Maria
Margarethe Winkelmann-Kirch (Leipzig, 25 de febrero de 1670 - Berlín, 29 de
diciembre de 1720) Astrónoma alemana. Maria Winkelmann-Kirch no fue solo la más
importante y reconocida de las astrónomas de su época, sino que también fue la
primera mujer que descubrió un cometa,el C/1702 H1, en 1702.
Además,como
ayudante de su marido y después de su hijo, contribuyó al establecimiento de la
Academia de las Ciencias de Berlín como mayor centro de astronomía.
Su
padre era un ministro luterano que creía que las mujeres debían ser educadas de
la misma manera que los hombres, algo bastante inusual en la época. Maria fue
una afortunada y gracias a la actitud de su padre pudo ser educada en las artes
y las letras, tanto por él como por su tío.
Maria
mostró un interés temprano por la astronomía, por lo que se convirtió en
estudiante, aprendiz y ayudante de Christopher Arnold, un astrónomo autodidacta
que trabajaba como granjero en la ciudad de Sommerfeld. Esta situación era muy
habitual en la Alemania del siglo XVII, en la que la práctica de la astronomía
tenía lugar en buena medida fuera de las universidades. De hecho, en aquellos
años, muchos de los grandes astrónomos no estudiaron en la universidad porque
la astronomía se estudiaba mucho más cerca de la tradición artesanal que se
desarrollaba dentro de los gremios y oficios que de las disciplinas académicas
que se conocen en la actualidad.
A
través de Christopher Arnold, Maria conoció a uno de los astrónomos más famosos
del país, Gottfried Kirch. A pesar de que Kirch era treinta años mayor que
Maria, ambos contrajeron matrimonio en 1692. De esta manera, Maria dejó el
observatorio de Arnold para continuar su formación al lado de su esposo.
Maria
y Gottfried se embarcaron conjuntamente en el estudio de la astronomía y la
observación del firmamento y en el año 1700 se trasladaron a Berlín. Allí,
Gottfried fue nombrado astrónomo oficial de la Academia de las Ciencias, lo que
permitió a Maria trabajar, aunque fuera de manera no oficial pero sí
reconocida, como su ayudante.
Durante
su primera década en la Academia, Maria dedicó gran parte de su tiempo al
estudio de los astros. De hecho convirtió en una costumbre el observar el
firmamento cada noche a partir de las 21:00.
Utilizando
sus observaciones de los cielos nocturnos, Maria y su marido realizaron
cálculos astronómicos para calendarios y almanaques con información de las
fases de la luna, la puesta de sol, los eclipses y la posición del Sol y otros
planetas. Esta era la verdadera fuente de ingresos de la Academia, que obtenía
más dinero de la venta de calendarios, ya que era un gran negocio, que de la
asignación económica recibida por la corte real de Prusia. Esto significaba
que, a pesar de que eruditos de otras ramas de la ciencia gozaban de un mayor
prestigio intelectual, los astrónomos era un activo valioso.
A
pesar de las decepciones que experimentó durante su carrera en la sombra, sus
publicaciones le dieron cierto reconocimiento durante su vida y fueron una
perdurable contribución a la astronomía. Entre ellas, sus observaciones acerca
de la aurora boreal (en 1707) y dos opúsculos, uno sobre la conjunción del Sol
con Saturno y Venus (en 1709) y otro sobre la predicción de un nuevo cometa (en
1711), fueron muy bien acogidos.
Maria
Winkelmann solicitó un cargo de astrónomo asistente en la Academia de Berlín,
para el cual estaba altamente cualificada. Por ser mujer ―y por lo tanto sin
estudios universitarios― se le denegó el cargo. Los miembros de la Academia de
Berlín temieron establecer el mal ejemplo de contratar a una mujer.