Más
de 200 jóvenes han sido secuestradas por el grupo armado islamista Boko Haram en
el internado donde preparaba sus exámenes. El asedio duró seis horas.
No
es la primera vez que ocurre. Boko Haram se lleva a las mujeres y niñas que
secuestra directamente a campos situados en comunidades remotas o a campos de
tránsito improvisados, como el creado en la cárcel de Ngoshe. Desde estos
campos de tránsito, las trasladan a viviendas de ciudades y pueblos y las
adoctrinan con su versión del islam, preparándolas para el matrimonio. Muchas de
ellas han sido forzadas a la esclavitud sexual y entrenadas para luchar, según
un informe de Amnistía Internacional
«Esperamos
que la comunidad internacional apoye a Nigeria para rescatar a las niñas. No
podemos hacerlo solos. Otras naciones con experiencia en secuestros deben
colaborar con nosotros», destacaba al comienzo de la crisis Hadiza Bala Usman,
líder de las protestas que salpicaban Nigeria para garantizar la liberación de
las jóvenes.
Pero
por el momento solo la campaña«Bring back our girls» es la única arma mundial
ante la apatía gubernamental. Desde que comenzó la campaña, tan solo cuatro de
las jóvenes secuestradas han logrado huir de sus captores. Y este hecho es
clave: huyeron, no fueron rescatadas por las Fuerzas Armadas del país africano.