Se nos planea la ruptura del amor romántico como arquetipo
relacional estándar y nos llegamos a creer que con romper los diez mitos es
bastante, que solas nos valemos y que todo el trabajo está hecho. Y sin apenas darnos cuenta nos condenamos a
una existencia vacía y a la siembra de cadáveres constante. Relaciones
fracasadas, mucho dolor, excesivo sufrimiento y años de terapia. Y todo por no
ser capaces de sentarnos en una mesa y gritar a viva voz que nos da un miedo
atroz amar y sufrir. Nos convertimos en témpanos de hielo a cambio de evitar el
sufrimiento.
Parece que nos presentan dos únicas opciones: o sucumbimos
al amor romántico o lo superamos cayendo en el más frívolo poliamor. Por favor,
la manera de romper con el amor romántico no puede ser un poliamor casposo
normativo y heterocentrado que excluya de manera sistemática a ciertos
colectivos y que reproduzca patrones cargados de machismo. No vamos a romper el
amor romántico para vivir la misma basura por duplicado.
Ilustración:
Huck
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Y es que en ambos sistemas, de una manera u otra, siempre
hay una persona que ostenta el poder y otra que lo padece. La que se entrega
siempre sufre, la elegida siempre hiere. Y es que da igual olvidarse de los
cuidados porque creemos que nuestra pareja nos pertenece que olvidarse de los
cuidados porque nada ni nadie puede permitirse el lujo de “atarnos”. Da igual
cambiarle el nombre si vamos a seguir construyendo en vertical, vamos a seguir
hiriéndonos porque construiremos desde el mismo lugar: el miedo a mostrarnos
vulnerables y el pánico a sufrir.
Si amamos van a herirnos. Pero aunque el dolor sea
inevitable el sufrimiento siempre es opcional y creo que es evidente que nos
sentiríamos mucho mejor si construyéramos desde otros lugares, donde abundase
el cuidado y las relaciones se plantearan desde la horizontalidad.
Hay miles de referencias para repensar el amor: libros como
Ethical Slut (Easton y Hardy) o Opening Up (Tristan Taormino) plantean maneras
distintas de concebir el amor, los talleres de Occupy Love (Brigitte Vasallo)
son un gran referente para reflexionar sobre los afectos y no morir en el
intento y en proyectos como Golfxs con principios podemos encontrar incluso
servicio de coaching para personas con identidades de género o sexualidades
diversas.
Mostrarnos vulnerables es un modo imbatible de revolucionar
los afectos, de enfrentarnos a una sociedad que nos quiere sumisas y obedientes
gritándole a la cara que no nos da miedo lo que pueda pasarnos.
* Este texto esta escrito íntegramente en femenino como
reivindicación política frente a la invisibilización constante de la mujer.
Silvia Valle.Pedagoga y Activista.