Wallada
bint al-Mustakfi, (Córdoba, 994 - 1091). Poeta andalusí. Fue hija de Muhammad
al-Mustakfi, de sangre omeya y uno de los últimos califas cordobeses, que llegó
al poder en 1024 asesinando al anterior califa Abderramán V; y de la esclava
cristiana Amin'am.
Su
adolescencia transcurre en las guerras civiles que marcan la agonía del
Califato, en medio de todo tipo de intrigas palaciegas desencadenadas tras la
muerte del hijo de Almanzor, al-Muzzaar.
Como
el califa no tuvo descendencia masculina, heredó los bienes de su padre y abrió
un palacio donde se dedicó a educar a chicas de buena familia y al que acudían
también los poetas y literatos de su tiempo. Era una mujer de singular belleza .Heredó
de su madre el pelo rubio, la piel clara
y los ojos azules. Pero sobre todo era
una mujer inteligente, culta y orgullosa. Bordaba sus versos en sus vestidos y
tuvo el atrevimiento de participar en las competiciones masculinas y de
completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que la
hizo ser llamada "perversa" y ser criticada muy duramente por los
integristas, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad, como el
escritor Ibn Hazm, autor de El collar de la paloma, y el visir Ibn Abdus, su
eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado y la protegió hasta su
muerte, cuando ya era octogenaria.
La
gran pasión de su vida fue el poeta Abenzaidún o Ibn Zaydún, con el que mantuvo
una relación secreta, dada la vinculación del poeta con los Banu Yahwar, linaje
rival de los Omeyas al que ella pertenecía y que le hacía andarse con cuidado
por Córdoba. Sobre esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se
conservan. La relación se rompió por la relación de Ibn Zaydún con una esclava
negra de Wallada, lo que puede ser cierto, pero también responde a un tópico de
la poesía de la época.
Entre
estos poemas, que tuvieron la misión de ser cartas entre los amantes, dos
expresan los celos, la añoranza y los deseos de encontrarse; otro, la
decepción, el dolor y el reproche; cinco son duras sátiras contra su amante, al
que reprocha entre otras cosas tener amantes masculinos, y el último alude a su
libertad e independencia.
Poema
que Wallada hizo bordar en oro sobre su vestido
Yo ¡por Dios! merezco la grandeza
y sigo orgullosa mi camino.
Doy gustosa la mejilla a mi enamorado
y doy mis besos a quien yo elija.
Poema
que escribió en un billete para citar a Ibn Zaydun
Cuando las tinieblas se espesen, espera mi
visita,
pues creo que la noche
es la mejor guardadora de secretos;
lo que siento por ti, al sol impedirá brillar,
a la luna salir y a las estrellas correr.
A Ibn Zaydun , reprochándole su desvío y su
inclinación por una esclava negra
Si hubieses sido justo en el amor que hay entre
nosotros,
no amarías, ni hubieses preferido, a una
esclava mía.
Has dejado la rama que fructifica en belleza
y has cogido rama que no da frutos.
Sabes que soy la luna de los cielos,
pero has elegido, para mi desgracia, sombrío
planeta.
Sátira del Seís contra Ibn Zaydun
Te
apodas El seis
y este mote no te dejará mientras vivas:
pues eres marica, puto y fornicador,
cornudo, cabrón y ladrón.
Otra
sátira contra Ibn Zaydun
A pesar de sus méritos,
Ibn Zaydun ama las vergas de los zaragüelles;
si hubiese visto falo en las palmeras,
se habría convertido en pájaro carpintero.