Dominique
Matti sabe lo que es confundir la amabilidad
con ser un felpudo, dejarse llevar por la corriente o por lo que quieran los
demás. Por eso escribe unas reflexiones sobre lo que se espera de las “chicas
buenas”:
1.
Una buena chica siempre sonríe. Aunque no te conozca. Aunque esté teniendo el
peor día de su vida. Aunque te estés comportando como un baboso y la desnudes
con la mirada. Aunque estés haciendo que se sienta amenazada. Una buena chica
no se atreve a expresar negatividad abiertamente.
2.
Una buena chica nunca muestra disconformidad. Ni aunque tu opinión sea lo más
insultante que le hayan dicho nunca. Ni aunque estés siendo ofensivo. Ni aunque
estés completamente equivocado. Una buena chica tampoco te corrige nunca. No
importa cuántas veces te equivoques con algo o malinterpretes algo de lo que
ella sabe más que tú.
3.
Una buena chica nunca es directa al hablar. Nunca te dirá "pásame la
sal", sino que rogará: "Si no es molestia, ¿podrías pasarme la
sal?", añadiendo un "si no puedes, no pasa nada". Ella esconde
sus necesidades bajo capas y capas de palabrería para crear la ilusión de que
es como una planta mágica que no necesita ni agua ni luz solar. Las buenas
chicas no tienen necesidades, y nunca se imponen.
4.
Una buena chica tiene que gustarle a todo el mundo, aun a riesgo de no gustarse
a sí misma. Si se hace un chiste machista, una buena chica se ríe. ¿Y si
alguien está en contra de su punto de vista? ¿Qué punto de vista? ¡Ella piensa
y siente lo mismo que tú! O, mejor aún, no piensa ni siente nada en absoluto
(no vaya a volverse "loca").
5.
Una buena chica no establece límites. Nunca dice que no. No quiere enfadarte
por llevarte la contraria. Ella se amolda incluso a las peticiones más
absurdas, aunque le cueste su propio bienestar. Una buena chica domina a la
perfección el arte de vivir con el malestar.
Una
buena chica no sale de la nada. Una buena chica es una copia andante. Desde la
infancia, los medios de comunicación y la sociedad implantan en las mujeres la
idea de que existen para cuidar de todo el mundo -menos de ellas mismas-, de
que son los personajes estancados que sirven para impulsar las vidas de los
demás. Decir que no, tener en cuenta tus necesidades o no seguir la voluntad de
los demás es contrario al papel que les asigna la sociedad. A las mujeres que
demuestran carácter se les llama locas, zorras, controladoras, irracionales,
demasiado sensibles o amargadas, entre otras muchas cosas. No es fácil vivir
con esas etiquetas. Es difícil no creer que eres todo lo que la gente te llama.
Este
es un mundo en el que se nos hace dudar de nuestra percepción e incluso de
nuestra cordura. Así que aprovecho para decirte, aunque solo sea yo, que hay
que saber decir que no. Es normal tener necesidades. Sé directa . Si estás enfadada, tus motivos tendrás. Tener sentimientos no
significa no ser lógica. No tienes por qué sonreír constantemente. La amargura
es síntoma de tener sentimientos reprimidos. Y tus sentimientos son muy
válidos. Igual que tú.