martes, 22 de marzo de 2016

Las Flappers



Flapper es un anglicismo que se utilizaba en los años 1920 para referirse a un nuevo estilo de vida de mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, no llevaban corsé, lucían un corte de cabello especial (denominado bob cut), escuchaban música no convencional para esa época (jazz), que también bailaban.

Su actitud independiente y feminista parece haber tenido cierta influencia sobre la actitud posterior de muchas otras mujeres.




Las Gibson girls (dibujos de pin-ups de los años 1890) suelen considerarse como un precedente, pero las flappers aparecieron en el periodo de liberalismo que siguió a la Primera Guerra Mundial.

Después de la Primera Guerra Mundial se produjo un gran cambio en la moda. La mujer se incorporó al trabajo, consiguiendo emanciparse y liberarse de la opresión machista de la sociedad.


Desde 1910 una flapper pasó a ser cualquier adolescente impetuosa, a menudo, incluidas las mujeres menores de treinta años. Solo en la década de los 20 el término fue acogido como una moda y estilo de vida de mujeres provocadoras e inmaduras a la vez.




La primera aparición de la palabra y la imagen de una flapper en los Estados Unidos provenía de la popular película de Olive Thomas de 1920 The Flapper. Esta fue la primera película en los Estados Unidos que retrataba el modo de vivir de las flappers que pronto se haría moda en los años 20.

Olive Thomas ya había protagonizado un papel similar en 1917, aunque no fue hasta The Flapper en la que la joven actriz fue asociada como imagen a este estilo de mujeres. Otras actrices pronto dirigirían sus carreras construyendo la misma imagen que Thomas como flapper.




Lo más escandaloso de las flappers es que usaban mucho maquillaje,  anteriormente limitado a las actrices y prostitutas.

Bebían licores fuertes, fumaban, conducían, con frecuencia a mucha velocidad, y tenían otras conductas similares a las de un hombre, y que eran un desafío a las leyes o contrarias a lo que se consideraba en ese entonces socialmente correcto.



Se cortan el cabello a la Garçonne (mujeres andróginas), y sus trajes se vuelven sencillos para poder ir a trabajar y caminar rápido. No hay casi hombres con lo que el papel de esposa y madre quedó relegado para soñar con ser actriz, bailarina o parecerse a ellas. La moda ya no la dictaba la aristocracia sino las actrices de las películas de cine y los artistas, pintores, escritores, que buscaban nuevas formas.





En Estados Unidos, con la Ley Seca, muchos bares y cabarés tuvieron que cerrar, y, en su lugar, se crearon clubes de jazz privados. Esta discrepancia entre el movimiento religioso de abstinencia de la bebida y de respeto a la ley, y la realidad de consumo habitual de alcohol condujo a un desprecio extendido hacia la autoridad.


Las flappers iban por las noches a clubs de jazz donde solían bailar de forma provocativa, fumaban cigarrillos con largas boquillas, aspiraban cocaína y tenían citas. Conducían motocicletas y coches rápidos. Bebían alcohol abiertamente, un acto de desafío en un período de prohibición. 



Todo esto se alentaba con el desarrollo de un estilo de baile mezcla del charlestón, el Shimmy, el Bunny Hug y el Black Bottom.

Escritores y artistas estadounidenses como F. Scott Fitzgerald, John Held Jr. y Anita Loos popularizaron esta moda y actitud social en sus obras, dando la imagen de que las flappers eran mujeres independientes y atractivas.



Hollywood se rindió a ellas en los años veinte y treinta antes de que el Código Hays  censurara y acabara con cualquier posible soplo de libertad femenina.


Entre las actrices más estrechamente identificables con el estilo de las flappers se encuentran Dorothy Mackaill, Alice White, Bebe Daniels, Billie Dove, Helen Kane, Joan Crawford, Leatrice Joy, Norma Shearer, Laura La Plante, Norma Talmadge, Clara Bow, Louise Brooks, y Colleen Moore.

A pesar de su popularidad, el estilo de vida flapper y su imagen no pudo sobrevivir al Crack del 29 y la posterior Gran Depresión. Esta actitud llena de vida y hedonista simplemente no pudo encontrar su lugar en mitad de los problemas económicos de los años 30. Más específicamente, dicha década trajo una reacción conservadora y una revitalización religiosa que erradicó los estilos de vida liberal y las modas de los años 20. Aun así, las independientes flappers permitieron a las mujeres modernas convertirse en una parte integral y duradera del mundo occidental.


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Entre lxs que criticaron la locura flapper se encontraba la escritora y crítica Dorothy Parker. Ella escribió "Flappers: Una Canción de odio" para burlarse de la moda