domingo, 10 de mayo de 2015

La Bicicleta para las Mujeres fue" un corcel con el que poder cabalgar hacia la libertad".



La Inglaterra victoriana, era una sociedad en la que las mujeres carecían del derecho de sufragio y del derecho a litigar en un juicio. No podían poseer bienes propios. Las mujeres pasaban  al casarse a ser propiedad de sus maridos. A partir de ese momento, las mujeres casadas estaban  sometidas sexualmente  al deseo de los hombres con los que se habían casado,  sin que ellas pudieran rechazarlos. Su vida se reducía a cuidar de la casa, de los hijos y del marido.



Pero para algunas una máquina insignificante a la que muchos llamaron 'máquina del diablo' se convertiría en “la máquina de la libertad”: La bicicleta

En la década de 1890 la bicicleta comenzó a fabricarse en forma masiva y occidente vivió el primer gran auge global de ciclismo urbano. Según publicaba la revista Munsey “Para los hombres, la bicicleta en sus comienzos era un mero juguete, pero para las mujeres, se traba de un corcel con el que poder cabalgar hacia un nuevo mundo”. Las mujeres jóvenes y más osadas, aventureras y atrevidas, vieron en la bici un símbolo de independencia y libertad.






Tanta independencia y libertad les dio a las mujeres la bicicleta que la feminista y líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles Susan B. Anthoy describió en una entrevista de 1896 para el New York World que la bicicleta había hecho por la emancipación de la mujer más que ninguna otra cosa en el mundo.



Y ¿por qué fue tan importante la Bicicleta para las Mujeres? Porque:

La bicicleta  supuso una “Revolución” sobre el estereotipo femenino, ya que a  las mujeres se las consideraba incapaces para el ejercicio físico.


La bicicleta les dio una mayor y más rápida movilidad sin tener que depender de un hombre. Las mujeres pudieron abandonar sus casas, sus barrios y aventurarse a otros espacios y descubrir que había vida fuera de las cuatro paredes de la casa. Gracias a esa “máquina infernal” consiguieron una independencia inesperada.






La bicicleta las ayudó, entre otras cosas, a cambiar de indumentaria. Las mujeres estaban constreñidas física y psicológicamente bajo  los corsés y las enaguas. La bicicleta  provocó la necesidad de usar vestimentas cómodas. Las mujeres abandonaron  el corsé y las largas faldas, para adoptar otras nuevas, como un práctico pantalón-pollera que rompió completamente con lo que era esperado de la vestimenta femenina de la época.  Los bombachos, las medias de lana y los zapatos de encargo fueron una liberación  para ellas.



La bicicleta hizo que las mujeres fueran  vestidas casi como ellos, con pantalones y el cambio de indumentaria cambió  el concepto de “feminidad”.

La bicicleta consiguió que se desafiara a la moral de una época que hasta ideó 'sillines higiénicos' duros y sin apenas relleno para que no hubiera estimulación sexual alguna con el traqueteo.

La bicicleta trajo aparejado el  debate moral que cuestionó por completo el rol de las mujeres en la sociedad, sobre todo en las ciudades. Las mujeres empezaron a verse a sí mismas más libres, más independientes. Las  vanguardistas que pertenecían a la clase media empezaron a introducirse en el mundo laboral. Poco a poco, este ejército de 'ciclistas' independientes y luchadoras logró dejar atrás los días en que los hombres eran la exclusiva mano de obra en el comercio y las profesiones liberales.

La bicicleta está ligada al movimiento de lucha por los derechos igualitarios entre hombres y mujeres.

La bicicleta transformó fuertemente la vida social, y se evidenció  fuertemente en la vida de las mujeres en los valores universales y en las costumbres. La bicicleta hizo posible el nacimiento de  la “Nueva Mujer”. Una mujer que dejó atrás los vestidos y comportamientos paralizantes del pasado. Y emprendió  el camino de libertad e igualdad de derechos con los hombres






En este contexto F. J. Erskine escribió en 1897  'Damas en bicicleta' una guía de comportamiento para las damas que quieran montar en bicicleta sin perder la compostura. Con el significativo subtítulo de "Cómo vestir y normas de comportamiento". Erskine, da consejos desde la indumentaria, "utilizar ropa interior de lana apropiada, evitar pasear en bicicleta por las calles abarrotadas de la ciudad, comprar un buen freno de mano y utilizarlo hasta del mantenimiento de la bicicleta", pasando por consejos para viajar al extranjero, cómo subir montañas o los aspectos sociales del ciclismo. Nos dice”: El éxito ciclista está asegurado si se toma un desayuno temprano y moderado, se viste "una falda de singular corte y confección, ingeniosamente preparada para que cuelgue vistosa y ampliamente a los lados del sillín" y se lleva encima una loción de ácido bórico con la que calmar las picaduras de bichos rastreros o voladores. Y por si la dama de la bicicleta tiene sed en algún momento de su excursión, lo mejor es "llevarse una discreta petaca con vino y agua de modo que podamos pasar el día con tranquilidad y sin depender de nadie". Y añade para justificar la pasión por la bicicleta:"Si ellas trabajan, y a fe que lo hacen ya miles de mujeres en nuestro país, es justo que tengan las mismas oportunidades que los hombres de disfrutar de un poco de aire".