Las
mujeres aunque extremadamente visibles como seres sexuales permanecen
invisibles como seres sociales.
No
es posible efectuar cambios en el lenguaje sin hacer cambios paralelos en filosofía,
en política y en economía, porque como las mujeres están marcadas en el
lenguaje por el género, están marcadas en la sociedad como sexo.
Los
discursos que particularmente nos oprimen a todas nosotras y a todos nosotros,
lesbianas, mujeres y homosexuales, son aquellos que dan por sentado que lo que
funda una sociedad, cualquier sociedad, es la heterosexualidad. Esos discursos
hablan de nosotras y de nosotros y presumen de estar diciendo la verdad en un
terreno apolítico, como si hubiera alguna cosa significable capaz de escapar de
lo político en este momento histórico y como si, en lo que a nosotras y
nosotros concierne, pudieran existir signos sin significado político.
Cuando
usamos el más que generalizador término ideología para designar a todos los
discursos del grupo dominante, estamos relegando esos discursos al terreno de
las ideas irreales y olvidamos así la violencia material (física) que ejercen
directamente contra las personas oprimidas, una violencia que es producida
tanto por los discursos abstractos y “científicos”; como por los de los medios.Me
gustaría insistir en esta opresión material que ejercen los discursos sobre las
personas.
Con
ese carácter ineludible, como conocimiento, como principio obvio, como algo
dado previo a toda ciencia, la mente hétero desarrolla una interpretación
totalizadora de la historia, de la realidad social, de la cultura, del lenguaje
y de todos los fenómenos subjetivos al mismo tiempo. Así hablan del intercambio
de mujeres, de la diferencia entre los sexos, del orden simbólico, del
inconsciente, deseo, cultura, historia, dándole un significado absoluto a todos
esos conceptos que en realidad son sólo categorías basadas en la
heterosexualidad, o sea el pensamiento que produce la diferencia entre los
sexos como dogma político y filosófico.
La
consecuencia de esta tendencia a universalizar todo es que la mente hétero no
puede concebir una cultura, una sociedad donde la heterosexualidad no ordene no
sólo todas las relaciones humanas sino también la misma producción de conceptos
e inclusive los procesos que escapan a la conciencia.
¿Qué
es la mujer? Pánico, alarma general para una defensa activa. Francamente, es un
problema que las lesbianas no tenemos porque hemos hecho un cambio de
perspectiva, y sería incorrecto decir que las lesbianas nos relacionamos,
hacemos el amor o vivimos con mujeres, porque el término “mujer” tiene sentido
sólo en los sistemas económicos y de pensamiento heterosexuales. Las lesbianas
no somos mujeres (como no lo es tampoco ninguna mujer que no esté en relación
de dependencia personal con un hombre).
Frases de Monique Witting.
(1935 –2003) Escritora francesa y teórica
feminista de la Teoría Queer.
Imagen: Igor Morski