El acoso de la calle es cualquier acción o
comentario entre desconocidos en lugares públicos. Es una falta de respeto, no deseada,
amenazante y / o de hostigamiento y está motivada por el género o la
orientación sexual. El acoso de la calle es un asunto de derechos humanos, ya
que limita la capacidad de las mujeres para estar en público tan a menudo o tan
cómodamente como la mayoría de los hombres. Los hombres se atribuyen el derecho a
"invadir" a las mujeres en los espacios públicos. El acoso callejero va desde miradas lascivas, silbidos,
bocinazos, ruidos que imitan besos, comentarios soeces, a un comportamiento más
insultante y amenazante como los gestos vulgares, comentarios con carga sexual, a acciones ilegales como son
la masturbación pública, las caricias sexuales y hasta, incluso, el asalto y el
asesinato.
La
edad que tienen las mujeres que sufren
el acoso de la calle a menudo comienza en la pubertad. En un estudio de
811 mujeres de 2008 llevado a cabo por Stop acoso de la calle, casi 1 de cada 4
mujeres habían experimentado acoso en la calle a los 12 años y casi el 90 % a
los 19 años. Mientras que el acoso de la calle es más frecuente para los
adolescentes y las mujeres en la veintena, la probabilidad de que esto ocurra
nunca desaparece e incluso las mujeres de 80 años tienen historias que contar.
Y no es cosa baladí porque los piropos y en general cualquier acoso
callejero pueden generar en las mujeres
desde miedo o vergüenza al hostigamiento hasta bronca, impotencia y necesidad
de salir a la vía pública acompañada de un amigo o familiar
Aunque
las mujeres también pueden acosar a los hombres en público, la desigualdad de
género significa que la dinámica de poder en juego, la frecuencia del acoso, la
amenaza subyacente de la violación, y el impacto en la vida de la persona
acosada es raramente comparable a los hombres que acosan las mujeres. Además la
gente tiende a culpar a las mujeres por su incidencia sobre la base de lo que
llevan puesto o a qué hora del día están en lugares públicos.
En
todo el mundo, más del 90 por ciento de las mujeres han sufrido acoso público.
Y tenemos que denunciar que no es un cumplido, ni una molestia menor, o es por
culpa de una mujer. Es el comportamiento de intimidación y hostigamiento que no
podemos ignorar
La artista Tatyana Fazlalizadeh empezó una campaña
en las principales calles estadounidenses, donde se ven caras de mujeres reales
que han sido acosadas. El trabajo de la pintora e ilustradora, nacida en
Oklahoma y de orígenes iraníes y afroamericanos, fotografía primero a las
voluntarias, luego dibuja sus rostros, siempre con mirada desafiante, y por
último los imprime en carteles en blanco y negro junto a mensajes que ponen en
mayúsculas: "Las mujeres no salen a la calle para el entretenimiento de
los hombres". Muchas de las protagonistas de esta iniciativa pertenecen a
las minorías afroamericana, asiática o latina, grupos donde la incidencia de
este tipo de agresiones es mayor.
De
ahí que algunos de los carteles estén escritos en español. “No me llamo
mamacita, chiquita, preciosa, cht, cht,”, puede leerse en uno de los pósters
protagonizados por una hispana. "Mi nombre no es 'pequeña'", "Mi
ropa no es una invitación", "No estoy aquí para ti", "Las
mujeres no buscan tu aprobación". Estas son algunas de las frases que la
artista ha trasladado a un espacio, la calle, donde las mujeres se sienten a
menudo "incómodas e inseguras", explica en el manifiesto de su
campaña. Fazlalizadeh ha querido llevar los mensajes de las mujeres al mismo
escenario donde son víctimas del acoso, la calle. A modo de advertencia para
ellos, y de recordatorio para ellas: "No estáis solas”
No
os perdáis la parodia humorística de Anabel Alonso sobre los piropos