domingo, 18 de diciembre de 2016

Marie-Guillemine Benoist.Pintura neoclásica histórica y de género.



Marie-Guillemine Benoist, nacida como Marie-Guillemine de Laville-Leroux (París, 18 de diciembre de 1768 –8 de octubre de 1826) Pintora de estilo neoclásico francesa.

Marie-Guillemine cultivó  la pintura histórica y de género.

En 1781 inició su formación con Élisabeth Vigée Le Brun.


En 1786 comienza a trabajar en el taller de Jacques-Louis David, junto con su hermana Marie-Élisabeth Laville-Leroux.

En 1784, conoció al poeta Charles-Albert Demoustier, quien se inspiró en ella para el personaje de Émile en su obra Lettres à Émilie sur la mythologie (1821).





En 1791 expuso por primera vez en el Salón de París, donde presentó un cuadro de asunto mitológico, Psique despidiéndose de su familia. De la misma época es La Inocencia entre el vicio y la virtud, también inspirado en la mitología, adaptando el tema de Hércules en la encrucijada y reflejando sus inquietudes feministas, pues en él aparece el vicio en forma de varón, papel tradicionalmente ligado a un personaje femenino.




En 1793 se casó con el banquero Pierre-Vincent Benoist. Por los mismos años comenzó a desprenderse de la influencia de David, abandonando los sujetos clásicos por la pintura de género.

Su carrera como pintora de éxito continuó en el Salón de 1800, en el que presentó su Retrato de una negra. Este retrato de una criada de su cuñado, pintado sólo seis años después de la abolición de la esclavitud, se convertirá en un manifiesto a favor de la emancipación de la mujer y las personas de raza negra. El cuadro será adquirido por Luis XVIII para el estado francés en 1818.


En 1803 Napoléon Bonaparte, en aquél momento Primer Cónsul, le encargó su retrato con destino a la ciudad de Gante, recientemente entregada a Francia por el Tratado de Lunéville.

En 1804 recibió una medalla de oro del Salón y obtuvo una pensión gubernamental. También por entonces abrió un taller exclusivamente para mujeres a las que enseñaba pintura.

Con la Restauración, su marido el conde Benoist, monárquico convencido, fue nombrado miembro del Consejo de Estado y ella, al parecer, hubo de abandonar la pintura en la cumbre de su carrera.