Dolores Bonella (Barcelona , 1851 - 15 de septiembre de 1940 ), conocida popularmente como la Moños , fue un personaje icónico de la primera mitad del siglo xx del perímetro comprendido entre el Paralelo , la Rambla y el núcleo del Raval de Barcelona (entonces llamado Barrio Chino).
No se sabe mucho sobre su vida: parece que se dedicaba a la costura y al servicio doméstico de una familia acomodada, inmersa en la precariedad y la miseria de la época.
Hay
quienes aseguran que fue profesora.
Otros, que un coche de caballos había atropellado mortalmente a su hija y una
versión muy creíble es la de que había entrado a trabajar como sirvienta de una
familia aristocrática en un palacete del Paseo de Gracia/Gran Vía y que había tenido una niña con el hijo de éstos.
Al
parecer el padre del bebé se fue a París donde falleció allí, víctima de un
accidente. Los abuelos paternos le quitaron la niña .
Agarrándose
a la verja de la mansión, la madre iba cada día a casa de ellos y les gritaba
suplicante: “¡Devolvedme a mi hija!”
A partir de ese momento, Dolors Bonella empezó a protagonizar unas acciones impropias de la cultura de la época y que le otorgaron una fama y el reconocimiento de la población. Vestía con blusas de colores llamativos y prendas estrafalarias, llevaba faldas largas y también se la veía a veces con una mantilla o un abanico en la mano; llevaba unos moños excéntricos a menudo coronados con flores y otros elementos estrambóticos que recogía de tierra; paseaba por la Rambla con ramos de flores que le regalaban los floristas de la avenida y dedicaba canciones , bailes y palabras de agradecimiento a todo el mundo con quien se cruzaba.
Con esta actitud teatral y demente pero a la vez alegre, pronto se convirtió en un personaje icónico de la Barcelona de la Segunda República . Mientras que para algunas personas era objeto de burla, para otras lo era de admiración.
Varios intelectuales de la época hablaron sobre ella, como Josep Andreu y Abelló y Teresa Pàmies , y coincidían en definirla como «una precursora de los hippies» , mientras que para Andreu Avel·lí Artís era resultado «de la crueldad colectiva que convierte a disminuidos físicos y mentales en objeto de risa». Maria Aurèlia Capmany creía que era una mujer que «daba mucha pena y que nunca fue popular ni tuvo trascendencia alguna».
Murió en 1940 en el Hospital del Mar de Barcelona después de ser acogida a finales en la Casa de la Caridad .
Su funeral se convirtió en multitudinario y solemne por alguien que pagó sus gastos, lo que alimentó aún más los rumores sobre el destino de su desafortunada hija y la relación con la familia acomodada por la que había trabajado. El Noticiero Universal publicó un obituario junto a noticias de trascendencia internacional, como los bombardeos de la Alemania nazi contra Londres o la entrevista de Adolf Hitler con Ramón Serrano Suñer — Ministro de Exteriores de la España franquista .