Ana
Frank (Fráncfort del Meno, 12 de junio
de 1929-Bergen-Belsen, marzo de 1945) Niña judía alemana. Conocida gracias al
Diario de Ana Frank, su diario íntimo.
En él
dejó constancia de los casi dos años y medio, entre el 12 de junio de 1942
y el 1 de agosto de 1944, que pasó ocultándose de los nazis.
Durante
la Segunda Guerra Mundial, Ana tuvo que vivir en una buhardilla de unos
almacenes de Ámsterdam, con su familia y cuatro personas más.
Ana
Frank con trece años, cuenta en su diario, al que llamó «Kitty», la vida del
grupo. Ayudados por varios empleados de la oficina, permanecieron durante más
de dos años en el achterhuis (conocido como «la casa de atrás») hasta que,
finalmente, fueron delatados y detenidos.
El
4 de agosto de 1944, una comisión de agentes de la Gestapo al mando del SS
Oberscharführer Karl Silberbauer detienen a todos los ocupantes y son llevados
a diferentes campos de concentración.
Primero
fueron llevados a Westerbork en Holanda y después a Auschwitz en Polonia. Más
tarde Ana y su hermana mayor, Margot, fueron deportadas a Bergen-Belsen, donde
ambas murieron durante una epidemia de tifus en 1945.
Algunos
fragmentos de su Diario:
Me
da miedo pensar que aquéllos que estaban tan próximos a mí se hallan ahora a la
merced de los verdugos más crueles del mundo. Y todo porque son judíos. (19 de
noviembre de 1942).
Afuera
no hay canto de pájaros, y dentro un silencio sofocante se cierne sobre todos y
todas las cosas, y parece arrastrarme hacia un abismo. (29 de octubre de 1943).
¿Cuándo
se nos concederá el privilegio de respirar aire fresco? (24 de diciembre de
1943).
Desde
que la vida empezó, la regla se estableció: ¡Nuestras faltas ignoramos, las del
prójimo aumentamos! (Otto Frank, en un poema que le escribió a Ana por su 14
cumpleaños) (13 de junio de 1943).
Hay
hambre y las raciones de una semana no bastan para malvivir dos días. (29 de
marzo de 1944).
Las
personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes
vivimos encerrados. (11 de julio de 1943).
Le
pedí al señor Koophuis que mandara preparar pastelitos de mazapán, con el
azúcar de mi desayuno, que he guardado durante dos meses. (22 de diciembre de
1943)
Llegará
el día en que termine esta horrible guerra y volveremos a ser personas como los
demás, y no solamente judíos. (11 de abril de 1944).
No
entiendo a quienes dicen: "Yo soy débil", y se resignan a serlo. Ya
que se tiene la conciencia de serlo, ¿por qué no luchar para enmendar la propia
naturaleza? (6 de julio de 1944).
Nunca
creeré que los poderosos, los políticos y los capitalistas son los únicos
responsables de la guerra. No, el hombre común y corriente, también se alegra
de hacerla. Si así no fuera, hace tiempo que los pueblos se habrían rebelado.
(3 de mayo de 1944).
Pocos
hay que vivan tan aislados y enclaustrados como nosotros, lejos de aquello que
puede ser gozado por pobres y ricos por igual. (15 de junio de 1944)
Podrán
callarnos, pero no pueden impedir que tengamos nuestras propias opiniones.
(Ana, criticando la actitud de sus padres) (2 de marzo de 1944).
Quiero
que algo de mí perdure después de la muerte. (4 de abril de 1944).
Trescientos
cincuenta aviones ingleses descargaron medio millón de kilos de explosivos
sobre Ijmuiden, haciendo temblar las casas como hojas al viento. (29 de marzo
de 1944).
Tuve
la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad. (7 de marzo de 1944).
Asombra
que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas
e irrealizables. Sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo
creyendo en la bondad innata del hombre. (15 de julio de 1944).
Cuando
miro al cielo, pienso en que todo esto cambiará y que todo volverá a ser bueno,
que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo conocerá de nuevo
el orden, el reposo y la paz
“No
veo la miseria que hay, sino la belleza que aún queda.".