Lena
Mujina . Es la Ana Frank rusa. Con 16
años, escribió en una libreta de tapa dura marrón, en unas páginas que combinan
la intimidad adolescente con el documento histórico, una descripción directa y turbadora de las vivencias de la
población rusa. El diario, escrito a mano e ilustrado con algunos dibujos,
arranca el 22 de mayo de 1941, con las anotaciones usuales de una adolescente
cualquiera sobre estudios, amistades y primeros amores en su vida cotidiana,
hasta que las tropas alemanas cruzan la
frontera. Entonces Lena da cuenta, en sus anotaciones, de las
primeras disposiciones, la construcción de refugios, la instalación de
antiaéreos. “La ciudad ha empezado a transformarse”. En su diario, Lena pasa de
la excitación al hablar de las alarmas, los primeros combates aéreos sobre la
ciudad, el tráfico de camiones militares y tanques por la Nevsky, a la
preocupación ante la reducción de las cuotas de las cartillas de racionamiento.
El cerco se estrecha. Mientras, sigue escribiendo de sus pequeños asuntos y
grandes asuntos como la muerte de su madre. Anota dónde caen bombas, y el
número de víctimas. El 8 de octubre, ayudando en un hospital, ve por primera
vez un muerto. “No me dan nada de miedo los muertos pero se me caen las
lágrimas de pena”. Lena Mujina nos ofrece el relato de un alma en la frontera
del tiempo, que intenta sobrevivir a la tragedia de una ciudad y una época
deshumanizadas, combinando una fe tan desesperada como romántica en el discurso
oficial y la salvación de la Unión Soviética, con la observación de quien
lucha, en medio del crudo invierno, por no perder la esperanza a pesar de la
degradación de toda norma ética. los
bombardeos no fueron lo peor de aquellos 900 días que costaron a la actual San
Petersburgo cerca de un millón de muertos, un número de vidas mayor que el que
perdieron los británicos y los estadounidenses en toda la guerra. Lo peor fue
el hambre, que en los momentos más duros del cerco por los nazis se cobraba
hasta 10.000 muertes diarias. La gente se comía los cinturones y los guantes, y
cosas peores: no pocos se volvieron caníbales. El 18 de diciembre Lena anota que han matado y se han comido al
gato. “Nunca pensé que la carne de gato sería tan sabrosa, tan tierna”. Da
gracias a la mascota, “que nos dio de comer durante diez”.El descubrimiento del
diario de Lena ha sido de gran ayuda para los historiadores por su total sinceridad y claridad, porque no esconde
sus sentimientos y emociones, su sufrimiento, su hambre, incluso sus reacciones
egoístas de supervivencia. La gente a menudo se avergüenza de eso. Y ofrece
muchos detalles. Es el único diario de una adolescente que muestra el asedio
día a día.