Aunque
el número de matrimonios de niñas a nivel mundial está disminuyendo, las tasas
son alarmantes en países como Chad, Níger, Nigeria y la República
Centroafricana. Más de dos de cada tres niñas están casadas antes de los
dieciocho años. Esto es así porque a pesar de la reciente condena del
matrimonio infantil en muchos países africanos, la tradición y las creencias
siguen arruinando las vidas de niñas que viven en regiones remotas. A las niñas
que se casan demasiado jóvenes se les niega las oportunidades educativas de sus
compañeros y corren grandes riesgos para la salud, como el VIH y el embarazo
adolescente. El embarazo adolescente puede conducir a un parto difícil y
prolongado que puede dar lugar a una fístula, una conexión anormal entre un
órgano, un vaso o el intestino y otra estructura, que provoca micción o
defecación incontrolables. Los estudios han demostrado que el matrimonio
infantil también está vinculado a la pobreza.
Las familias en situaciones de crisis son más propensas a casar a sus
hijas temprano, ya sea para preservar los recursos mediante la descarga de la
responsabilidad económica de sus hijas o en un intento de garantizar la
seguridad de sus hijas de la violencia sexual. En Nigeria el matrimonio
infantil está prohibido por la Ley de los Derechos del Niño (promulgada en 23 de los 36 los 36 estados de
Nigeria), que prohíbe el matrimonio o noviazgo antes de los 18 años de edad. Pero
las leyes federales compiten con las costumbres ancestrales, así como una
década de la sharia a nivel estatal en los estados musulmanes. En Níger aproximadamente la mitad de las niñas casadas
lo hacen antes de cumplir los quince años.
A
principios de este año, el discurso sobre el matrimonio infantil pasó de los
derechos humanos al de la salud y la educación. Y aunque el matrimonio infantil
sigue siendo un tema candente en muchos países africanos, este cambio fue
significativo. Al cambiar el discurso, los profesionales de salud pública
pueden abordar este tema de una manera discreta ya que las creencias culturales
son difíciles de cambiar. Al igual que cualquier tema importante de nuestro tiempo,
la búsqueda de formas creativas para hacer frente a estas cuestiones puede dar
lugar a un cambio en la manera de sentir y ver las cosas, y, finalmente, a la
transformación cultural.