La
mexicana Karina Muench ha decidido denunciar,
a través de sus imágenes, el maltrato y la violación de los derechos de las
niñas, adolescentes y mujeres, con una propuesta conceptual y un contenido que
pretende generar una reflexión, más allá de lo puramente documental. Los
retratos, junto con las imágenes de prendas de ropa de mujeres adultas y niñas
víctimas del feminicidio, conforman la muestra “El grito del silencio “.En los
retratos, cada mujer representa y cuenta su propia historia de violencia,
revelando su rostro al público como medio de protesta y denuncia contra la
violencia de la cual ha sido víctima. Su objetivo principal es usar el retrato
fotográfico como elemento de protesta, denuncia y a su vez testimonio.
Karina
Muench no retrata mujeres con hematomas,
le interesa lograr retratos íntimos y reales, que revelen la condición humana
de estas mujeres a través de expresiones propias, libres del estigma de la
mujer maltratada. Considera que producir imágenes similares a las imágenes
sobre mujeres maltratadas que comúnmente se publican en la nota roja o las
presentadas por las campañas contra la
violencia hacia la mujer donde la modelo o actriz que representa el rol de la
mujer maltratada lleva el rostro extremadamente golpeado, no lleva
necesariamente a la reflexión, cree que, por el contrario, re victimiza y al
final son imágenes violentas tan comunes y cotidianas que terminan naturalizando
aún más la violencia.
De
acuerdo a su experiencia en Bolivia y en otros países de Latinoamérica, el
tratamiento de la violencia de género en lo medios sigue siendo, en su gran
mayoría, tema de nota roja. La difusión sobre los temas de femicidio, asesinatos
o maltratos a mujeres o niñas aún no se plantea como una violación a los
derechos humanos, la libertad o la dignidad de estas mujeres, no se
contextualiza el delito, la mayoría de los medios aprovechan el hecho de manera
comercial con la finalidad de ganar audiencia. Los medios pueden ser un
elemento muy fuerte, con mucha influencia para combatir y desnaturalizar la
violencia, pero lamentablemente en la mayoría de los casos sucede lo contrario.
“Creo
que las artes visuales pueden generar una mayor reflexión sobre la problemática
de violencia de género en comparación con los medios donde se usan imágenes;
una propuesta artística tiene mayor posibilidad no sólo de informar sino de
hacer pensar a la gente, mientras que el papel de los medios se reduce a
informar. Si mostramos una problemática social como lo es la violencia a través
de las artes visuales dentro de una galería o museo, en una pintura, un video o
una fotografía, la reflexión y la experiencia del espectador es mucho más
profunda, mas intrínseca y personal y por lo tanto más reflexiva”