Niñas Poderosas es un proyecto que Projects for Children
desarrolla desde 2009 para luchar contra la desigualdad de género, promover los
derechos de las niñas y sacarlas de la pobreza.
Las niñas son las más pobres entre los pobres. En países en
vías de desarrollo en los que hay escasez de recursos las niñas son las más
vulnerables. Son ellas las que más sufren prácticas habituales como el
matrimonio infantil o la mutilación genital femenina viendo cómo se niegan sus
derechos de libre elección y de educación.
Las niñas se enfrentan a numerosos problemas siendo los más
comunes el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, el embarazo
adolescente, la violencia, el trabajo infantil doméstico y la discriminación y
la imposibilidad de ir al colegio.
El video lo explica mejor :http://powerfulgirls.org/
1.-El matrimonio infantil
El matrimonio infantil es una práctica tradicional que se
lleva a cabo en numerosos países y que supone una grave violación de los
derechos humanos de los niños y las niñas. Si la tendencia actual continua,
este problema afectará a más de 140 millones de niñas en 2020, que serán
obligadas a casarse a edades tempranas a menos que se impida. Cada dos segundos
una niña es forzada a casarse: el 14% de las niñas en países en vías de
desarrollo se casarán antes de cumplir los 15 años. Una de cada tres, se habrá
casado antes de cumplir los 18 años.
Los factores subyacentes del matrimonio infantil son
complejos y están interrelacionados. Las razones varían dentro de los países y
entre ellos en función de las circunstancias individuales y los contextos
sociales. El matrimonio infantil, en general, es fruto de una combinación de
pobreza, desigualdad de género y falta de protección de los derechos de los
niños y las niñas. Estos factores con frecuencia se agravan por un acceso
limitado a una educación de calidad y a oportunidades de empleo, y se ven
reforzados por las normas sociales y culturales fuertemente arraigadas.
Las consecuencias del matrimonio infantil forzado son
físicas, psicológicas y emocionales, además de sociales y económicas. Las niñas
casadas en la infancia tienen pocas probabilidades de asistir a la escuela, con
frecuencia se las trata como mujeres adultas y generalmente deben cargar con
las funciones y responsabilidades de los adultos, sin que importe su edad. Las
niñas que se casan precozmente son más vulnerables a sufrir violencia, abusos y
relaciones sexuales forzadas. También lo son a las infecciones de transmisión
sexual (incluido el VIH), y presentan niveles bajos de salud sexual y
reproductiva. El embarazo precoz es una de las causas y consecuencias más
peligrosas del matrimonio infantil.
El matrimonio infantil forzado es más frecuente en Asia
Meridional y en África Occidental y Central, donde el 46 y el 41% de las niñas,
respectivamente, son niñas casadas, según el informe “El derecho de las niñas a
decir no”. Entre las niñas que crecen en América Latina y el Caribe, el 29% son
víctimas del matrimonio infantil, en comparación con el 18% en Asia Oriental y
el Pacífico, el 15% en los Estados Árabes, y el 11% en Europa Oriental y Asia
Central.
Las niñas del 20% de los hogares más pobres tienen más del
triple de probabilidades de contraer matrimonio antes de los 18 años en
comparación con las niñas de los hogares más ricos. En los países en desarrollo,
las niñas de las zonas rurales tienen el doble de probabilidades de estar
casadas al cumplir los 18 años en comparación con las niñas de las zonas
urbanas.
2.-La mutilación
genital femenina
La mutilación genital femenina es una práctica tradicional
que supone una forma de violencia contra las niñas y una violación de los
derechos humanos. Consiste en la extirpación total o parcial de los genitales
femeninos a niñas y mujeres jóvenes por razones no médicas. Ninguna religión la
contempla como obligatoria pero es una práctica habitual para muchos grupos
religiosos (musulmanes, cristianos, animistas). La mutilación genital femenina
no entiende de clases sociales ni de niveles educativos. Suele provocar
infecciones, infertilidad o incluso la muerte. Se lleva a cabo entre la
infancia y los quince años.
Las razones para la práctica de la mutilación genital
femenina son variadas y complicadas pero las principales causas derivan de
patrones y normas culturales profundamente arraigados. En ocasiones, suele sostenerse
erróneamente como un requisito religioso, pero la práctica es anterior a todas
las grandes religiones y no está especificada en ningún texto religioso.
Para la mayoría de las culturas en las que se practica, la
principal razón para la mutilación genital femenina es la creencia de que es
necesaria para conseguir un buen matrimonio. En algunas comunidades, las niñas
que no se someten a la mutilación son consideradas promiscuas y sucias, por lo
que no consiguen casarse. La arraigada creencia de que la mutilación genital
femenina equivale a la pureza, la limpieza y la moral estricta es el principal
factor para la continuación de la práctica. Existe una presión social
comunitaria en torno a la mutilación, pero una mujer bien informada no someterá
a su hija a este proceso.
Los daños que provoca la mutilación genital femenina pueden
poner en riesgo la vida de las niñas, además de acarrear traumas físicos y
psicológicos de por vida.
• Riesgo de infección o muerte: las muertes por mutilación
genital femenina ocurren, por lo general, como resultado de hemorragia durante
o inmediatamente después del procedimiento o por el tétanos y otras infecciones
en las semanas siguientes. La mayoría de los procedimientos se llevan a cabo
por mujeres sin formación, en entornos no estériles utilizando instrumentos
como tijeras, cuchillas de afeitar e incluso cristales rotos. Las niñas suelen
sufrir infecciones dolorosas.
• Elevada probabilidad de complicaciones durante el parto:
los daños que la mutilación genital causa en el sistema reproductivo femenino
elevan las probabilidades de complicaciones durante el parto. Las mujeres que
han sufrido mutilación genital tienen el doble de probabilidades de morir en el
parto y también tienen más probabilidades de dar a luz a un bebé muerto.
• Mayor probabilidad de infecciones de por vida: las
víctimas de mutilación genital femenina son más propensas a sufrir infecciones
vaginales, uterinas y pélvicas frecuentes durante toda su vida.
• Disfunción sexual: Por el trauma generado al extirpar sus
genitales, las mujeres que han sufrido mutilación suelen sufrir dolores durante
sus relaciones sexuales y efectos psicosexuales.
• Daños psicológicos: Las mujeres que han sufrido mutilación
genital suelen verse afectadas por numerosos problemas psicológicos. Un estudio
reveló que el 46% de estas mujeres desarrollan problemas de ansiedad, mientras
que un 78% aseguró sufrir sentimientos de miedo intenso y horror durante mucho
tiempo después.
En los países en los que la mutilación se practica
abiertamente, la incidencia puede ser muy alta, como en Egipto, donde alcanza
el 91%, o Somalia, donde es del 97%, aunque el país ya la ha declarado ilegal.
La mutilación genital femenina es un problema global que requiere una solución
global. Incluso en los países en los que se prohíbe la mutilación, las niñas
están en riesgo porque suele practicarse en secreto. Además, las leyes no están
implementadas de forma efectiva y no se cumplen de manera eficaz, ya que no
suelen juzgarse.
•En todo el mundo, más de 140 millones de niñas y mujeres
han sufrido mutilación genital.
•En África, 101 millones de niñas mayores de 10 años han
sido sometidas a mutilación.
•Cada año, tres millones de niñas de África están en riesgo
de sufrirla.
3. Violencia y Discriminación
La violencia contra los niños y las niñas, en todas sus
formas (acoso escolar, violencia familiar, explotación infantil o violencia
sexual) es una de las violaciones de los derechos de la infancia más extendida.
Millones de niños y niñas se sienten discriminados por compañeros de clase,
familiares, profesores y otras personas de su entorno, afectando a su
rendimiento escolar y limitando el desarrollo de sus capacidades.
La violencia contra los niños y las niñas es el uso
intencional de fuerza física o poder contra un niño o niña por parte de un
individuo o un grupo, que da como resultado un daño real o potencial a la
salud, supervivencia, desarrollo o dignidad. Incluye todas las formas de
maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono, trato negligente,
explotación comercial o de otro tipo, que tienen lugar en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder.
La violencia contra los niños y las niñas incluye también el
trabajo infantil y la participación de niños y niñas en los conflictos armados.
Es un problema social, cultural y político, complejo y profundamente arraigado,
que obstaculiza el desarrollo en igualdad al impedir el derecho que toda
persona tiene a vivir en un entorno seguro y libre de violencia.
La principal barrera para el logro de la educación de
calidad es la existencia de la violencia de género(VBG) dentro y alrededor de
las escuelas, actos de violencia sexual, física o psicológica infligidos a
niños dentro y alrededor de las escuelas debido a los estereotipos y a los
roles de género. La violencia de género en las escuelas, desde los abusos
físicos y psíquicos hasta el acoso escolar, es una violación de los derechos
humanos y del derecho a la educación y limita la participación y el acceso de
las niñas a una educación segura y de calidad, incrementando las tasas de
abandono y fracaso escolar.
Con frecuencia, este tipo de violencia proviene de causas
estructurales con raíces muy profundas entre las que destacan la pobreza, la
desigualdad y la discriminación. En algunas ocasiones se justifican por causas
de moral o de honor, otras prácticas pueden encontrar justificaciones
culturales o religiosas, reflejar prejuicios y creencias discriminatorias y
perjudiciales hacia los niños y niñas. La mayoría de estos actos de violencia
ocurren sin formar parte de las estadísticas oficiales; menos aún si éstos
ocurren en el hogar o en el lugar de trabajo de aquellos que sufren la
violencia y son encubiertos como costumbres o prácticas rutinarias.
La exposición prolongada de los niños y niñas a la violencia
afecta a su desarrollo físico, emocional y social, puede alterar el sistema
nervioso e inmunológico y provocar trastornos sociales, emocionales y
cognitivos, además de conductas que causan enfermedades, lesiones y problemas
sociales. Más allá del daño causado a los niños y niñas, la violencia socava el
desarrollo económico debido a las consecuencias negativas a largo plazo en la
salud física y mental, la educación, el empleo y la paz social.
La violencia escolar, incluida la de género, tiene profundos
efectos en la salud de los niños y niñas; en su bienestar educativo, físico,
psicológico y emocional. Está correlacionada con bajos logros académicos y la
seguridad económica, así como con los riesgos de salud de largo plazo, y
perpetúa los ciclos de violencia entre las generaciones.
•Entre 500 millones y 1,5 mil millones de niños y niñas son
víctimas de la violencia cada año, muchos de ellos dentro de las escuelas.
•En el mundo, unos 150 millones de niñas y 73 millones de
niños han sufrido violencia sexual.
•Casi la mitad de las agresiones sexuales en el mundo se
cometen contra niñas menores de 16 años.
•Los informes indican que niños y niñas de tan solo 6 años,
son víctimas de violaciones y abusos.
•Alrededor de 126 millones de niños y niñas están
involucrados en las formas más peligrosas de trabajo infantil.
•Se calcula que 1.2 millones de niños y niñas son víctimas
de la trata de personas.
•Un 28% de las niñas nunca se siente segura en el camino al
colegio, y una de cada cuatro niñas nunca se siente cómoda usando los aseos de
las escuelas, según el estudio “Escuchad nuestras voces”.
•En Asia, un 70% de los niños y niñas asegura haber sufrido
violencia en el colegio, según el informe “Promoción de la igualdad y la
seguridad en los colegios”. El 43% de los niños y niñas asegura no hacer nada
cuando presencia violencia en las aulas
La clave para romper con el círculo de la pobreza y la
desigualdad de género es la educación. Cada año extra de educación secundaria
supone un aumento de entre un 10 y un 20% en los ingresos de una niña cuando se
convierta en adulta. Una niña educada es una niña con futuro