viernes, 13 de noviembre de 2015

El Sexismo “Benevolente”



La caballerosidad, también conocida como sexismo benevolente, es parte de nuestras costumbres. Una cosa es que un hombre te abra la puerta y no le importe si tú haces lo mismo por él; y otra es que se niegue categóricamente a aceptar tu oferta. El sexismo benevolente, que se considera protector y caballeroso, responde a cómo la masculinidad (y, por contraste binario, la feminidad) están construidas en torno a culturas conservadoras. El sexismo benevolente se define como "las consecuencias negativas de la actitud que idealiza a las mujeres como puras, morales, objetos dignos de la adoración, la protección y la provisión de los hombres". Mucho de esto comienza en la infancia y continúa bajo el manto que cubre la educación en la que se enseña a las niñas a ser señoritas y a los niños a ser caballeros, en lugar de seres humanos buenos y cívicos que se preocupan por los demás de igual manera. En otras palabras, es aquello a lo que muchos llaman caballerosidad o lo que implica ser un hombre de verdad. Los efectos negativos sobre las mujeres están bien documentados, especialmente en el entorno laboral.






Existen investigaciones que muestran la correlación entre el sexismo benevolente y la aceptación de las mujeres de los roles predeterminados. Por ejemplo, ten en cuenta las expresiones que se emplean para negar la diferencia de salarios. Hace poco, Phyllis Schlafly anunció que eliminar la diferencia de salarios (al menos admitió que era real) impediría a las mujeres encontrar marido. Este tipo de ideas está muy relacionado con la concepción sistémica del trabajador ideal: un hombre que es el principal sustento de su familia. Resulta un tema muy recurrente en las políticas conservadoras sobre el trabajo y los géneros. 



Lo de no ver el sexismo aunque sea evidente hace que la gente con poder especule con que "el dinero es más importante para los hombres". Quiero que os imaginéis a un político diciendo que el dinero es más importante para los judíos. O para los negros. O para las personas altas. La diferencia entre el dinero que gana un hombre y una mujer a lo largo de su vida es enorme.  Los sexistas benevolentes son hostiles al éxito de las mujeres en su puesto de trabajo. Deberíamos cuestionar esta forma de sexismo. Al fin y al cabo, podemos esforzarnos por abrir las puertas por nosotras mismas, ya que, por desgracia, no podemos concedernos un ascenso en el trabajo.(*)




Texto:Soraya Chemaly 

------


(*)Este artículo habla de EEUU pero en mi opinión puede ser válido para muchos países