las mujeres» y que, en relación al desarrollo laboral,
debería verse, únicamente, «como otro fenómeno físico, como la respiración o la
digestión porque, pese a su naturaleza, a menudo las mujeres sufren
penalizaciones por menstruar, cuando la menstruación no tiene por qué afectar
las relaciones laborales, las responsabilidades, las promociones, los
incentivos y las oportunidades en general».
"Las cosas positivas asociadas a la menstruación a
menudo se ignoran, muchas mujeres tienen un mayor impulso sexual mientras están
premenstruales, y menstruar conduce a un mejor sexo, y los orgasmos alivian los
dolores menstruales".
Fuente:www.elmundo.es/salud