Elena
Lucrezia Cornaro Piscopia (República de Venecia ,5 de junio de 1646 – 26 de
julio de 1684) Filósofa veneciana de ascendencia noble, que en el año 1678 se
convirtió en la primera mujer en recibir un doctorado de una Universidad.
Cornaro
fue una de las primeras mujeres que recibió un título académico avanzado; otros
ejemplos son beatriz-galindo
y Juliana
Morell o Morella.
Siguiendo
el consejo de un sacerdote amigo de la familia, Elena comenzó a estudiar latín
y griego bajo la tutela de distinguidos profesores, y pronto adquirió fluidez
en ambos idiomas, a los siete años de edad.
También
aprendió hebreo, español, francés y árabe, lo que le valió el título de
"Oraculum Septilingue".
Años
más tarde, estudió matemática, filosofía y teología.
En
1665, tomó los hábitos en un templo benedictino, aunque no se dedicó a ser
monja.
En 1669, tradujo Colloquio di Cristo nostro Redentore all’anima devota, del monje cartusiano Giovanni Laspergio, del español al italiano.
En 1669, tradujo Colloquio di Cristo nostro Redentore all’anima devota, del monje cartusiano Giovanni Laspergio, del español al italiano.
Fue
invitada a formar parte de numerosas sociedades de eruditos cuando su fama
comenzó a extenderse.
En
1670 fue electa presidenta de la sociedad veneciana Accademia dei Pacifici.
Su
tutor de filosofía, Felice Rotondi solicitó a la Universidad de Padua que le
otorgase a Cornaro el título de doctora en teología. Cuando Gregorio Barbarigo,
el obispo de Padua, recibió la noticia de que Elena estaba intentando obtener
el doctorado en teología, se negó a otorgárselo, alegando que era mujer. Sin
embargo, le permitió obtener el título de doctora en filosofía y, después de
una cursada brillante, obtuvo su título.
El
25 de junio de 1678, Cornaro se graduó en la Catedral de Padua, ante la
presencia de las autoridades de la universidad, los profesores de todas las
facultades, los estudiantes y la mayoría de los senadores venecianos, junto con
numerosos invitados de las Universidades de Bologna, Perugia, Roma y Nápoles.
Elena
Cornaro habló durante una hora en latín clásico, explicando pasajes complejos
seleccionados al azar de un libro de Aristóteles. Su público la escuchó con
gran atención, y cuando terminó, el profesor Rinaldini procedió a otorgarle la
insignia de doctora y el libro de filosofía, y le colocó la corona de laureles
correspondiente en la cabeza, el anillo en su dedo y la muceta de armiño sobre
sus hombros.
Elena
fue miembro de varias academias y era bien considerada en toda Europa por sus
logros y sus virtudes.
Sus
escritos, publicados en Parma en 1688, constaron de discursos académicos,
traducciones y tratados religiosos.
En 1685, se creó una medalla en su
honor.
Otras
mujeres que recibieron doctorados en la era moderna fueron Sophie Kowalevski y la
historiadora Stefania Wolicka, ambas
alrededor del año 1875.