Hubo un tiempo en
el que no eras una esclava, recuerda eso. Andabas sola, llena de risa, te
bañabas con el vientre desnudo… dices que no hay palabras para describir esa
época, dices que no ha existido. Pero recuerda. Haz un esfuerzo para recordar.
Si no lo consigues, inventa.
Monique Wittig
(*)
(*)Desde sus
textos narrativos y poéticos, a sus ensayos político- filosóficos, pasando por
guiones teatrales y cinematográficos, Wittig intentó y logró muchas veces,
salirse de las reglas que aprisionan y acomodan. Reglas en la historia, en la
economía, en la lengua. Sus múltiples intentos de perforar los cimientos de
esas férreas estructuras que oprimieron a mujeres y varones durante siglos,
dejó en claro que no hay una sola forma de acometer esa tarea. Partiendo de
Marx y Engels, a de Beauvoir, desde las bucólicas andanzas de amazonas sin
tiempo, al sexo explícito y carnal de mujeres que aman a otras mujeres, Wittig
no buscó solamente acuñar frases e imágenes impactantes.
“Toda obra
literaria importante es, en el momento de su producción, como el caballo de
Troya. Toda obra con una nueva forma funciona como una máquina de guerra, pues
su intención y su objetivo son destruir las viejas formas y las reglas
convencionales. Una obra así se produce siempre en territorio hostil. Y cuanto
más aparece este caballo como inconformista, inasimilable, más tiempo necesita
para llegar a ser aceptado.”