Para
conseguir unas Navidades más Feministas os vamos a dar una serie de consejos:
1)
Consejo número 1, regla básica e inamovible. Esta sacrosanta norma funciona
para cualquier comida o cena en casa ajena, ya sea en Navidad o porque unos
amigos tuyos se acaban de independizar, y consiste en lo siguiente: si los tíos
no se levantan para recoger la mesa, tú tampoco. Apoltrónate, sírvete una copa
de Magno y fúmate un purito. ¿Que te da vergüenza ver cómo otras si lo hacen?
Tú a tu rollo. Quizás seas el ejemplo que necesitaban. Quizás te odien y te
llamen vaga. Quizás piensen que quieres ser one of the boys creyéndote mejor
que ellas. Pero a ti eso te da igual. Porque eres la Rosa Parks de las cenas
navideñas y estás cambiando el rumbo de la historia. Y punto.
2)
Importantísimo: trata bien, con respeto, cariño y paciencia a las dependientas
de las tiendas en tus compras navideñas, pero aún mejor cuando a partir del día
26 comiencen las rebajas. Sólo puedo suplicaros que os pongáis en la piel de
una de las nuestras que lleva horas y horas perchando esos montones de ropa que
les devolvemos sin darle la vuelta a las prendas, recogiendo las perchas que
nos dejamos en los probadores, respondiendo “Sólo lo que hay fuera” una y otra
vez, una y otra vez. Son nuestras hermanas. Merecen todo nuestro apoyo,
nuestras mejores sonrisas y nuestros mejores “por favor” y “gracias”.
3)
Si aún no has escrito a sus majestades los Reyes Magos de Oriente, haz el favor
de detallar con precisión qué es exactamente lo que quieres que te traigan
(ejemplo: no vale “un jersey”, ya que normalmente tanto Melchor como Gaspar y
Baltasar delegan en las mujeres de tu familia la ardua tarea de búsqueda, y hay
que facilitarles la labor). Además, exige en la postdata que para el año que
viene haya al menos una REINA maga. Aunque lo suyo sería que fuera una y media,
por aquello de la paridad.
4)
El feminismo lucha contra las injusticias cometidas en cualquier sistema de
dominación, así que, si tienes oportunidad, adquiere regalos en
establecimientos comprometidos, de comercio justo, suscripciones a medios
subversivos, librerías de barrio, etc. Además de que la experiencia de compra
será mucho más placentera alejada del espantoso bullicio de los megacentros
comerciales, tu dinero irá a parar a buenas manos. Otra opción es el DIY:
cosmética casera, ganchillo, fieltro, purpurina. Hay decenas de tutoriales en
este vasto universo que es Internet.
5)
Cálzate un pasamontañas morado (aunque sea metafórico) y revienta con tus
peroratas feministas toda reunión familiar y comida de empresa en las que se
sobreentiende que está prohibido hablar de política y de religión. Tú di que no
sobreentiendes nada, que el plano simbólico se te escapa o algo así. Tú imponte. Levántate y da unos golpecitos en
la copa con una cucharilla, como en las películas. No te cargues la copa, como
en las comedias. A continuación, y dirigiéndote a la intrigada audiencia,
pregunta “¿qué pensáis del FEMINISMO ?”. Ya verás cómo se anima la velada.
6)
No puedo evitar acordarme de aquellas bromas maravillosas del show de Jimmy
Kimmel en el que instaba a los padres a hacer regalos de mierda a sus hijos (un
sándwich mordido, una tabla de madera, una cebolla) y grabar sus reacciones.
Uno de estos padres modélicos le endilgó “como broma” a su hijo un pony de
color rosa. El niño se enfadó “eso es para niñas” berreó el muy desagradecido.
Mi consejo es que tú no lo hagas de broma. Ponte seria con esto. Si el niño
desprecia lo que identifica como “juguetes de niña”, carbón y más carbón, y así
hasta que aprenda que los géneros son fluidos. Mientras no renuncie a la
heteronorma, Papá Noel (que además de lapón es aliado gender-queer) no dejará
regalos. Que te lo tire a la cara, que te odie para siempre: recuerda que lo
importante de un regalo no es que guste, sino que adoctrine correctamente para
un futuro más justo, lleno de adultos resentidos con el gordo barbudo, pero en
el que el binarismo de género por fin ha desaparecido.
7)
En la misma línea que el punto anterior: ¿sabes esa prima tuya tan facha que
lleva a las niñas los domingos como en el barrio de Salamanca las llevan todos
los días? ¿No te mueres por ver su cara cuando Cayetanita y Ana María abran sus
regalitos y aparezcan pistolas, espadas, camiones, excavadoras y el lego de la
Guerra de las Galaxias? Yo sí. Así que haz fotos.
8) Está bien, no la quieres liar parda con el
tema regalos para la chiquillería y lo respeto. Es un poco más sosainas, pero
la opción de juguetes de género “neutro” siempre está ahí: cuentos, peluches,
juegos de mesa. Que sepas que si eliges esta vía fácil eres un rollo y una
cobarde. Lo respeto, pero solo por sororidad. Cobarde.
9)
Come lo que te salga del “mismísimo” sin ponerte excusas. Por comer, cómete
hasta el huevo frito que te ofrezca tu suegra por si te has quedado con hambre.
Deja que el último polvorón se convierta en los cinco últimos. Y, sobre todo,
no te prometas a ti misma que te pondrás a dieta el 7 de enero, o, peor, ¡que
te vas a apuntar al gimnasio! Según la revista Time es el propósito de año
nuevo más hortera de la década. Proponte quemar tiendas en las que la talla más
grande sea la 40, o secuestra la redacción de una revista femenina al grito de
“¡Esta noche mandan mis estrías!”. No sé, cosas así, bastante más sanas que
tirarte una hora en la elíptica.
10)
Boicotea a cualquier empresa o marca que exhiba publicidad sexista. Catálogos
de juguetes en los que las niñas cuidan de muñecos bebé mientras los niños
conducen descapotables, marcas de joyería en las que sugieren que una relación
abusiva profesor-alumna es cuqui, anuncios de perfumes en los que una chica
chasquea los dedos para conseguir lo que más desea en el mundo y aparece un
enorme anillo de compromiso en su dedo… Si por algún casual consigues evitar
adquirir cualquier producto del mal, enhorabuena, eres una heroína. Porque
nadie puede. El mal acecha en cada esquina.
Texto “edulcorado”
(para eso es Navidad) de Filósofa Frívola
Ver entero en:
Brindemos,
con humor, por unas navidades más feministas