viernes, 6 de febrero de 2015

Mujeres en la Antigüedad. Reinas, Saderdotisas,Diosas y Poetas de Sumeria.



La situación de la mujer en Sumeria no era como la de otros pueblos antiguos.  Uno de los aspectos donde esto se nota, es en el del acceso de las mujeres a puestos de dirección o de mando.El primer lugar donde encontramos a mujeres dirigiendo es en los templos.  En los recintos sagrados dedicados a un dios, el mando lo tenía una mujer (Entum / Entu) que actuaba como una especie de papisa.  Para entender el poder que se les otorgaba a estas mujeres, hay que indicar que se las consideraba la reencarnación viva de una diosa (representaban a la esposa del dios del templo), y que los recintos sagrados eran las multinacionales de la época.  Manejaban toda la economía en una sociedad basada en el trueque y el reparto de bienes.  Una mujer así, no solamente era rica, sino que con sólo mover un dedo podía decidir guerras o tratados comerciales.  Por si fuera poco, al ser la reencarnación de una diosa, otorgaban el poder  al gobernador o al rey. Un monarca no era tal si antes no había sido aprobado por una Entu de prestigio. Por ello los reyes acostumbraban a colmar de regalos y atenciones a determinados recintos con la intención de obtener su "bendición", como es el caso de los reyes acadios con el recinto sagrado de Nippur.





Un aspecto poco conocido de la mujer sumeria era su participación en la diplomacia.  Las Entu podían establecer tratados comerciales y ratificar con su sello (a partir de la época acadia) todo tipo de tratados de paz y acuerdos entre naciones.   No está muy claro si llegaban a intervenir directamente en las negociaciones de los tratados, pero hay sospechas de que sí, dado que firmaban esos acuerdos con su sello y que en la mentalidad de la época resultaba lógico tener a una diosa presidiendo una reunión.  Un ejemplo de la diplomacia femenina lo tenemos en Nin-Shatapad, que fue hija del rey de Uruk y Durum. Además de haber pasado a la posteridad como una gran poetisa, resultó ser una buena diplomática.  Cuando el rey de Larsa conquistó Uruk y Durum, Nin-Shatapad escribió una larga y elocuente carta al vencedor, solicitando que perdonara los típicos impuestos abusivos que los triunfadores imponían a los perdedores.  El rey de Larsa no solo aceptó la propuesta, sino que conservó la carta en sus archivos reales (debió causarle una gran impresión), gracias a lo cual, pudimos encontrarla en la excavación de la ciudad.




Finalmente, debemos recordar que hubo reinas.  En Sumeria el título de reina no se utilizaba.  La reina era definida como "la esposa del rey". Por ello, cuando encontramos casos en que a una reina en concreto se le reconoce oficialmente dicho título, no hay que romperse mucho la cabeza para comprender que tuvo que tener una gran importancia, así como alguna participación  en asuntos de estado. En este grupo podríamos destacar a Puabi de Ur, con una tumba majestuosa encontrada en dicha ciudad, lo que refuerza la idea de su importancia, o las reinas acadias Tashlultum, y Tutasharlibish; o un poco más adelante, en la III Dinastía de Ur, la reina Shulgi-Simti. 






Un caso curioso es del rey Ur-Bau de Lagash. Se ha encontrado una carta en la que se le solicita un indulto.  Lo más gracioso del documento, es que al final del mismo, se incluye una petición para que el rey "consulte el asunto con la reina y que ésta dé su opinión sobre el tema" (cuyo nombre no se ha conservado). Está claro que la esposa tenía poder de decisión.  Por cierto, que el indulto fue concedido.




Y es en este grupo de las reinas donde, además, encontramos el caso de una legisladora.  Uno de los códigos de leyes más antiguos encontrados es el de Kug-Bau, y resulta que Kug-Bau era una reina. Para ser exactos, es la única reina que aparece en la Lista Real Sumeria.  En el pequeño currículum que dicha lista adjunta a cada monarca, se indica que Kug-Bau empezó su carrera como tabernera, y que luego llegó a reina.   A su muerte, y pasados los siglos, se la consideró un ejemplo de cómo gobernar con justicia y piedad religiosa, por lo que en tiempos del Imperio Asirio, los sacerdotes del culto de Marduk, la asimilaron a la diosa Kubaba, con lo que su figura quedó semidivinizada para la posteridad y su fama duró, incluso, hasta los tiempos de los hititas y los primeros griegos.


Fuente : BedwyRBlog .