Chimamanda
Ngozi Adichie (Abba, Enugu, 15 de septiembre de 1977) Escritora, novelista, y
dramaturga nigeriana
Su
madre fue la primera secretaria de admisiones de la Universidad de Nigeriana
donde su padre era profesor de estadística.
A
los 19 se trasladó a Estados Unidos con una beca por dos años para estudiar
comunicación y ciencias políticas en la Universidad de Drexel, Filadelfia.
Posteriormente continuó sus estudios en la Universidad Estatal del Este de Connecticut,en
la que se graduó en 2001.
Ha
realizado asimismo estudios de escritura creativa en la Johns Hopkins,
Baltimore, y un máster de estudios africanos en Yale.
En
2003, mientras se encontraba estudiando en Connecticut, publicó su primera
novela, La flor púrpura (Purple Hibiscus), que fue muy bien
recibida por la crítica y recibió el Commonwealth Writer's Prize for Best
First Book (2005).
La
acción de su segunda novela, Medio sol amarillo (Half of a Yellow Sun,
2006), así titulada en referencia al diseño de la bandera de la efímera nación
de Biafra, se
desarrolla durante la guerra civil nigeriana. La obra, alabada,
entre otros, por Achebe, obtuvo el Orange Prize for Fiction en 2007.
En
2009 publicó una colección de relatos breves, titulada The Thing Around Your
Neck.
En
2013 lanzaba Americanah, que mereció el Premio del Círculo de
Críticos Nacional del Libro.
Todos
deberíamos ser feministas (We Should
All Be Feminist)
es su primer ensayo.
Premios:
- Commonwealth Writers' Prize for Best First Book 2003 al mejor primer libro por La flor púrpura
- Premio Orange de Ficción 2007 por Medio sol amarillo
- Chicago Tribune Heartland Prize 2013 por Americanah
- Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro (National Books Critics Cercle) 2013 por Americanah
Todos
deberíamos ser feministas:
En
esta breve conferencia hoy convertida en libro, Adichie no solo se conforma con
enumerar los micromachismos cotidianos a los que parece abocarnos una
concepción descafeinada del asunto: los camareros siempre esperan que paguen
ellos, las mujeres se ocupan de labores del hogar y ceden un poco en su carrera
profesional para mantener la paz doméstica. También combina datos objetivos (un
52% de la humanidad son mujeres, pero “cuanto más arriba llegas, menos mujeres
hay”, y cobran menos por los mismos trabajos), relata anécdotas que recuerdan a
la extrañeza empática de sus novelas (la mujer negra que entra sola en un hotel
de Nigeria y es tomada por una prostituta) y, sobre todo, se centra en la
estructura de nuestro pensamiento, en la educación. Por ejemplo, la niña que
saca la mejor nota de clase porque aspira a ser delegada, pero a la profesora
se le olvida matizar que sólo los niños varones pueden serlo: “Si hacemos algo
una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez,
acaba siendo normal. Si sólo los chicos llegan a monitores de clase, al final
llegará el momento en que pensemos, aunque sea de forma inconsciente, que el
monitor de clase tiene que ser un chico. Si solo vemos hombres presidiendo
empresas, empezará a parecernos natural que solo haya hombres presidentes de
empresas”. Porque para Adichie lo realmente peligroso de este concepto
esencialista de la diferencia entre mujeres y hombres, disfrazado casi siempre
de virtudes positivas (sentimiento, dulzura…), es que “prescribe cómo tenemos
que ser, en vez de reconocer cómo somos. […] Chicos y chicas son biológicamente
distintos, pero la socialización exagera las diferencias
La Kirkus Reviews dijo de Todos deberíamos ser feministas que era una
lectura obligatoria para estudiantes y profesores. Lo es como invitación a
pensar en la vigencia del feminismo