Uno
de los casos más espeluznantes de la “no
separación entre la Vagina de las Mujeres y el Estado” fue el caso de la
Rumania del dictador Ceaucescu. Durante su dictadura, se estableció en 1967, la
Ley de Continuidad Nacional, por la cual
se debían parir el mayor número de hijos por deber patriótico. Para
conseguir el mayor crecimiento demográfico de la población rumana, las familias
estaban obligadas a tener un mínimo de cuatro hijos. Estaban completamente
prohibidos los anticonceptivos y el aborto. Las Mujeres en las fábricas o en
sus puestos de trabajo eran obligadas a registrar sus días de regla y se les
hacía un seguimiento meticuloso y exhaustivo, para seguir, en el caso de que
quedaran embarazadas, paso a paso sus embarazos. Los embriones humanos fueron
declarados propiedad estatal. Las consecuencias no se hicieron esperar: miles y
miles de niños fueron abandonados y se calcula que más de 10.000 mujeres
perdieron la vida en abortos clandestinos.
(*)La película rumana de 2007 “4
meses, 3 semanas y 2 días “dirigida por Cristian Mungiu, está ambientada en los
últimos años del comunismo en Rumania y narra los problemas de dos chicas que
se enfrentan al embarazo no deseado de una de ellas, cuando el aborto está
prohibido por la ley