martes, 22 de diciembre de 2015

Queridos Machos Alfa:



Queridos machos alfa:

Quería manifestarles mi decepción, como actual votante de Podemos y exvotante de Izquierda Unida, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo para presentar una candidatura conjunta a las Elecciones Generales del pasado 20D, con los resultados por todos conocidos.

Ustedes lo plantearon como una lucha de espadas láser. Y ya se las hemos visto todas. Se la han medido delante de todo el mundo y ya sabemos que Pablo la tiene más larga, pero quizá Alberto la tenga más gorda. ¿Y ahora qué?

No han tenido altura de miras. No se han comportado como hombres de Estado sino como cazurros y testarudos colegiales. Y hay una cosa que quizá no comprenden porque está tan marcado en los estereotipos de su propio género que no saben ni verlo: lo han hecho mal. Hay otras cosas, generalmente asociadas con valores femeninos, en las que no caen, porque toda su sangre se concentra en mantener erectas sus espadas láser, no vaya a ser que les llamen nenazas los otros niños del colegio. ¡Pero son ustedes dos líderes del siglo XXI, son jóvenes, deberían estar por encima de todo eso! Generosidad, diálogo, cesión, maleabilidad, dulzura, cuidados, bien común, educación... ¿les suena? ¿O mejor seguimos con eso de y mis cojones treinta y tres?

Yo les planteo una reunión a tres bandas. Yo sé que ustedes, de pequeños, jugaban a darse cabezazos contra las paredes, a estrellar coches contra los muebles, a bombardear poblados indios y jamás de los jamases se les habría ocurrido sentarse en una mesa a tomar un té. A lo mejor es la hora: ustedes vienen a mi casa, yo les ofrezco un café, un té, tomamos pastitas, se comportan ustedes como personas educadas (no se preocupen, que yo nunca se lo contaré a nadie). Yo les facilitaré el diálogo, seré imparcial, lo prometo. Porque voto a Iglesias pero Garzón me excita mucho más. Les doy unas clases de automanipulación anal, para que se les quite ese rictus tan feo que se les pone cuando sonríen. Y hablamos. Y vemos. Y hablan. Y ven. Y a lo mejor llegan a un acuerdo en torno a una figura de consenso, que yo creo, en mi modesta opinión, que debería ser una mujer (como ya ha pasado con Colau, Oltra o Carmena), una mujer con sentido común, afectuosa, dialogante, que emocione, una luchadora que ponga por encima de sus intereses particulares el bien común. La que defendía el poblado indio cuando ustedes lanzaban los coches contra él.

Y nos volvemos a presentar todas juntas (y las que se apunten también). La ilusión no solo suma: multiplica. Se lo debemos a los desahuciados, a los emigrantes, a los de las fosas comunes, a lxs dependientes, a lxs estafadxs, a las asesinadas, a lxs insultadxs, a lxs marginadxs, a lxs oprimidxs, a lxs olvidadxs. Nos lo deben a los que nos ilusionamos con que todo puede cambiar.

Luego, ya si quieren, se encierran en una habitación y hacen otra lucha de espadas láser. O se vienen a mi casa y tomamos otro té. Pero no se aficionen, no vaya a ser que le cojan el gusto, que empieza uno dialogando y acaba llorando con las películas de Antena 3. Y hasta ahí podríamos llegar.

Atentamente.
José Luis Serrano


*(El lenguaje neutro es mío)