Todavía
hoy en día, el acontecimiento más importante en la vida de una mujer gitana es
la celebración de su boda. Un momento que las jóvenes gitanas planifican
durante años. Para casarse una niña se enfrenta al pañuelo para certificar la
virginidad que le permitirá casarse. La 'ajuntadora' es la encargada de
certificar la virginidad que permitirá la celebración de la boda. A sus 15, se
preparan junto a su familia para celebrarla. "Dejaré de ser una niña para
ser una mujer gitana porque voy a ser una mujer casada. Soy muy joven para
casarme pero a los 20 o 22 ya cuesta mucho casarse porque te llaman
solterona".
Según
“Mujeres de la Fundación Instituto de Cultura Gitana” la mujer gitana se ha
enfrentado siempre a una doble discriminación:
-
por ser mujer en una sociedad patriarcal (algo común al resto de mujeres).
-
y por pertenecer a una minoría étnica discriminada.
Ha
asumido además roles propios de su cultura que han limitado su disponibilidad
para el empleo:
-
es la principal cuidadora y transmisora de los valores y cultura gitanos.
-
es la responsable de velar por la armonía familiar.
-
las chicas realizan desde edades muy tempranas (entre los 10 y 16 años) el
cuidado de la familia (padres y madres, personas enfermas y/o dependientes,
suegros/as, etc.). Este rol de cuidadora acompañará a la mujer durante el resto
de su vida.
En
España, aunque aún son escasas las que trabajan como asalariadas por cuenta
ajena y en horario completo, cada vez son más las mujeres gitanas que aspiran a
acceder al mercado laboral normalizado y están iniciando procesos de
formación. Asimismo, la gran mayoría de
las niñas está escolarizada. En el paso a la secundaria muchas abandonan los
estudios, sin embargo una vez que deciden seguir estudiando su abandono es menor
que el de los chicos gitanos. Si bien es cierto que la comunidad gitana está
flexibilizando algunas normas tradicionales, la mujer gitana aborda un gran
desafío. Por un lado, la sociedad mayoritaria le demanda incorporarse al
mercado laboral asalariado (una exigencia que choca con cuestiones domésticas).
Por otro, el comportamiento, las actitudes y aspecto de las mujeres gitanas son
objeto de observación por su comunidad.
Este control condiciona la libertad y toma de decisiones de cada mujer. La revolución silenciosa que ha emprendido la mujer gitana busca la manera de compaginar esta tradición y el progreso. Se observa que las que tienen mayores posibilidades socioeconómicas tratan de compatibilizar estas dos exigencias dando lugar a un nuevo modelo que contribuye al desarrollo de la comunidad. Piensan que se puede apostar por su promoción sin dejar de sentirse orgullosas de ser gitanas. Enriquecen su identidad. Ellas mismas lo explican con acierto: “En este camino, hemos ejercido la labor de cambiar algunas de nuestras costumbres y tradiciones por otros nuevos valores que están en consonancia con el tiempo en que vivimos, pero siempre que este cambio esté acorde con nuestra idiosincrasia y que nos permita incorporarnos a la sociedad mayoritaria sin que ello obligue a renunciar a la pérdida de algunos valores como la unión familiar, la solidaridad, la libertad…” (Manifiesto. Mujeres de la Fundación Instituto de Cultura Gitana).
Este control condiciona la libertad y toma de decisiones de cada mujer. La revolución silenciosa que ha emprendido la mujer gitana busca la manera de compaginar esta tradición y el progreso. Se observa que las que tienen mayores posibilidades socioeconómicas tratan de compatibilizar estas dos exigencias dando lugar a un nuevo modelo que contribuye al desarrollo de la comunidad. Piensan que se puede apostar por su promoción sin dejar de sentirse orgullosas de ser gitanas. Enriquecen su identidad. Ellas mismas lo explican con acierto: “En este camino, hemos ejercido la labor de cambiar algunas de nuestras costumbres y tradiciones por otros nuevos valores que están en consonancia con el tiempo en que vivimos, pero siempre que este cambio esté acorde con nuestra idiosincrasia y que nos permita incorporarnos a la sociedad mayoritaria sin que ello obligue a renunciar a la pérdida de algunos valores como la unión familiar, la solidaridad, la libertad…” (Manifiesto. Mujeres de la Fundación Instituto de Cultura Gitana).
(*)Según
los informes del Banco Mundial en Europa
hay una población de 7 a 9 millones de gitanos, de los que alrededor de 2
millones viven en Rumania, aunque porcentualmente la presencia más alta del
pueblo gitano es la de la República de Macedonia, donde representan el 11% de
la población. La mayor parte de la población gitana de Centro Europa en la zona
balcánica vive con menos de 3 euros diarios por persona y un 89% de los/as gitanos/as búlgaros no han podido cursar
estudios primarios.