El estudio de la publicidad nos permite conocer la manera de
entender el mundo y las formas de vivir de las personas que habitan en un
determinado espacio geográfico y temporal. Si estudiamos la publicidad de los
años 50 y 60 y en menor medida la de los 70 podemos ver claramente
la violencia simbólica que sufrían las mujeres.
Podemos ver las pautas y valores que regían. También
podemos ver los conocimientos, las creencias, los estilos de vida, los hábitos y
las actitudes sociales. Y lo que vemos es que están estrechamente asociadas a un “sexismo
cotidiano”que denigra y menosprecia a la mujer. Y la publicidad es un fiel
reflejo de ello.
En todos los anuncios publicitarios sean de radio,
televisión, periódicos o revistas, la mujer es relegada a una posición sumisa y
obediente. Es una criada. Un ser deshumanizado.
Un simple objeto. En todos ellos la supremacía masculina, queda patente. Al
hombre se le debe devoción y respeto.
Personalmente, ya sabía que la violencia simbólica contra
las mujeres existía y que desgraciadamente sigue existiendo. Pero lo que más me
llama la atención, y lo que realmente me ha horrorizado al encontrarme algunos
anuncios en la red, es la violencia explícita hacía las mujeres. Me ha
horrorizado la situación de la mujer “como propiedad del varón “y que en dichos
anuncios se refleje sin ningún pudor el maltrato físico. Lo que me asusta es la
normalización de la violencia física. Que se convierta en algo natural cuando
no debería serlo. Porque si hay violencia física en la publicidad es porque no hay reproche
social.
Viendo los anuncios que he elegido para demostrar la
existencia de la violencia física contra las mujeres en la publicidad, entiendo
que las mujeres a la pregunta que le hacía el doctor:”¿Su marido le pega?” contestaran: “Si. Mi marido me pega lo normal”
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Desgraciadamente los anuncios que reflejan violencia física
y simbólica contra las mujeres siguen existiendo. La diferencia es que en la
actualidad existe un reproche social hacia ellos.
Texto: Ana&Heterónimas